El regreso de la nave

Entrevista a Walter Operto: “En momentos difíciles como éstos, el teatro es un acto de resistencia y refugio para los artistas”

“Teatro La Nave nació en 2002, es decir que pronto se van a cumplir veintidós años”, dice el reconocido periodista, escritor y dramaturgo Walter Operto, durante la entrevista realizada por ARGENTORES a propósito de la reapertura de Teatro La Nave, ahora ubicado en la calle Laprida 1375, Rosario. “Nunca tuvimos un lugar propio, siempre alquilamos o hicimos convenios como en el último tiempo con Secretaría de Cultura y la Asociación Bancaria de Rosario para un espacio que tienen ellos acá en la zona céntrica para llevar a cabo nuestro teatro independiente. Luego de la pandemia tuvimos que irnos de ese lugar y hace pocos meses conseguimos un lugar que también está en el microcentro. Debido a la circunstancia de público conocimiento que estuvo sufriendo Rosario, muchos teatros suspendieron sus funciones. En momentos difíciles como éstos el teatro es un acto de resistencia y refugio para los artistas. En Rosario están en funcionamiento diecisiete salas y está todo prácticamente todo paralizado. Todos pertenecemos al Instituto Nacional del Teatro y por lo tanto hay una relación con la Secretaría de Cultura de la Nación que no da casi señales y las pocas son anti cultura. Es un contexto sombrío, realmente”.

Walter Operto ingresó al periodismo trabajando en la sección deportes del diario “Rosario”, de edición vespertina, creados en los tiempos del Gral. Perón y luego intervenido en la revolución libertadora, tras lo cual se constituyó en cooperativa y luego cerró. Posteriormente continuó su actividad en Buenos Aires, en la sección Policiales del diario “Crónica”, y también en la revista “Así”. En el año 1967 cubrió en Bolivia la experiencia de los focos revolucionarios. En octubre de ese año su trabajo de investigación periodística se convirtió en primicia mundial tras la cobertura en Vallegrande de la muerte del Che Guevara. Su labor dejó en claro que la muerte del Che no fue en combate, sino que fue ejecutado luego de ser capturado. En su compromiso político adhirió al peronismo y durante la campaña electoral de 1972-1973, acompañó al doctor Héctor José Cámpora, candidato del FREJULI, de quien fue vocero de prensa. En el campo de las letras su labor y su entrega es prolífica y multifacética, siempre desde el campo militante, solidario y comprometido, creando cultura en momentos de resistencia y escribiendo obras de teatro de indudable valor. Formó parte del proyecto Teatro Político, dirigido por Jaime Kogan. Entre sus obras se pueden mencionar: “La bicicleta“(1968); “Ceremonia al pie del obelisco“(1971); “Después del viento” (1988); “El pintor de la utopía“; “La ideología“. Estas obras de teatro se encuentran reunidas en un reciente volumen, “Teatro. Memorias y Utopías” editado por el sello que dirige desde hace un tiempo “Ramos Generales” y desde el que sigue apostando a la difusión de la cultura.

En la ciudad de Rosario rescató y dirigió los espacios teatrales “La Nave” y “Odiseo”, a los que les dio una intensa actividad gracias a la puesta en escena de importantes obras y fortaleciendo el teatro independiente.

“Nunca tuvimos un lugar propio, siempre alquilamos o hicimos convenios como en el último tiempo con Secretaría de Cultura y la Asociación Bancaria de Rosario para un espacio que tienen ellos acá en la zona céntrica para llevar a cabo nuestro teatro independiente. Luego de la pandemia tuvimos que irnos de ese lugar y hace pocos meses conseguimos un lugar que también está en el microcentro. Debido a la circunstancia de público conocimiento que estuvo sufriendo Rosario, muchos teatros suspendieron sus funciones. En momentos difíciles como éstos el teatro es un acto de resistencia y refugio para los artistas. En Rosario están en funcionamiento diecisiete salas y está todo prácticamente todo paralizado. Todos pertenecemos al Instituto Nacional del Teatro y por lo tanto hay una relación con la Secretaría de Cultura de la Nación que no da casi señales y las pocas son anti cultura. Es un contexto sombrío, realmente”.

