Entre las distintas películas que se destacaron en el país en 2023, no hay dudas de que El método Tangalanga, dirigido por Mateo Bendesky y con guion de Sergio Dubcovsky, Nicolás Schujman y el mismo director, fue una de las que recibió una acogida más cálida por parte del público e incluso de la propia crítica en la prensa. Entre las atinadas razones que podrían explicar ese fenómeno, algunas fueron sintetizadas con mucha precisión en los fundamentos del premio que el jurado del Festival de las Alturas, de Jujuy, le otorgó al filme como mención en el rubro Mejor Guion. Dicen esos fundamentos: “El relato articula la originalidad, humor y emoción progresiva, la historia de un personaje popular de la vida real con un argumento de ficción. La cuidada caracterización y el arco dramático de cada uno de los personajes principales y secundarios, en el marco de una comedia de tonos farsescos, denotan un sólido nivel autora y contribuyen a la continuidad de un sentimiento de pertenencia a una identidad histórico-cultural nacional.” Por esos motivos y otros más, entre ellos el deseo de indagar más en la trayectoria de sus creadores, esta publicación decidió entrevistarlos. Fue así que, a mediados de junio, se reunió con Bendesky y Schujman en el Espacio Encuentro de Argentores para charlar sobre el tema. En ese momento, Dubcovsky estaba de viaje y se disculpó por no poder asistir a la cita, pero convino con la revista en contestar por escrito las preguntas que le enviáramos. Sobre el final de la nota, transcribimos el testimonio de él. Y comenzamos con el diálogo con el director y Schujman.
Hablemos primero de El Método Tangalanga. ¿De dónde proviene la idea de hacer la película?
Mateo Bendesky: Es un proyecto que se origina en el productor Diego Dubcovsky, hermano del autor Sergio. Nosotros con Diego habíamos hecho ya una película, que era Los miembros de la familia, un largometraje estrenado en 2019con el que nos fue muy bien. Y entonces, en 2021,él me pregunta si me gustaría retomar un proyecto de película sobre la que habíamos hablado en 2018, mientras él lo iba armando y que después se cayó. Ese proyecto era la película sobre el personaje de Tangalanga, que a mí me divertía mucho y me parecía contener una idea con la cual se podía armar un mundo muy particular. De aquella película que íbamos a hacer, había una primera versión en guion escrita Sergio Dubcovsky, hermano como dije de Diego, donde estaban delineados muchos de los personajes que luego nosotros retomamos en la versión que reescribimos y también la saga romántica que aparece en la historia. O sea, había una versión que trabajaba mucho eso, y luego desarrollaba otros aspectos de la trama de distinta forma. Entonces le propuse a Diego reescribir esa versión con Nicolás Schujman, con el fin de apropiarme más de la película y también para explorar otras zonas que creía se podían sumar a la versión. Aceptado esto, comenzamos con Nicolás a desarrollar una nueva versión que tomaba varios de los personajes de la versión de Sergio, el tema de la saga romántica a la que añadimos ciertos condimentos y algunas de las locaciones que señalaba ese primer texto. Y, sobre eso, montamos toda una nueva trama ficcional, inventada desde ya, como lo de la hipnosis o el método Taruffa. También el del personaje de Jorge Rizzi (encarnado por Martín Piroyanski) como un tipo tímido y a Tangalanga como su alter-ego desenfrenado, etc. Es decir, tomamos la versión inicial y la reconvertimos bastante, agregándole una cantidad de elementos que no estaban ahí ni pasaron en la vida real. Y ese fue el trabajo que hicimos con Nicolás.
No todos lo que se cuenta pasó, sino que la idea era ampliar lo real con nuevas posibilidades y centrarse en la primera etapa de la vida.
Mateo. Exactamente, esa fue la idea central de nosotros: construir una ficción que, partiendo de lo real, ampliaba mucho de lo que había sucedido con un relato inventado que homenajeaba al personaje.
