Ivonne Fournery y el Gran Premio de Honor a la Trayectoria

“Esta distinción es lo más alto a lo que podía aspirar”

“Esta distinción es lo más alto a lo que podía aspirar”

Autora consagrada, actriz de prestigio, hondamente conocedora de la traslación al lenguaje radiofónico de textos clásicos narrativos y dramatúrgicos, Ivonne Fournery ha recibido en fecha reciente la máxima distinción que Argentores entrega cada año. Imposible repasar su vida profesional y no citar en una apretada síntesis sus más de cuarenta adaptaciones para el ciclo radial Las dos carátulas

Fournery ha adaptado, entre otras piezas para Las dos carátulas,Lorenzaccio, de Guy de Maupassant;  La vida que te di, A cada cual su juego y Vestir al desnudo, de Pirandello; La casa de Bernarda Alba y Doña Rosita la soltera, de García Lorca; Hamlet, Macbeth, El Rey Lear, Romeo y Julieta, Las alegres comadres de Windsor, Julio César y La tempestad, de Shakespeare; Historia de las Aldao, de Grasso; El pato salvaje, de Ibsen; Una mujer sin importancia, de Wilde; La posadera, de Goldoni; Pájaro de barro, de Eichelbaum; María  Estuardo, de Schiller; La gaviota y El  jardín de los cerezos, de Chéjov; Los de lamesa 10, de Dragún; Juancito de la ribera, de Vacarezza; Crimen en la casa de las piedras, de Donato y Antígona, de Sófocles.

Del mismo modo, es relevante señalar su participación como intérprete en obras teatrales como Juana de Arco en la Hoguera, oratorio con música de Arthur Honegger y texto de Paul Claudel; Bodas de sangre, de Federico García Lorca y La discreta enamorada, de Lope De Vega, en ficciones televisivas escritas por Alberto Migré, Celia Alcántara, Marcia Cerretani y Alma Bressan, entre otros, así como su rol de colaboradora y responsable clave de la coordinación autoral de El palacio de la risa, de Antonio Gasalla.

Su formación académica es también destacable, al haber obtenido su título de Actriz Nacional en la Escuela Nacional de Arte Dramático en 1968 y luego la Licenciatura en Actuación en el IUNA. 

En su calidad actual de vicetesorera de Argentores y defensora de los derechos autorales largamente vinculada a nuestra entidad, Ivonne habló con Florencio enlos días previos a su gran reconocimiento. A continuación, compartimos aspectos centrales de la charla.

El premio de los pares

“Este premio significa lo más alto a lo que podía aspirar. Es el lugar donde siempre quise estar, lo que ni siquiera me atrevía a soñar desde que tengo uso de razón. Palabras como ‘éxito’ o ‘consagración’ no tienen nada que ver con esta sensación de plenitud que genera el ser reconocida por mis iguales. Es el premio de los que tienen los mismos dolores, las mismas alegrías, las mismas expectativas. Son los hermanos. Nada puede ser más auténtico ni más real. El oficio es un salto al vacío que se propone mover algo en alguien, y son los compañeros que comparten esta zozobra los que te eligen: tus compinches en esta aventura.”

Adaptarse a la creación

“Mi identidad expresiva pasa por la adaptación, porque siento que no hay honor más grande que difundir a quienes lo merecen. No me canso de repetir que adaptar es adoptar: ni más ni menos que un acto detransmisión. Es imposible adaptar una obra sin enamorarse de ella. Y a veces me he enamorado muchísimo antes de saber que algún día podría adaptarlas. Algo así me pasó con la obra Santa Juana, la pieza en que George Bernardo Shaw hizo foco en la vida de Juana de Arco y que inauguró la temporada de este año de Las dos carátulas. Esaadopción’tiene variascapas. Siempre amé a ese autor; me pareció tan gracioso, tan brillante como crítico, tan terrible: alguien que decía las cosas más terribles con un ingenio que a veces transformaba ese horror en una forma de misericordia… Y la oportunidad de hacerla llegó mucho después de haber representado al personaje como actriz, y muchísimo después de transformarse en la heroína preferida de mi infancia desde que escuché su historia por primera vez.”

