Hace treinta años, en un reportaje televisivo, Chacho Dragún decía lo siguiente:
“El mercado debe resolver algunos aspectos macroeconómicos de un país, pero hay aspectos de un país que no son macroeconómicos. Que no puede resolver el mercado. Se trata de la imaginación. Y el teatro es el espacio ideal para la imaginación. Sin imaginación no hay libertad. No es la constitución sino la imaginación lo que le da libertad a la gente. Y a los países. Y el teatro es la escuela de la imaginación”
Por supuesto que el cine, la radio, la televisión, la música, la danza y todas las artes, están incluidas en esta escuela de imaginación que planteaba Chacho.
La cultura de un país es todo. Los pueblos se construyen con cultura. La cultura es identidad. La cultura es la esencia del ser humano. Es la construcción del imaginario colectivo.
En la antigüedad, el peor castigo que podía recibir una persona era ser desterrado.
Cuando desfinancian al INCAA o destruyen el Instituto Nacional de Teatro o el Fondo Nacional de las Artes, nos están condenando al destierro. Pero no solo a los artistas y a los hacedores de las artes, sino al pueblo mismo. Porque lo privan de su cultura. De su identidad.
La falta de empatía de este gobierno para con la gente del pueblo en general y con la cultura en particular, es aberrante. Va más allá de lo económico, es ideológico. En lugar de reparar, de mejorar, eligen destruir, con argumentos del mercado.
Lo mismo sucede cuando intentan desprestigiar a las sociedades de gestión colectiva. Porque nuestras entidades nuclean y representan a todas las artes. Y es necesario desprestigiarlas, para poder luego intervenirlas o desregularlas.
Durante el pasado verano, mantuvimos reuniones con diputados, senadores, ministros, para explicarles que es una Sociedad de Gestión de Derechos.
ARGENTORES no recibe fondos del estado, no participa del presupuesto nacional ni genera déficit fiscal. Es una ONG sin fines de lucro, una sociedad creada por autores para administrar su propiedad privada, que son los derechos de autor. Su salario.
Es una mutual, que le otorga al socio de forma gratuita, pensiones, prepagas médicas y distintos subsidios. Nos audita la IGJ (Inspección General de Justicia) y el INAES (Instituto Nacional de Asociativismo y Economía Social), eso a nivel nacional. Pero, además, a nivel internacional, somos auditados por la CISAC (Confederación Internacional de Sociedades de Autores y Compositores).
Dejamos en claro también, que el derecho de autor no es un impuesto, repito, el derecho de autor no es un impuesto, es un derecho que cobran los autores y las autoras por autorizar el uso de sus obras, y la comisión administrativa que cobra ARGENTORES por realizar el cobro y liquidación de ese derecho, está destinada a sostener su actividad mutual.
Por lo tanto, estamos ante un círculo virtuoso y solidario creado por los mismos autores. Además, administramos los derechos de autores y autoras de todas las latitudes. Eso nos da una gran representatividad y responsabilidad ante los creadores del mundo.
Por otro lado, la exclusividad de cobro que tienen nuestras entidades, resulta una herramienta invalorable a la hora de convenir aranceles con las grandes empresas internacionales, que ostentan permanentemente su enorme poder.
ARGENTORES no tiene banderías políticas. Cada uno de nuestros dirigentes deja sus simpatías políticas partidarias en la puerta de la entidad. La única bandera que tenemos en ARGENTORES, es ARGENTORES. Y la vamos a defender como lo venimos haciendo desde hace 114 años.
Librar una batalla es un placer. Sobre todo, si crees profundamente en aquello por lo que estás combatiendo. No siempre se gana, eso es verdad. Y como no siempre se gana, si combatís, aunque pierdas, siempre avanzas, siempre se consigue algo y otras personas continuarán esa batalla.
El 2024 quedará en la historia como el año que se intentó destruir a la cultura y a la educación argentina, (entre otras tantas cosas), porque si tomamos en cuenta que se dejó de dar medicamentos oncológicos, toda la vara se corre. Por no hablar de los jubilados. Pero volviendo a la cultura y haciendo solo foco en lo que afecta a nuestro colectivo, el daño que están haciendo es totalmente consciente. Buscan silenciar a los creadores.
El arte hace que la gente sienta. Reflexione. Se cuestione.
Y eso no lo van a poder matar con gritos destemplados o burdas provocaciones, apoyadas por un ejército de trolls que instalan la violencia propia de quienes no están asistidos por la razón, sino por el fanatismo. No van a conseguir borrarnos porque esa función revulsiva del arte está metida hasta los huesos en nuestro pueblo, que, aunque les duela, sigue siendo nuestro gran auditorio y la caja de resonancia para que nuestro mensaje no se pierda en el vacío.
Voy a cerrar con unas palabras que dijo otro grande de nuestra dramaturgia y que se nos fue hace unos meses, nuestro querido Tito Cossa.
“He escrito siempre desde una convicción muy profunda: dejar un mensaje. Me gusta que la gente deje la sala con sus ideas en ebullición, en una sorpresiva mudanza. Me da placer que la obra los haga pensar, les deje algo de revoltijo”
Hoy no es el día del autor… Hoy es el día de la resistencia cultural.
Miguel Ángel Diani
Presidente de Argentores
13 de septiembre de 2024