Nicolás Schujman. Era una versión que se apoyaba en el mito de origen. Hay una cantidad de cosas de las que se parte, que son ciertas, como que el personaje central trabajaba en una empresa de cosméticos. También que su amigo, Sixto estaba enfermo y que Jorge grababa las bromas para que se sintiera mejor. Lo mismo, es auténtica la época en que transcurrieron los hechos que se cuentan, o sea donde se verifica el origen del personaje. Lo que no es real es que fue hipnotizado y que allí logró transformarse o que conoció a su mujer del modo en que se describe en el filme y en medio de esas peripecias.
Mateo. También es cierto que la primera broma se la hizo a un veterinario. Lo que inventamos nosotros es que él visita al veterinario o que conoció al inventado Taruffa, personaje que hace Silvio Roldán, quien en la película lo transforma.
Fuera de estos datos, y además de filmar una comedia agradable, que divirtiera al público y al mismo tiempo lo hiciera pensar, ¿qué idea les atraía más del personaje?
Mateo. Cuando comenzamos a escribir nos surgió la idea de una suerte de vengador justiciero, alguien que hacía como un antibulling. Como alguien que agarra a estos personajes, que bordean lo chanta: estafadores, curanderos o parapsicólogos y se burla de ellos a modo de venganza o justicia poética. Ese fue uno de los valores que a nosotros nos interesaba rescatar del personaje. También la cuestión de la amistad y la nobleza de honrarla, como lo hizo en el caso de Sixto. Me gusta la palabra nobleza, porque revela esa fidelidad a un afecto. Y al mismo tiempo, toda esa actitud está atravesada por un código de caballerosidad de otra época, que nos parecía interesante rescatar. A tal punto que todo esa movida que generó para ayudar a mejorar a su amigo, luego de que éste se muere en la vida real, él la suspende, deja de hacer las bromas.
Las retoma posteriormente, ya más grande, en 1990, cuando está reponiéndose de una hepatitis y los amigos de ese tiempo lo incitan a retomar las bromas. Y otro tema interesante es el hecho de que Tangalanga se hace popular no a través de los medios habituales sino casi artesanalmente.
Mateo. Nosotros siempre hablamos con el productor de la película, Diego, que el de Tangalanga fue el primer fenómeno viral antes de Internet. Los casetes (se llegó a colocar unos 250 mil de ellos) circulaban de mano en mano. Él se populariza cuando recién empiezan a difundirse más las caseteras dobles, que permiten grabar un casete mientras se reproducía, claramente un fenómeno viral previo a Internet. Era como un fenómeno al estilo rockero, porque también ese tipo de música circulaba mucho a través de los casetes. No por casualidad, algunos rockeros, entre ellos Spinetta, eran fanáticos de él.
La película es una como una prehistoria del Tangalanga que se hizo más conocido más tarde, con más años que el que aparece en la historia fílmica y con su gorra, los anteojos, una barba y un bigote. En aquellos años, el que hacía bromas para su amigo Sixto se llamaba Doctor Tarufetti, que después fueTangalanga.
Mateo. Es cierto, en la época en que ubicamos la historia, Tangalanga no era popular. El mito Tangalanga empieza a crecer en la última etapa de su vida y el 95 por ciento de las personas que conocen al personaje lo registran como un personaje con todos esos atributos: gorra, anteojos, barba y bigote. La gente desconoce, en general, que Tangalanga era un tipo afeitado y calvo. Nosotros, en una parte de la película armamos una escena en la que unos amigos, incluido el que estaba enfermo, lo hacen disfrazar con gorra, barba y bigotes para intervenir personalmente frente a un grupo de personas. De ese modo tratamos de vincular al Tangalanga joven con el más conocido que fue el de la madurez.
La filmación de la película cuándo se hizo,¿en 2022 o 2023?
Mateo. En 2022. Abril y mayo de ese año. Fue una filmación relativamente corta, cinco semanas y dos jornadas extras. En total 27 jornadas, fue bastante corto el rodaje. Tiene algo de película de cámara, bastante contenida, con pocas locaciones, eso nos permitió acotar un poco el rodaje.
¿Tuvieron apoyo estatal?
