Una perspectiva no condescendiente sobre la realidad latinoamericana

Entrevista a la autora y directora Paula Markovitch sobre “Ángeles”, su nueva película

Un puente tendido, una extraordinaria conjugación entre el cine y la literatura es lo que lleva a cabo Paula Markovitch en Ángeles, su nueva película, donde aquello a lo que refiere Cesare Pavese sobre la mitología personal, vale decir, la infancia, funciona a modo de espejo en el universo adulto que no hizo de la resignación un suicidio cotidiano. En el juego de la vida, empatar es que ganen dos.

Desde Argentores, entrevistamos a la cineasta y escritora Paula Markovitch que nació en Buenos Aires y a la edad de 22 años migró a la ciudad de México D.F donde reside actualmente. En cine, entre sus obras más reconocidas se encuentra “El Premio”, recibió el Oso de Plata en el Festival Internacional de Cine de Berlín, Ariel a Mejor Película, Mejor Guion, Mejor Edición. Academia Mexicana de Artes y Ciencias 2011. El Premio fue reconocida también en los Festivales Internacionales de: Morelia, Guadalajara, Lima, Jerusalén, Armenia y otros. Este film se presentó en el Moma, Museo de Arte Contemporáneo de Nueva York en septiembre de 2013. Paula estrenó su segundo film como escritora y directora: “Cuadros en la Oscuridad” en el Festival Internacional de cine de Morelia en Octubre de 2017. El film “El actor principal”, se estrenó en el Festival Internacional Nowe Horyzonty en Polonia, en agosto de 2020. Actualmente se encuentra en postproducción de su cuarto largometraje como directora “Ángeles”, rodado con el apoyo de Eficine, INCAA e Ibermedia.

Además, Paula Markovitch ha participado como escritora en los films “Sin Remitente” (1994), “Temporada de Patos” (2003), “Lake Tahoe” (2008), “Dos abrazos” (2008), “La Caja” (2020) y “Lluvia” (2023), entre otros. Publicó el libro de relatos “El Monstruo” (2016), Editorial Buena Tinta, y el libro “Cacerías Imaginarias”, editado por la Escuela Internacional de Cine ES-CINE, 2022. También se ha desempeñado en la investigación y la docencia en numerosas universidades latinoamericanas. Su línea de estudio se centra en los vínculos estrechos entre la literatura y el cine. Coordina el Laboratorio de dramaturgia para cine “Altamira”. Ha presentado una clase magistral titulada “Hacer Poesía con la Verdad”, en Sorbonne, Francia, y universidades de Italia, Brasil, Argentina y México.

ÁNGELES

Ángeles es una niña de trece años, dulce y furiosa. Vende golosinas en la calle durante un verano agobiante. Trabaja junto a su hermanita, Isabela, de cinco años. David, de cincuenta y tantos, es el sereno de un estacionamiento. Ángeles suele visitar a David, le vende caramelos, y los tres utilizan los autos aparcados para tomar el fresco y escuchar música. Una tarde David le confiesa a Ángeles su decisión de matarse, arrojándose desde un edificio. Ángeles se sorprende; pero no intenta disuadirlo. Al revés, le ofrece ayuda. Planean robar las botellas de whisky que él necesita para dar ese salto. Evidentemente Ángeles conoce las facetas más dolorosas de la vida y por eso no le sorprenderla decisión de David. Pasan días de misteriosa alegría . Se divierten y se cuentan secretos terribles. Ángeles y David se vuelven estrechos amigos. Días después de libertad y plenitud, Ángeles acude al edificio en construcción. Está angustiada. Quiere comprobar si David ha cumplido su propósito. Como no hay señales de que él haya caído, Ángeles trepa a lo alto del edificio. David, borracho, se ha quedado dormido al borde del abismo. Ángeles piensa un instante y luego decide cumplir su promesa.

