En medio de un fenomenal cambio tecnológico que le presenta a cada instante batalla de cara a las últimas generaciones, con nuevos jugadores digitales en el mercado, con fortalezas y debilidades múltiples, con casi infinitas segmentaciones artísticas, pero siempre con la intacta capacidad de generar sueños, relatos, ficciones y descripciones del mundo, la radio continúa allí, fuerte, siempre cerca de todos.
Para hablar mejor sobre ella, para tener una foto exacta de su situación, qué mejor que recurrir a un experto, a alguien que aporte una mirada global sobre su realidad. Por eso Florencio se encontró con Oscar Enrique Bosetti.
Su currículum habla por sí mismo. Nuestro entrevistado ha sido docente en las carreras de grado de Comunicación Social de las universidades nacionales de Buenos Aires, Entre Ríos y Quilmes, se desempeñó como subsecretario de Medios de Comunicación de la Universidad de Buenos Aires (2002-06), fundó UBA: FM 90.5, la Radio de la Universidad de Buenos Aires y la Agencia Radiofónica de Comunicación de la Universidad Nacional de Entre Ríos. Como investigador de la historia de la radio argentina publicó: Radiofonías. Palabras y sonidos de largo alcance (1994), Las tres frecuencias didácticas del dial radiofónico (1997),Las charlas radiofónicas de Discepolín: un caso de periodismo radiofónico cultural (1999), La radio en Argentina (2007), Noventa años de palabras y sonidos de largo alcance (2009) y Radio Nacional: las maneras de hablar de un medio público (2010).Fue, además, compilador y coautor de los libros Radios universitarias argentinas (2015), Encrucijadas del nuevo milenio. Radio, comunicación y nuevas tecnologías (2016), Pensar las radios. Reflexiones desde las cátedras, talleres y otros alrededores (2018), La radio (1920-2020), La obstinada vigencia de un medio invisible (2021) y Radios de(s)generadas: medios y modos diversos de producir y escuchar (2022) y miembro del Comité Ejecutivo Permanente de las Jornadas Universitarias La Radio del Nuevo Siglo.
-Antonio Carrizo contaba siempre que el gran cambio del medio se produjo a fines de los cincuenta del siglo pasado, al pasar la ficción de la radio a la televisión, tanto en Argentina como en el mundo. Esto fue sucedido desde los sesenta por una radio no ficcional, periodística, de servicios. Más tarde, la FM apareció con un mejor sonido y un perfil musical. Por fin, la tecnología llevó hoy al medio desde los receptores hacia los nuevos dispositivos. ¿Y en qué punto exacto estamos parados ahora?
-Hay muchas, demasiadas puertas para entrar y preguntarse qué quedó de aquella radio que conocimos. No hay en este momento “una” radio, hay muchas, en primer término. Y no por cantidad, no porque unas transmitan en AM, otras en FM y otras salgan por streaming, sino porque en todo este medio,y dentro de un colectivo tan distinto, cada vez conviven más propuestas. Es difícil hablar de esto, es un problema. No es lo que conocimos en estos casi 104 años. Ya no se escucha por los medios tradicionales,sino a través de otros dispositivos, no se genera necesariamente dentro de un estudio, puede hacerse a través de la digitalización desde cualquier lugar,etc. No es unidireccional, como lo fue (con un medio que transmitía, con una audiencia que escuchaba y que echaba mano a la carta, el teléfono,o a la asistencia a un auditorio). Es difícil definirla en este momento. Pensemos que algunos hasta plantean si hay que seguir llamándola “radio”… Hoy, por ejemplo, la BBC de Londres habla de “audio” y muchos otros de “medios sonoros”, con lo cual se revela un proceso de reciclaje que nos ubica ante un momento fascinante.
-No es ilógico pensar en el desafío extremo que le representa al mundo radial, a las emisoras del “sistema”, la llegada estos nuevos jugadores tecnológicos a la hora de seducir a nuevas camadas.