Mateo. Sí, la película se hizo con el apoyo del INCAA, que en ese momento era todavía una entidad no paralizada y que institucionalizaba el fomento de gran parte de las películas argentinas. La verdad es que es muy duro que esté paralizado el instituto. Sin el respaldo de esa institución, El método Tangalanga no se hubiera podido hacer.
Hacer una película significó siempre un costo económico importante, en algunos casos muy fuerte. En algún tiempo, recuerdo que se decía que algunos directores hipotecaban hasta su propiedad para hacer una película.
Mateo. Sí, en la actualidad no creo que se repita esa experiencia de hipotecar la casa y por eso, es absolutamente necesario que el Estado ayude en lo económico a hacer películas. Más aquellas películas que deciden tomar ciertos riesgos.
¿El guion se modificó durante la filmación o en el montaje?
Mateo.No, muy poco. La verdad es que con Nicolás nos entendemos muy bien y tenemos una forma de trabajar que permite que, al alcanzar una determinada versión, entendemos que es una hoja de ruta hacia lo que se va a filmar. A mí como director me gusta trabajar de esa manera. Después hay cuestiones coyunturales, una escena en el papel funciona a veces de una manera, pero al filmarla uno observa que debe hacerle ajustes, que tiene que modificarle, por ejemplo, ciertos diálogos o alguna otra cosa. Y en el montaje también puede ocurrir esto, pero la verdad que uno lee el guion de El método Tangalanga y ve la película y es muy reconocible. Y, además, hay un elemento esencial que es el ensayo con los actores. Nosotros, cuando escribimos, vamos leyendo las líneas en voz alta con el propósito de oír si tiene ritmo o incluso verosimilitud lo que volcamos al papel. Y a veces ocurre que en esa lectura en voz alta uno escucha que algo no suena bien. Lo mismo puede pasar luego en el ensayo con los actores, ya que el guion es un texto escrito para que lo lean ellos. Y en este caso hay una particularidad, que la película toma un montón de modismos, que para nosotros era muy importante que estuvieran.
Nicolás. Es verdad. Algunos no los conocíamos y tuvimos que aprenderlos, estudiarlos. Tuvimos como una guía de modismos de la época a la que acudíamos a menudo. Y sacamos un montón de palabras o expresiones de allí, algunas las sabíamos, otras no tanto: “chambón”, por ejemplo. También“ es un balazo”, una expresión que nos gustaba mucho o “déjate de jorobar”. Sumado a la metodología de trabajo de nosotros, estaba además la cuestión de la época.
Mateo.Es cierto, otro desafío fuerte era la cuestión de la época. Así como teníamos una tarea de ambientación muy fuerte en arte, en vestuario, incluso en temas de fotografía y movimiento de cámaras, había algo en el texto que hacía a la ambientación. De modo que eran muy importantes esas expresiones.
Nicolás. Yo, cuando vi por primera vez la película, la noté tal como la había imaginado.
Incluso la forma de hablar de Tangalanga es una mezcla de lenguaje culto con expresiones soeces, algo bastante singular.
Mateo. Sí, en ese sentido Tangalanga era alguien muy rupturista. Lo soez en ese momento era mucho más rupturista de lo que puede serlo ahora. En la televisión ahora se dice cualquier cosa, pero en esa época la gente se trataba de usted. Que a un tipo le dijeran, por ejemplo: “Usted, es un pelotudo”, era algo que realmente sorprendía, descolocaba. El “usted” era una manera de dirigirse a otra persona que reflejaba cierta distancia, incluso respeto. Pero, colocado al lado del “pelotudo”, rompía cualquier clima de consideración imaginado previamente.
¿Ustedes dos trabajan juntos hace rato o esta es la primera experiencia?
