Un mundo maravilloso y el humor

Entrevista a Adrián Lakerman: “El humor, que es un hecho artístico y como todo arte imita a la vida, no es otra cosa que un reflejo de lo que sucede en la sociedad”

En esta oportunidad, conversamos desde ARGENTORES con Adrián Lakerman, guionista y productor, a propósito del exitoso podcast de Spotify Un mundo maravilloso (conformado por Charo López, Martín Garabal y Alexis Moyano), y su visión sobre la labor artística del humorista, sus aprendizajes y reglas de oro al momento de sentarse a escribir, recuerdos y experiencias que le han servido para conducir que hoy Comedia, un podcast de charlas con creadores del género y Casi 40, por El Destape Radio, entre otros.

“Cuando yo comencé a realizar las entrevistan en comedia, no sabía que quería hacer un podcast, pero cuando escucho por primera vez uno que me gusta mucho, el de Malena Solda, Fuera de libreto, aprendí que se podía tratar un tema específico y ser cálido” afirma Adrián Lakerman. “Me pareció espectacular ese formato, que además te permite escuchar en cualquier momento, si bien hoy en día ocurre lo mismo en radio. Otra cuestión que tiene llamativa es que hoy todo te exige video y el podcast mantiene un universo resguardado, algo así como un refugio de la obligación de los tiempos de la imagen. Por ejemplo, yo voy a la casa de los comediantes a realizar las entrevistas y si tuviera que incorporar imagen serían otros tiempos. También me resulta muy positivo el hecho de que se pueda editar, lo que, entre otras cosas, permite cuidar a los entrevistados y a uno mismo, me refiero a la dinámica de los contenidos, la edición del periodista.

¿De dónde surge tu relación con la escritura y el humor como género?

Tuve una profesora en el secundario, Flora, que a los trece años nos hacía ir al cine. Cuando llegaba el lunes nos preguntaba qué habíamos visto. Fue un gran incentivo para mí, tanto que, cuando terminé el colegio secundario, estudié cine. Pero me resultó mucho más interesante para mí escribir guiones. Apenas terminé escribí un sitcom con varios capítulos y para entonces todo lo que escribía estaba relacionado con el humor.

¿Cómo fue tu experiencia haciendo Un mundo maravilloso?

Hermosa. Éramos un equipo conformado por Martín Garabal, Charo López, Alexis Moyano y yo. Teníamos una productora y un editor. Eran diez minutos por día y doscientos cuarenta episodios. Si lo queríamos escribir, hubiéramos necesitado un grupo de guionistas. Muy complicado y no teníamos ese dinero. Así que entre todos armábamos los sketch. Charo y yo éramos los que más llevábamos escrito cosas. Si bien había mucha improvisación, el guion surge en la edición. Establecés que va primero y con qué seguir. Escribir esos diez minutos era un trabajo grupal donde nos poníamos de acuerdo, tanto en contenido como en estructura..En lo particular, Un mundo maravilloso significó interpretar por primera vez con semejantes monstruos al lado. Tienen mucha experiencia improvisando, entre todas las cosas, y a mí me sirvió para saber dónde ubicarme, en qué lugar. Desde un principio sabía que no iba a poder jugar a ese nivel y entonces tenía que devolver los pases, las paredes, para ponerlo en términos futbolísticos. Esto implica saber las propias limitaciones. De haberme propuesto estar a la altura, muy probamente habría desentonado. La pasé muy bien haciendo un Mundo maravilloso, y aprendí muchísimo. Hay algo de partenaire que es muy importante en el humor, no pueden ser todos Olmedo. Para que haya uno que se destaque, tiene que haber otro sobre la tierra. En este sentido ser un buen partenaire significa saber cuando correrse y callarse o cuando exponerse para recibir la burla, también.

La estructura de esos guiones, ¿cómo los elaborás?

Hay una cuestión que a mí me sirve tener bien claro y es saber bien de qué estoy hablando, cuál es el objeto y a dónde quiero llegar. Por ejemplo, hace poco escribí un guion sobre el dólar. Partí de la idea bimonetaria de nuestro país y el delirio que implica ahorrar en esa moneda extranjera. Entonces en el momento de la escritura me pregunté: ¿qué pasaría si alguien ahorrara en pesos? Ya desde el inicio hay una burla hacia esa persona, lo sabía. Pero ése era mi fin. Ahora debía ir hacia atrás. Y me puse a escribir una situación tan loca que me obligaba a potenciarla. Es una estructura clásica. Construí una cita de pareja que van a tener relaciones y la mujer comienza a sacar todo tipo de cosas raras, no sé… De sadomasoquismo, por ejemplo. Y al tipo no lo sorprende, sigue para adelante. Luego aparece la propuesta de usar unas máscaras. Le propone hacerlo con una de Luís Brandoni… Y ya al tipo le parece raro… pero sigue. Y ahora le pide que se filmen. Está bien dice el tipo, que parece estar en plan de aceptarlo todo. En fin, todo va creciendo en el delirio. Más y más. Acepta todo. En un momento, acostado en la cama, siente que le molesta en la espalda, y ve que debajo del colchón tiene pesos y dice: “No… ¿vos ahorrás en pesos? Enojado dice. “Hasta acá llego, este es mi límite”. Este artificio clásico de potenciar el delirio a mí me sirve mucho. Y luego cambiar el orden de las cosas, una yuxtaposición enfrentada donde aparece el conflicto, lo incómodo.