Pero Teatro La Nave sigue en pie, pese a todo…

Sí, y la realidad es que es un desafío personal porque fue mi vida mantener este espacio. Hace unos años fundé la Fundación Cultural La Nave y hoy el espacio cultural pertenece a la Fundación junto a los teatristas que lo sostienen, que hacen boletería, que actúan y dirigen forman parte de esta cooperativa. Es el espíritu de trabajo que tenemos con un grupo de artistas jóvenes que me acompañan en este proyecto que no sólo consiste en programar obras de teatro, de repertorio, teatro de texto, sino que también abrimos talleres de lo que yo llamo formación cultural, que son muy necesarios para esta época porque el teatro en algunos casos abandonó ese objetivo de ser una expresión que nos descubra como gente pensante y nos haga mejores ciudadanos, que es lo que hace el arte en general, y no inclinarse hacia lo comercial y funcional a estos momentos donde el individualismo está por encima de lo colectivo. Hoy más que nunca necesitamos espacios donde se pueda volver a pensar quiénes somos y qué queremos como sociedad y país. Por eso me pareció importante tener no sólo tener un repertorio teatral que nos piense como sociedad sino también estos talleres a los que me refería antes. Porque mirá, recuerdo haber estudiado en la escuela la guerra del Peloponeso pero nada sobre la guerra la Triple Alianza . Menciono esto porque es uno de nuestros objetivos llenar ese vacío.

¿Qué obras formaron parte de la reapertura de La Nave?

En esta nueva etapa yo tuve la necesidad de hacer un repertorio de obras reconocidas y de buen nivel teatral como las de Daniel Dalmaroni, me refiero a Maté a un tipo y Vacas Sagradas. También unas seis o siete obras de mi propio repertorio, entre ellas Alicia Moreau sueños tardíos, Después del viento, sobre los años sesenta y setenta. Más adelante Alaska en Foco que es un homenaje a Robi Santucho que da una batalla contra el imperialismo norteamericano en Alaska. Digo esto y no quisiera dejar de mencionar que estamos invitando a dramaturgas y dramaturgas, sean o no rosarinos, a presentar obras de cincuenta o sesenta minutos, también actrices y actores, y directoras y directores. Tenemos también la idea de hacer teatro tempranero, a las cinco y siete de la tarde de los jueves, viernes y sábados. Dos funciones durante esos días. También habrá funciones durante la noche. Pero volviendo a tu pregunta, las obras que seleccionamos tienen vigencia. La obra de Daniel Dalmaroni, por ejemplo, que permite pensar a partir de una familia el modo en que estamos naturalizando la violencia y en el caso de Vacas Sagradas está el tema de la discriminación y los odios raciales e ideológicos.

Escena de “Maté un tipo”, de Daniel Dalmaroni, en el Teatro La Nave de Rosario

Detrás de Alicia Moreau, sueños tardíos, hay muchos años de investigación, ¿no es cierto?

Sí, por supuesto. La Alicia Moreau que yo rescato, parte de una entrevista que le hizo Carlos Ulanovski cuando cumplió noventa o noventa y seis años. En esa entrevista ella hizo una gran autocrítica en la relación con el peronismo porque formó parte de la Junta Consultiva, esa que prohibió al peronismo participar de las elecciones y persiguió a Perón, y en esa entrevista dice que Eva Perón consiguió con su pasión, lo mismo que nosotros buscábamos con el socialismo. En mi obra la hago tomar un té ficticio con Eva y tienen una discusión política que recorre cien años de historia argentina. También hay videos referidos que comienzan con la Revolución Libertadora y termina con los desaparecidos por la dictadura, las Madres de Plaza de Mayo, y luego la guerra de Malvinas.

Escena de “Alicia Moreau, sueños tardíos”, de Walter Operto, obra que inauguró la nueva sala de La Nave

En un momento usted habló de la reapertura de La Nave como un desafío personal, ¿en qué sentido?

Hace pocos meses yo perdí a mi compañera, María Angélica Scotti, una gran escritora. Estoy pasando por un momento de soledad absoluta y la verdad es que en un momento me dije que no quería irme de este mundo sin llevar a cabo el proyecto de la Fundación. Como mencioné, tengo ochenta y siete años y soy consciente de que en cualquier momento uno se muere. Pero también de que hay que luchar por la vida.

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