Mateo. Nosotros somos amigos hace muchos años, pero esta fue la primera experiencia de trabajo juntos. Sin embargo, durante nuestra larga amistad, tuvimos siempre el hábito de compartir mucho nuestros trabajos, ideas, proyectos de cada uno. Ahora, que decidimos trabajar juntos en Tangalanga y nos fue tan bien, pensamos seguir en ese camino. En la actualidad vamos a encarar otro proyecto para filmar, que estoy terminando de desarrollar y que espero pronto, si las condiciones se dan o se acomodan, pueda prosperar. El título por ahora es La fiebre, pero no sé si se va a mantener en el futuro. Es una película de género. En este proyecto estamos trabajando juntos y espero que en adelante haya muchas más experiencias en cine que nos unan. Es una sociedad creativa que a mí me satisface mucho. Este proyecto del que hablo lo empecé a desarrollar yo solo y en un momento me di cuenta de que no funcionaba. Me metí en un berenjenal del que no podía salir. Era un proyecto anterior a Tangalanga. Y luego de esta película y, viendo cómo se había desarrollado la relación de trabajo con Nicolás, pensé en que podría consultarle a él. Y, es verdad, hay algo del trabajo conjunto, del intercambio de ideas, que mejoran de forma notable las ideas. Y en el intercambio surgió la posibilidad de dar vuelta como una media el proyecto inicial y mejorarlo muchísimo.
Nicolás. Nosotros, como dice Mateo, somos amigos de hace mucho tiempo. Y es real que siempre nos compartíamos los distintos proyectos a los que estábamos abocados. Y recuerdo que, en algún tiempo del 2020, el de la pandemia, en un momento en que se autorizó a salir a caminar, decidimos vernos. Previo a eso no se podía salir y entonces uno pensaba nuevos proyectos para cuando las cosas volvieran a la normalidad y volcaba las energías endicha tarea. Y al producirse ese permiso, nos juntamos en un parque de Palermo y mientras caminábamos respirando el agradable aire del día, nos contábamos los distintos guiones en que pensábamos. Y así casi empezamos a trabajar sin decidir formalmente que lo íbamos a hacer. Y después apareció lo de Tangalanga y allí, mientras íbamos caminando, compartíamos y decidíamos que hacer con la versión original y qué le podíamos agregar. Y de ese modo, poco a poco, la caminata se convirtió en una especie de metodología de trabajo que no abandonamos más. Una metodología kinética, aeróbica, capaz de refrescar y mejorar nuestras ideas. Hablar en voz alta es un gran método para airear y mejorar las ideas. Y no son pocos los creadores que utilizan este método, aunque no sea compartido, sino incluso solo individual.
Kartun en una charla que dio días atrás en Argentores decía que sus mejores ideas se le ocurrían cuando salía a caminar.
Mateo. Caminar es algo maravilloso. Y el ejercicio de decir las ideas en voz alta es extraordinario. Creo que hay algo casi alquímico, una oxigenación formidable en ese método que permite sacar las ideas del cuerpo.
Nicolás. Es que a menudo solemos tener una fantasía en la cabeza, pero no logramos definirla con precisión, no se la puede armar del todo hasta que, caminando, poniendo en movimiento el cuerpo, y hablando con otro o consigo mismo, se va aclarando.
Mateo.Totalmente.Es que el trabajo del escritor puede ser muy solitario.
Nicolas. Uno está a veces como encerrado en su cabeza y por más que trabaje en un lugar lleno de gente, organice sus ideas y las pase a la hoja de papel, no avanza. Y, de pronto, el lanzar las ideas hacia afuera, el hacerlas algo así como habitar el mundo y decirlas en voz alta, genera un cambio y las mejora mucho. Yo no había experimentado la co-escritura hasta esta experiencia y me ha ido muy bien.
Creo que hoy en día hay, por distintas circunstancias, mucha experiencia de trabajo en colaboración entre colegaso en coautoría. Difícilmente el autor, incluso el de teatro, trabaje hoy tan solitariamente como lo hacía en el pasado.
Nicolás. En cine ni hablar, por el hecho de ser un trabajo más colectivo.
Mateo. Creo que es un muy buen ejercicio lo de trabajar en colaboración, permite abrir bien oído y mejorar la escucha. Y en ese sentido, podríamos decir que nunca ha salido nada malo de ejercerla escucha y practicar la humildad.
Me gustaría hablar ahora de vuestras formaciones. Empecemos por Nicolás.