-Y, es la gran preocupación de los programadores, de todos los actores de este mundo sonoro…¿Cómo llegar hoyal otro? Es la gran pregunta. Es un momento de grandes ensayos. En medio de todo, también algunos expresan que la radio no es solamente sonido, sino también imagen. Aparecen las cámaras, el estudio, se rompe la magia. Aquellas“no imágenes”, aquel sonido que podrían construir voces históricas como las de Hilda Bernard u Oscar Casco en los años en que reinaba la “radio espectáculo”, la cámara dentro del estudio,la rompió. En la actualidad se está buscando una manera de enganchar, de imantar públicos. Otros apuestan a una gran segmentación; acá ha habido buenos intentos, hubo radios que buscaron -y buscan- con suerte diversa, apuntar a un sector muy específico, tal como el sistema decanales de cable (documentales, infantiles, deportivos).Algunos pensaron que esta tipología, que esa tipificación, se podía aplicar acá. Pero, hubo fracasos. Una radio se quiso sostener en las noticias (América), otras en el deporte (La Red). Las dos tuvieron que incluir otros contenidos, porque en determinados horarios la audiencia ya no estaba. Tuvieron que volver a la vieja radio generalista.
-¿En este contexto, mientras sigue el cambio tecnológico, cómo se puede insertar el talento creativo, lo autoral, la imaginación, la vuelta de tuerca, lo redaccional, la creación de nuevos mundos, hay lugar para esos conceptos?
-Absolutamente. Pensemos este dato concreto: hoy el mundo del audio, de lo sonoro, está en los podcast. La radio, como dice un teórico brasileño, es ahora una radio “expandida”. Hoy, al aparato tradicional, al receptor, es difícil encontrarlo, no lo vas a encontrar enseguida en un Frávega. Yo siempre pregunto a los estudiantes si saben lo que es una spika. Y me hablan de los abuelos. A una portátil, repito, hoy casi no la ves por ningún lado. Nos vinculamos al medio por un teléfono, en el auto, eventualmente a través de una computadora. Y no se consume radio sincrónicamente; son muchos los que escuchan -escuchamos- radio “a la carta”. Y si hoy me perdí la entrevista de Reynaldo Sietecase con Beatriz Sarlo, bueno, sé bien que la voy a buscar…y que la voy a encontrar. Los podcast son el “Netflix de la radio”, como ha definido tan bien Pedro Patzer. El mundo de la creatividad de la ficción sonora tiene que explotar ese universo que contiene un abanico enorme, que va desde las recreaciones históricas, a la no ficción, en fin, contiene algo infinito. Se trabaja hoy en historias cortas, casi siempre episódicas, que recuperan el espíritu de los viejos radioteatros o de las series o en historias unitarias no demasiado largas, pero en clave actual.
-Todos los días estás enviando a un gran grupo de gente vinculada a la actividad, un “clipping”, con información periodística y datos relevantes de la actividad. ¿Cómo se gestó la iniciativa?
-Es por la“locura”. Es por la asociación con aquella idea de los “locos” de la azotea. Pensemos en el medio: hay que estar medio loco para hablar en soledad frente a un micrófono, suponiendo que hubiera una vasta audiencia. Basándonos en esto, con calificados amigos,empezamos un día a trabajar para homenajear a la radio en su centenario. Y nos encontramos con que había mucha, demasiada, información dispersa. Pensamos que era necesario compendiarla en un lugar, en una plataforma, que todos los días dijera algo nuevo sobre la radio. Fui reuniendo artículos, busqué data de las nuevas programaciones o sobre la nueva radio digital. El clipping se distribuye por mail. Su dirección es [email protected]. Esta información se envía gratuitamente a estudiantes, investigadores, gente del medio.
-Hace quince o veinte años, si hubiéramos consultado a un joven sobre la “radio”, seguramente habría mencionado a Pergolini, a Lalo Mir, a FM Metro, etc. Imaginamos que en la actualidad, la respuesta ante la misma pregunta, sería, por lo menos, difusa. ¿Cuánto saben los chicos y chicas sobre la radio, hoy?