“Con esta obra he querido plasmar un sentimiento de vitalidad”, dice Paula Markovitch. “Creo que la certeza de la muerte nos da plenitud. Ángeles, Isabela y David pasan tres días juntos. Se despiden. Y el dolor los vuelve invencibles. Son seres marginales, él cuida un estacionamiento, las niñas venden caramelos. Pero son personajes que no se dejan compadecer. Considero que la alegría es revolucionaria. Es curioso observar que en muchos films contemporáneos, los personajes ‘pobres’ no se divierten. Crecí en barrios marginales, mis padres vivieron exiliados durante la última dictadura argentina. He podido experimentar que, cuanto más adversas son las condiciones de la existencia, más se aferra el alma a la momentánea felicidad. Después de todo, la muerte y el amor son democráticos. Hay pasión en todas partes y todos nos morimos. También quise plasmar en este film el derecho de los personajes a ser únicos, singulares. El entorno los afecta, los atraviesa, pero no los define. Me propuse dejar que Isabela, Ángeles y David expresen sus secretos salvajes. Para crear esta obra trabajé en torno a intensas improvisaciones con los actores. La profundidad de Ángeles Pradal, el desenfado de la bella Isabela Ramírez, la humanidad de Abian Vainstein. También en la puesta en escena experimentamos las bendiciones del azar. Una cámara sensible, alerta. La fotografía vibrante de Claudio Rocha, la música desgarradora de Sergio Gurrola, la concepción de un universo lleno de reflejos y sensualidad de Bárbara Enríquez, y Lorena Stricker. Los productores Magalí Mérida, Martín Paolorossi , Yossi Zhaga, Jack Zhaga, y yo hicimos una entrañable mancuerna artística. Les agradezco el constante aliento y libertad. En este film quise buscar una alternativa a una perspectiva no condescendiente sobre la realidad latinoamericana. Ángeles, Isabela y David no son buenos. Al menos no todos los días. Y es verdad que el entorno es hostil. Habitan la miseria y la orfandad. Sin embargo son poderosos: Se tienen a sí mismos”.

EL CINE INSPIRADO EN LAS PINCELADAS DE LA PINTURA

Paula Markovitch es una cineasta en busca de nuevas formas de expresión cinematográfica. Sus últimas películas parten de una exploración de los límites entre lo real y lo ficticio y mediante una cámara que improvisa, busca captar momentos vivos.

“Quiero crear una experiencia cinematográfica que sea verdaderamente presente, palpitante y misteriosa, afirma la cineasta. “En mis películas, los límites entre lo real y lo ficticio se vuelven borrosos. Busco transmitir la autenticidad de los momentos vivos. Quiero que los espectadores se sumerjan en una experiencia que los invite a cuestionar lo que consideran ‘real’. Claro que me preocupa que al desafiar las convenciones cinematográficas, esto pueda ‘sacarnos’ de la pelı́cula, distraernos de la historia y que el espectador común pudiera no asimilarlo. Pero los espectadores de hoy están inmersos en una cultura visual saturada de selfies y videos de Tik Tok. A menudo, las convenciones artísticas consideradas serias o exquisitas desconocen los avances del lenguaje común. Recordemos que en su momento, la novela, por ejemplo, fue considerada un género ‘menor’. Creo firmemente que los espectadores comunes están preparados para asumir este desparpajo formal, ya que conviven diariamente con los borrosos límites entre realidad y ficción en el discurso audiovisual cotidiano. Mi propuesta fue inspirada por una joven espectadora de ocho años. Una niña vio mi primer film. En la escena final de la película, el personaje (que también es una niña) llora en una playa tormentosa. La espectadora me confesó que, al principio, se compadeció del personaje, pero luego se dio cuenta de que la niña de la película ‘no estaba sola’. Evidentemente, habı́a alguien más junto a ella que la estaba filmando. Esta conversación me hizo comprender que las nuevas generaciones tienen una experiencia audiovisual diferente. Casi todos los niños de hoy comienzan a ‘hacer películas’ antes de cumplir seis años. ¡Todos somos cineastas! Quise que los actores se conviertan en un enlace entre el mundo de la película y el mundo del espectador. Al mirar directamente a la cámara, busco crear un asombro, un extrañamiento, una duda. Me inspiro en la evolución de la pintura a lo largo de la historia. Admiro las obras renacentistas y su belleza luminosa y ‘narrativa’, pero también puedo disfrutar el desenfado de los informalistas . Al igual que los pintores que tiraron pintura sobre los lienzos, mi pelı́cula intenta encontrar belleza en la simplicidad del azar. Busco que cada toma sea una pincelada. Quisiera hacer un llamado a la libertad artı́stica y a la experimentación en el cine. Creo que es importante buscar nuevas formas de expresión, no sólo en nuestras historias sino también en la manera de filmar . Espero que mi pelı́cula sea un viaje hacia lo real. Una invitación a recorrer un universo simple e inmediato pero, a la vez, misterioso”.