Interpretando a Juana de Arco, en la ópera de Honegger

Aquellas noches en el teatro

“Cuando hice Juana de Arco en la hoguera como intérprete, en un festival de teatro en Córdoba, en 1991, recuerdo como si fuera ahora que cuando estaba en la hoguera sentí literalmente que me quemaba, un fuego infernal.  No fue un ‘como si’, no era una metáfora. Sentí que ardía, y simultáneamente pensé en el talento de la iluminadora, la hoy tan reconocida Eli Sirlin, que había conseguido un efecto de luces realmente extraordinario. Así es el teatro: de pronto estás en lo más profundo de vos y al mismo tiempo te acordás de bendecir a quien hizo esa magia, ese fuego con luces. No puedo dejar de recordar también Bodas de sangre, algo impresionante. Palabras mayores: allí tuve la oportunidad de transitar un registro distinto de sacralidad en el texto. Un baño de poesía. Estás transmitiendo el dolor de esa tierra terrible que produce ese horror, esa sequedad, esa madre…  Con respecto a La discreta enamorada, recuerdo una consigna que me dio Santiago Doria, alguien muy especial y que no olvidaré. Allí tenía momentos en los que no debía estar en escena y al consultarlo sobre qué hacer en esos momentos, me dijo: ‘No hagas nada, vos seguís en tu castillo, en lo tuyo’. Y a pesar de que desde entonces hasta ahora ha pasado casi una vida, he vuelto varias veces a sentirme sentada en esa silla, en ese castillo, en esa obra extraordinaria.”

La televisión, de Migré a Gasalla

“Siempre tomé mis trabajos como actriz en la televisión con la misma actitud con que abordaba el teatro. Para mí lo fundamental siempre era –es, en realidad- el texto. Con él estás en otros zapatos, que no son los tuyos; en otra situación, que no es la tuya; junto a otra gente que mientras recibe lo que hacés, también está en zapatos que no son los de ellos. Y en esa actitud de bisagra entre lo propio y lo ajeno, pasa lo mismo con Migré que con Shakespeare. La actitud es también una forma de adaptarte a una realidad que no es tuya. Todos tenemos en nuestro ADN el de todos nuestros ancestros, desde el origen; si todos no lo tuviéramos todo, no podríamos ser autores ni actores. Podemos jugar al arte, porque todo lo hemos hecho: lo mejor y lo peor.” 

Junto a Antonio Gasalla

Sobre verdades y mentiras

“En mi caso, la llegada al mundo de la adaptación de un texto fue algo natural. Pero, si te quedás con lo ‘natural’, todo se irá resecando. Hay que regar el trabajo. Si vos no leés, si no te interesás, si no ahondás, si no vas expandiendo la mente y buscando cosas nuevas, a la corta o a la larga se va a producir un estancamiento de muy difícil retorno. Adaptar es un regalo único. La actriz, autora y mima Laura Saniez decía algo muy lindo: ‘La ficción no es una mentira, es una verdad inventada.’ Lo de la verdad es siempre relativo. Lo entrañable es lo verosímil, lo que lo hace parecer verdadero. Y ése es el trabajo.”

Las dos carátulas, siempre

“En realidad, este premio que me están entregando, lo recibo por radio. Mi conexión con este medio, evidentemente, es obvia. Más de cuarenta adaptaciones para Las dos carátulas hablan por sí mismas. Pasar de pronto de Juancito de la ribera a Pigmalión; de Tito Cossa, a Ibsen… es una experiencia única, que remite a tratar de buscar (y encontrar) en los autores y sus obras, lo que los hace únicos. En mi caso tuve la satisfacción de escuchar mis adaptaciones en Las dos carátulas. No es una tarea sencilla, porque lo que se requiere es un equipo: ese grupo en el que cada uno pone su ‘cien’. Esa entrega completa y compartida es la que transforma a la adaptación en una adopción.”

Contar bien un cuento

“Lleva muchísimo tiempo aprender a hacerlo. Me siento más cómoda adaptando que creando algo nuevo. Mi creación está puesta al servicio de esa nueva obra, creada a partir de otra. Me gusta más servir un chiste, que decirlo. Cuando en su momento le pregunté a Antonio Gasalla por qué me convocaba para hacer las escaletas y los diálogos de Las hermanas Malabuena, unidas por la médula, me dijo ‘porque yo pongo las ideas y las situaciones, pero a vos te interesa la estructura de un teleteatro, cómo se arma’. A lo que le agregué: ‘Antonio, solo se puede parodiar lo que uno ama. Si no, es un mamarracho, un escracho, un embeleco’. Yo empecé mi carrera impulsada por él.”      

Corazón argentorista

“La entidad es una utopía. Es más: para mí es la prueba de que existen. Es ese país maravilloso en el que las cosas son como uno quisiera que fueran. Ese espacio que sabe que es perfectible, y por eso no deja de aprender. El darme este premio significa, para mí, tocar el cielo con las manos, porque acredita mi pertenencia al mejor de los mundos. Si pensás en el hecho de que acá se cobran los derechos, pero al mismo tiempo es una mutual, está todo dicho.”