Nicolás.Tengo otra profesión que es la de licenciado en Ciencias Políticas, esa es mi primera formación. Y después siempre me gustó el cine y lo tenía allí, es decir, le prestaba bastante atención, pero nunca se me había ocurrido que podía encontrar allí una profesión o un trabajo. Yo soy de Mar del Plata e iba mucho a los festivales de mi ciudad. Y luego, al radicarme aquí, iba mucho al Bafici. Y por ver a tanta gente joven que presentaba sus trabajos allí, pensé por qué yo no podía también trabajar en ese medio. Y un día me presenté a la Universidad de Cine y empecé a estudiar. Terminé la carrera, después vino la pandemia y en un momento se me presentó la oportunidad de un primer trabajo de guion para un productor que quería hacer una serie y lo acepté. Es una serie que no se hizo, pero me pagaron y eso me permitió empezar a trabajar en la profesión. Y dejé el trabajo que tenía en oficinas de una ONG y me volqué al nuevo oficio.
Mateo. Quiero decir, de paso, que caminar con Nicolás me proporciona el enorme placer de charlar y discutir de política con él.
Nicolás.En realidad, cuando me salió ese trabajo en la serie, ya veníamos con Mateo haciendo estas caminatas y compartiendo inquietudes, ideas y proyectos. Yo ya había hecho un cortometraje llamado En la plaza oscura. En rigor, son dos los cortos que escribí y dirigí: el otro se llama La presentación y es de 2024. Y había empezado a escribir un guion para un largometraje, que compartí mucho con Mateo. Y antes de la serie, también me había salido otro laburo con por el mismo productor que había visto el primer cortometraje mío y, al gustarle, me pidió que se lo escribiera un guion para un largometraje. Y después surgió lo de Tangalanga.
Hablemos de vos Mateo, de lo que has hecho hasta ahora. Y de tu formación. El método Tangalanga sería tu tercera película, ¿no?
Me formé en cine, fui a la Universidad de Cine, ahí conocí a Nicolás y me hice amigo de él. No soy licenciado en Ciencias Políticas (risas). Y al terminar la Universidad hice un trabajo que fue como un experimento y que terminó siendo luego mi primer largometraje, bastante distinto a los que hice después, pero al que quiero mucho y se llama Acá adentro (2013). No se estrenó comercialmente, pero estuvo en Bafici y luego en distintos festivales fuera del país. Entre ese y mi segundo largometraje, que es Los miembros de la familia, de 2019, hice dos cortometrajes. O sea, descubro el cortometraje después de haber hecho primero un largometraje y me gusta mucho. Ni siquiera había hecho cortometrajes en la Universidad del Cine. En 2015 hice el corto que se llama El ser magnético, que fue muy transformador para mí, porque estuvo en el festival de Cannes y otros festivales, en los que fue muy bien recibido. Y allí fue la primera vez que también sentí, como dijo Nicolás antes, que podía dedicarme a esto plenamente. Después hice otro corto que se llama Nosotros solos, de 2017, y todo esto mientras preparaba el largometraje Los miembros de la familia. El corto Nosotros solos se estrenó en el festival de Toronto y tuvo luego una buena recorrida por otras estivales, uno de ellos el de Rotterdam. Y luego hice la mencionada Los miembros de la familia, que se estrenó en el festival de Berlín y fue mi primera película profesional. Hasta entonces había hecho una película con mis amigos, un trabajo casi de graduación, y dos cortos un poco más profesionales, pero también con todos amigos, el primero con ahorros y el segundo con una beca del Fondo Nacional de las Artes. Y Los miembros de la familia es la primera experiencia que hago con apoyo del Instituto de Cine y en que entro en contacto con la industria, con Argentores como autor. Y la película, que se estrenó en distintas salas comerciales en 2019, tuvo un recorrido que valoro y el público la recibió con entusiasmo. Después vino la pandemia y yo estaba desarrollando con Nicolás el proyecto de La fiebre, esa película en la que estamos trabajando ahora, y ahí es cuando aparece la propuesta de hacer El método Tangalanga, un filme que fue otro paso importante en mi carrera y al que quiero muchísimo. Es una película que tuvo una difusión mucho más amplia -Disney la estrenó en 90 salas- y que nos dio muchas satisfacciones a todos los que la hicimos. Y nos pasa ,el día de hoy, que seguimos recibiendo mensajes de personas que la ven y les gusta. Actualmente se puede ver en la plataformaStar+, lo cual ayuda a que la siga viendo un montón de gente.