En el humor, ¿qué es lo importante para vos?

hay quienes afirman que la risa no es el fin sino el medio para generar otra cosa. Es una posibilidad, sí. Ahora, si no hay risa no podés hacer una comedia. Creo que lo que sí está claro es que a través de la risa uno puede contar cosas muy importantes y complejas. Al mismo tiempo es curioso que se le pidan tantos límites al humor y esto pone de manifiesto lo poderoso que puede llegar a ser, tanto en términos sociales como políticos. Recordemos la revista Sexhumor, por ejemplo, o Satiricón que eran muy potentes en momentos dictatoriales. Recuerdo a una comediante chilena, Paloma Salas, que por medio del humor se refería elogiosamente a una paternidad para luego decir que ese hombre dedicaba tanto que parecía una madre. Ahí el humor actuaba para hacer pensar sobre cosas muy profundas.

La gente no se ríe de lo mismo, ¿no? Ahí también hay una cuestión importante

Por supuesto que no. En nuestro país, que es muy grande, pareciera haber algo en común que es la ironía. Ahora vos vas al extranjero, no hace falta ir muy lejos, Ecuador, por ejemplo, y un chiste que acá funciona, allá no. Casi me atrevería a decir que hay algo idiosincriático nuestro en el uso de la ironía. Naturalmente que también hay diferencias en lo local, me refiero al humor de los cordobeses, los salteños y los porteños. En esto también está el concepto del tiempo para contar algo. El humor, que es un hecho artístico y como todo arte imita a la vida, no es otra cosa que un reflejo de lo que sucede en la sociedad. Cuando el humor cambia o hay chistes que ya no funcionan, no es porque, justamente, el humor va por un lado y la vida por otro.

¿Será por eso que se le pide límites al humor?

Sí, y vos fíjate que a otros géneros no se les pide lo mismo, ni siquiera verosimilitud. Pero más allá de lo que se le pida al humor, también pienso cuáles serían las consecuencias de hacer un determinado humor que pertenece a otra época. También hay cierta clase de humor que ya no genera risa. Son las mismas sociedades las que retransforman el arte. Aunque es cierto que hay chistes que se siguen haciendo igual, cambió la perspectiva, es decir, por ejemplo, reírse de aquel que hace un determinado chiste. De todos modos, a veces hay un error en pensar que siempre que se hace un chiste sobre algo doloroso uno se está burlando de la persona. Yo hago diferenciaciones en ese plano.

¿Cuáles serían esas diferencias?

Por un lado, el tema del chiste y el objeto de burla. Yo puedo hacer un chiste sobre el holocausto pero no me estoy riendo de las victimas, puedo reírme de muchas otras cosas. La corrección política, por ejemplo. Reírse de lo que no se puede hacer. Y entonces ponés algo donde no va. El contexto es muy importante para entender esto: quién, cuándo y cómo. No hay que olvidar que el chiste, su lógica, siempre va contra algo. Si hago un juego de palabras estoy yendo contra el lenguaje o si hago una parodia… puedo tener como objeto una obra de arte. Cuando te enojás con el humor es ir contra su naturaleza. El humor rompe y jode.

En tu caso, ¿el humor es parte de la vida cotidiana?

Yo vivo con mucho humor. Con mis hijas, por ejemplo, tenemos una máquina de pedos que la usamos para reírnos con los familiares. Pero, conversé y entrevisté a muchos humoristas que no necesariamente viven el humor así. Y son muy serios, solemnes. Pero cuando suben al escenario… Dicen que Alberto Olmedo era muy calmo y cuando se prendía la luz era eso que todos conocimos. El mejor de todos, Olmedo. Yo lo milito porque está desprestigiado ese tipo de humor. No es fácil hacer lo que él hacía, nada fácil. Era muy talentoso. Por supuesto que hay muchas cosas que pasaron de moda o son anacrónicas. Hay que ver desde dónde se piensan estas cuestiones, también.Una vez Pedro Saborido me dijo que si se le ocurre un chiste sobre alguien con síndrome de Down y viene un familiar a expresarle que se sintió mal con eso… Ahí yo pienso, dice, ¿tengo ganas de burlarme de alguien con síndrome de Down? La verdad que no. No hay chiste tan bueno, me dijo, como hacerlo sobre ese tema. Ahora, sií, quiero hablar sobre unos tipos que son corruptos y vendieron el país… La verdad es que no tengo ningún problema en burlarme de esas personas, me dijo.

Esto del humor como una manifestación artística, ¿excede la noción del oficio? Dicho de otra manera: ¿se viene al mundo con el humor encima, como otros con la música o la pintura?

Se puede aprender un oficio y ganar mucho dinero sin haber venido necesariamente al mundo con eso. Con trabajo se puede. Yo conozco gente que no es graciosa y sin embargo laburan de eso y les va muy bien. Al decir esto, por favor que no se vaya a interpretar que me pongo en lugar de un juez del humor, no, sólo que me parece que hay ciertas personas que son graciosas sin proponérselo, otras apenas las ves ya te reís. Emanan algo divertido. Ahora, creo que si alguien quiera dedicarse al humor debe estudiar y, sobre todo, encontrar su forma de hacerlo. Una vez me dijo algo Señorita Bimbo que me encantó en relación a esto de encontrar tu forma, tal vez sea haciendo esculturas de papas o cantando o recitando mal poemas… Tenés que lograr encontrar tu propio formato para hacer humor. Ahí está lo orgánico.

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