Hablemos del origen del guion para esta película, me refiero a su primera motivación, que ya se sabe, no tiene nada que ver con la aparición de una anécdota.

Escribí este texto especialmente para la actriz Ángeles Pradal. Trabajé con ella en mi segunda película Cuadros en la Oscuridad, cuando tenía sólo ocho años. Me quedé hechizada por su fortaleza y luminosidad. Había algo así como una rabia dentro de ella que se me hizo poderosa. La peli estaba planeada para 2020 cuando Ángeles tenía once años, pero se vino la pandemia y pospusimos dos años, de manera que el personaje cambió bastante… ahora es una adolescente. Para mí la obra ganó mucho con este ser libre y misterioso, a medio camino entre la infancia y la adultez. Ángeles es una actriz fascinante. Respecto a la anécdota, lo primero que se me ocurrió es un vínculo con un hombre suicida, donde la decisión de matarse es tomada por ella con empatía y naturalidad. La muerte no parece tan terrible y como siempre hay detalles prácticos que resolver…

Muchas películas podrían dialogar con Ángeles, aquellas que refieren al fin de la infancia. Sin embargo, vos trabajás algo más, sobre todo lo social, político y cultural.

Una amiga directora que quiero y admiro, Liliana Paolinelli, me dijo que, para ella, Ángeles e Isa no dejan la infancia atrás, sino al revés, la conquistan. Es decir que son seres rodeados de la inclemencia del mundo que defienden su derecho a ser inocentes. Me encantó esta interpretación de Liliana, aunque no fue para mí un propósito consciente. Quise ver a estas niñas desamparadas, pero poderosas… huérfanas y salvajes… ¿pobres? sólo tienen unos pocos caramelos, pero millonarias porque son dueñas del sol de la tarde Ángeles e Isabela (las actrices reales), viven en condiciones precarias, pero son afortunadas, se tienen a sí mismas y un talento desbordante. Una investigadora muy aguda, de Boston, Inela Selimovic, señaló que en mis films advierte una ‘marginalidad empoderada’. También sucede que lo que a veces llamamos marginalidad es el noventa por ciento de la población del mundo. Por otra parte, yo misma provengo de esa marginalidad. Mis padres eran artistas, pero vivieron en condiciones en extremo precarias. Filmo en las calles de mi barrio que yo veo hermosas… No me siento marginal. Los sectores más populares de cualquier lugar del mundo, siempre han sido muy alegres y multifacéticos … Esa alegría incómoda y fastidia a las clases medias o dominantes. En la época de la esclavitud se les prohibía a los esclavos ‘bailar’. Hoy más que nunca tenemos que ser conscientes de cuánto valemos. Resistir a un discurso que nos omite y minimiza. Las clases dominantes son débiles en realidad, por eso tienen que ejercer la violencia y construir murallas… dentro de las cuales se marchitan, mezquinos, crueles e imbéciles. La fuerza está en las calles.

Sos una cineasta Argentina, viviendo hace mucho tiempo en México. Si bien ambos países comparten el mismo idioma como herencia, es cierto que los modismos o ciertas palabras concretas, refieren y muestran perspectivas distintas de eso que llamamos real, que no es otra cosa que lo cultural. ¿Te planteaste estas cuestiones al momento de estar escribiendo Ángeles?

México y Argentina son muy diferentes culturalmente, me parece. Yo me considero mexicana y argentina. Soy binacional. Creo que Argentina arrastra ciertos hábitos heredados del fascismo europeo, y en el caso de México pesa más la historia de la Colonia. Son dos países bellos y multifacéticos con historias terribles. No me hice planteos conscientes en el momento de escribir, pero por supuesto estoy influida por ambas culturas. Creo que en México a veces hay una ‘condescendencia’, una mirada oblicua hacia los personajes más desamparados… una suerte de ‘lástima’ con la que no coincido. Y en el caso de Argentina hay una idea de ‘normalidad’, el personaje de clase media baja, urbano… con un ‘sentido común’, que es experimentado como normal, con el que tampoco coincido tanto. No es algo racional. Simplemente mi experiencia ha sido distinta y quizás por eso…. lo normal no me parece tan normal. Me gusta creer que los personajes son únicos, inexplicables, misteriosos y salvajes… Más allá de su condición social o su problemática. El personaje de David (Abian Vainstein) es muy importante para mí … trabajé acerca de un ser atormentado por sus propias ideas del mundo y de sí mismo. De algún modo se da demasiada importancia. Odia tanto a la muerte que quiere batirse a duelo con ella. Cree que perder es ganar. Pienso un poco en Roberto Arlt y sus personajes que se inmolan…. como no pueden levantar la cabeza deciden hundirse en el barro como un gesto de dignidad…. También pienso en la condición masculina. ¡Hay una rigidez en la visión patriarcal, mental, moral … que genera cierta parálisis…! Ellas lo ayudan a actuar!