¿Cómo ven la situación del cine argentino?
Nicolás. Mal. Lo que podríamos agregar a lo dicho es que el cine en el resto del mundo, incluso en Estados Unidos, tiene apoyo estatal. Es una fantasía pensar que el cine puede subsistir solo con el apoyo privado. Y acá hay una decisión que ya se tomó hace rato, que es la ley de cine y que apareció, entre otras cosas, para fomentar la producción a esa actividad. Hay que cumplir entonces con esa ley. Eso por no ponernos a analizar en detalle lo que genera el cine en lo económico. Porque, fuera del valor inmenso que tiene el cine como parte del patrimonio histórico cultural, o sea como registro a través del tiempo del modo de ser de un país con sus respectivas costumbres, penurias y alegrías, con sus historias, el medio es muy importante en otro aspecto. El cine es una industria que genera un montón de fuentes de trabajo, ingresa divisas al país, ayuda a mover la economía en cada lugar donde se filma una película. Entonces, realmente, no se entiende el porqué de querer paralizar la actividad del Instituto de Cine. No tiene sentido. Y viendo lo que ocurre con el parate actual, creo que las consecuencias más fuertes las vamos a ver el año que viene. Es un tren a toda velocidad hacia un muro de ladrillo, pero creemos que esto pasará.
Con Sergio Dubcovsky (subtítulo)
En una comunicación posterior a la charla que Bendesky y Schujman mantuvieron con Florencio, el también guionista de la película El Método Tangalanga, Sergio Dubcovsky contestó a varias preguntas que le formuló nuestra revista. Sus respuestas son las que siguen.
Por lo revelado por Bendesky y Schujman, el guion de El método Tangalanga fue adaptación de una versión original suya. Me interesaría sabe cómo era esa versión y que lo llevó a escribir esa historia sobre ese personaje y en qué año fue.
Es así. La motivación surge en el mito fundacional de Tangalanga: el humor como antídoto contra la tristeza. Los llamados telefónicos para alegrar a un amigo enfermo. Hay en ese gesto la construcción pura de la empatía. Por otro lado, Tangalanga es un personaje que atraviesa generaciones, pero está más afincado en los que tenemos más de 50. El guion original fue escrito en 2012. La reescritura de Mateo y Nicolás, más jóvenes que yo, hace que el texto adquiera capas y tenga una direccionalidad más precisa para diferentes públicos.
¿Usted participó en la adaptación del nuevo guion o tuvo alguna forma de supervisión?
Yo leí la nueva versión e hice algunos comentarios. Si bien hay algunos elementos y subtramas nuevas, el espíritu original del guion se mantiene.
¿Le conformó la realización final de la película?
Mucho. La película tiene una factura técnica impecable, actuaciones sólidas y una puesta prolija y creativa. Creo que se realizó una película que hace honor al género, divierte, entretiene y emociona.
Usted es escritor (ha escrito varias novelas) y también ha ejercicio la profesión periodística. ¿Nos podría transmitir los datos que le parezcan más relevantes de sus trabajos en ambos órdenes? Y otra pregunta: ¿ha escrito guiones para largometrajes, fuera del de Tangalanga?
Sí, escribí cuatro novelas: Villa Laura (adaptada al cine como Dos hermanos), Mayo, Las cenizas y Póker. Fui guionista de tres películas que dirigió Daniel Burman: Dos hermanos, La suerte en tus manos (premiada en Tribeca como mejor guion en 2012) y El misterio de la felicidad. También fui co-guionista de la primera temporada de la serie Iosi, el espía arrepentido. Como periodista, fui editor del diario deportivo Olé y de la revista Viva.
Añada cualquier dato que le parezca relevante sobre su actividad.
La novela Mayo fue premiada por el Fondo Nacional de las Artes en 2014.
A.C