-Bueno, tienen, sí, conocimiento de los podcast. Entran por ahí. O conocen la radio por el streaming. Te pueden hablar de Migue Granado, de un conjunto de actores radiofónicos, personajes, que no están en las emisoras tradicionales. El que hace 20 años te mencionaba a Rock & Pop, hoy te habla de la Cruda. Por eso, es difícil hablar de radio. Fundamentalmente porque para ese target casi es “cosa de viejos”.
-Es verdad. Pero, al mismo tiempo coincide con ellos la fidelidad de oyentes mayores, que sí “prenden” la radio, que son millones, y que tienen radios favoritas o comunicadores que siguen con fidelidad.
-Es que esa gente sigue estando asociada a la radio como concepto tradicional. Es interesante hacer algunos ejercicios con respecto a eso. Pensemos: La noche- la radio-la compañía. Te armo ese triángulo. Es imbatible. Juan Carlos Del Missier, en Mitre, sabe que eso, que esa idea, no es una botella arrojada al medio del océano. Y entiende bien que hay un público. Hay otros horarios, el de la tarde,que tiene a un Fernando Bravo o el de la primera mañana, que cuenta con todos sus periodísticos, bien representados. Para toda esa gente, hay una oferta que se vincula con la información, con lo periodístico. O con la música. O con la necesidad de compañía. Sin ir más lejos, pasa con Alejandro Dolina, quien mantiene una especie de club de fans que difícilmente lo abandone.Esto, así, va a continuar. Claro, si uno habla se acá a 20 años o más, ya no sé….
-¿Cómo te definís como oyente, por dónde entraste?
-A los 8 años me enfermé. Estuve seis meses en cama.Con nefritis. Tenía que hacer reposo obligatorio. Me quedaban los buenos libros (la colección de Robin Hood)…y la radio. Aparecieron el Fontana Show, el Negro Hugo Guerrero Marthineitz y,como vivía equivocado, los domingos, las transmisiones de los partidos de Boca de Bernardino Veiga (risas). Luego, el nefrólogo me hizo de Ferro.
-Nombraste a Guerrero Marthineitz. Es imposible no recordar su utilización de un recurso hoy casi olvidado: el de los silencios. Hoy todo es vértigo. ¿Cómo podemos definir a aquella forma de hacer radio?
-Era un programa único, hecho por una persona manejando los tiempos y los tempos. Sin locutor. Y con un operador solo, Frank Boga, que lo conocía tan bien. Es más: durante algunos conflictos que tuvo con algunas emisoras, grababa el programa entero, en soledad absoluta, en el departamento de la calle 25 de mayo y Córdoba, que llegué a conocer.
-Volviendo a la actualidad, es notable advertir que el “aire” de las radios de amplitud modulada y de frecuencia modulada -hasta hace poco tan distinto entre sí- se ha venido acercando, fundiendo y hoy casi es el mismo.
-Esos dos sistemas desde el punto de vista artístico,casi ya no tienen diferencias. Sobreviven o algunas señales de “nicho”: clásico, jazz, tango. Por el contrario, la FM Rock & Pop “es” una AM. Si uno compara la mañana de Radio 10 con la mañana de Radio Con vos en el mismo horario, desde el punto de vista del formato -no del contenido, claro-, se parecen mucho.
-Cuál es tu mirada sobre el desarrollo del medio más allá de Buenos Aires?
-El país federal… es un país unitario desde el punto de vista del medio. Yo viajo mucho a Paraná y allí escucho las mismas radios de Buenos Aires, pero bajadas en tramos por emisoras locales. Son filiales de las radios grandes porteñas, con lo cual se genera desinformación. El oyente que va a trabajar al municipio de Paraná se entera muy bien del accidente que ha ocurrido en Callao y Corrientes, cuandoes muy posible que no sepa a través del medio que no puede avanzar por la Avenida Carbó, porque están reparando la calle. Pero al mismo tiempo, y muy afortunadamente, pervive una radio local, zonal, representativa de cada zona del país profundo y real.
-¿Qué te gustaría que pasara con el medio?
-Que hubiera programación para pibes y pibas de corta edad. Eso no existe. Hay que aprovechar el mundo del sonido, en lugar de sostener la hegemonía de la imagen.
L.C.