¿Cómo es tu vínculo entre el guion y lo que se filma?

Yo considero que el texto para cine, que suele recibir el apodo de guion, es una obra literaria independiente de sus posibles puestas en escena. Como sucedería con una obra de teatro, igual. El texto es obra. Y la puesta en escena, para mi es otra obra distinta, y en ese sentido trabajo con muchas impros, incluso en cámara, aprovechando las bendiciones del azar…. Aparecen pequeños milagros en el rodaje que enriquecen y varían el sentido del texto. Los actores especialmente los niños, no se aprenden un texto de memoria… planteamos una situación dramática contundente y dejamos que ellos digan lo que quieran. El film es muy distinto al texto original, al mismo tiempo, asumir claramente el punto de partida dramático y poético de un texto, me permite mayor libertad y exploración en el momento de filmar.

Desde el comienzo de Ángeles hay una tensión, que no sé si es deliberada, entre la chica y el adulto. Al principio uno vuelca como espectador sus propios miedos y prejuicios, algo así como en el cuento Un día perfecto para el pez banana, de Salinger.

Qué bueno que menciones ese relato. Es de mis textos favoritos en la historia literaria del mundo. Y si Ángeles te hizo pensar de algún modo en ese texto de Salinger, me siento muy honrada. Yo creo que David y Ángeles están un poco enamorados. Ella tiene 14 y él casi 60 pero se quieren… es más… incluso se desean un poco aun sin tomar conciencia de ello. Pero no es ese el límite que deciden rebasar…. Lo que piensa el público… lo que teme el público que pase … No es exactamente prejuicioso… es una “posibilidad” real sea correcto o no. Pero una vez más, no es esa la frontera que los personajes van a atravesar.

Hay varias decisiones formales donde lo poético pareciera estar muy logrado en función de ciertas rupturas del género… hablar de etiquetas como realismo es inexacto en tu película, queda otra vez muy claro que aquello que llamamos real no es otra cosa que lo cultural.

Trabajo con muchas impros también de cámara. No hay un shooting fijo, y en ese sentido el director de foto Claudio Rocha, improvisó junto conmigo encontrando a cada instante el mejor ángulo de donde tomar la acción. Ninguna toma es parecida a la otra. Suelo rodar una escena completa sin cortar. Los actores no tienen trazo escénico, van a donde quieren…. el set es el mundo…. Como decís el realismo es muy relativo. Creo que en Argentina el concepto de realismo se relaciona con cierta idea de ‘normalidad’, que no experimento igual… y en México la palabra realismo se relaciona con cierta ‘sordidez’ que tampoco experimento de ese modo. Para mí la realidad es una fiesta… con instantes de horror. Algo así. La película se llama Ángeles, porque asi se llama la actriz y el personaje central. Claro que tiene connotaciones, aunque no soy del todo consciente de todas. Para mí los Ángeles no son siempre buenos, a veces están furiosos y destruyen sus propias alas … Estoy muy agradecida a Dios y al destino por permitirme trabajar con estos Ángeles tan intensos y salvajes.

En términos artísticos uno pareciera elegir cierta tradición como a hermanos y hermanas espirituales… ¿Con quiénes dialogás en esa película?

Seguramente el film dialoga con obras de las cuales no tengo plena consciencia. Pero algo que me inspiró muchísimo es el film La dulce vida de Mike Leigth…. donde un personaje es simplemente feliz, sin motivos y sin consecuencias. La alegría de vivir… que se acentúa con la proximidad de la muerte. Me gusta mucho el cine inglés, su humor radical, su cinismo, y creo que me identifico bastante con lo que ciertos films ingleses presentan como “realidad”. Un film que me inspiró también es Kafarnaun. Un pequeño actor monumental, sublime, que atraviesa mil peripecias, pero se vuelve triunfante a través de una última sonrisa.

“Yo considero que el texto para cine, que suele recibir el apodo de guion, es una obra literaria independiente de sus posibles puestas en escena. Como sucedería con una obra de teatro”, asegura Paula Markovitch