BELÉN WEDELTOF ANALIZA A LOS PERSONAJES DE LA FICCIÓN EN TV

Trastornados

Trastornados

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(Si viste Baby Reindeer (Bebe Reno) lo entendés)

No sé si soy extremadamente sensible o la vida es insoportable.” Vincent Van Gogh

Todos los personajes de ficción están un poco menos que locos. De lo contrario no podrían soportar el peso de los conflictos que atraviesan para hacer avanzar la trama. El límite es la verosimilitud, que se impone cuando ehh… pará, bajá un cambio, no puede ser. Es mucho. Y no, es un límite que lo entendemos todos y hasta ahí llegaste, si lo forzásrompés la magia y el espectador, ¿qué onda? Y se aburre. Y si se aburre, se va. Feo. Pero insistís y querés jugar con la locura. Metete en serio entonces, pasemos de psicólogos a psiquiatras y hola, locura, hay personajes que garpan un montón. Locos de verdad, con un diagnóstico, medicados, seres rebalsados de ansiedad caminando sobre vidrios rotos. Son disparadores, arman un mundo alrededor donde los “normales” intentan descifrarlos. No es más fácil escribir sobre ellos, pero tiene un plus de adrenalina que a ver si te la bancás. Pero hay que saber, investigar, no es todo lo mismo en cuanto a locura se refiere. Una cosa es hacerse el loco y otra es serlo. A las pruebas me remito.

El personaje de Arthur Fleck en The Joker padece este combito de patologías: afección pseudobulbar que explica, en parte, su risa incontrolable. Psicosis, o sea, alucinaciones y delirios. Esquizofrenia. Trastorno bipolar. Trastorno límite de la personalidad. Insoportable, pero qué hermoso. Ese personaje flota y expande los límites de lo verosímil hasta casi romperlos. Pero se detiene un poco antes, porque hay un guionista que no está tan loco como él y lo reencauza en la trama.

Tememos a la locura casi o más que la muerte. Por eso amamos tanto los policiales. Prensa amarilla. Somos morbosos porque nos gusta ver que eso les pasa a otros y si es ficción nos consuela porque, bueno, es un personaje, se lo inventaron. Y si es verdad: mi familia no es así, yo vivo lejos, en mi ciudad no hay bosques frondosos donde aparecen cuerpos cercenados entre las ramitas. Vamos a otro caso emblemático.

Lewis Carroll

Alicia en el país de las maravillas es un personaje que padece micropsia que viene a ser un desorden neurológico relacionado con la vista. Te hace ver las cosas muy pequeñas. Suele estar relacionado con la migraña, algo que padecía, eso dicen, el delirante Lewis Carrol. En la vida real debe ser un padecimiento atroz, pero el tipo convirtió ese personaje en un clásico.

Más por acá en el tiempo, voy a mezclar temporalidades porque esta nota necesita un poco de caos. Meto dos un poco más contemporáneos, no tanto.

Tony Soprano en Los Soprano tiene un trastorno depresivo mayor, trastorno de estrés postraumático, ataques de pánico. Esto según la doctora Jennifer Melfi. Es un malo que la pasa mal y ese intercaladito de maldad y locura lo convirtió en un clásico. Te queremos James Gandolfini donde quiera que estés.

Fotograma de “Atracción Fatal”.

Y no puedo dejar de nombrar Atracción fatal, donde el conejo hervido se convirtió en un ícono de la locura. ¿Qué patología tenía esta chica Glenn Close? Un grave trastorno límite de la personalidad, que la llevaban a imaginar vínculos inexistentes y pánico al abandono. Erotomanía y síndrome de Clerambault. Es un tipo de trastorno delirante en el que la persona afectada tiene la convicción irracional de que otra persona, generalmente de mayor estatus social o económico, está enamorada de ella. Pobre ella y pobre el ingenuo de Dan Gallagher o Michael Douglas, ojo, un narcisista importante al que encima lo salvó Beth, su esposa, cuando Alex ya lo tenía contra las cuerdas. Moraleja: nunca sabés con quién te estás metiendo.

Y un par de ahora porque se puso bastante de moda la locura patológica.

Hablemos entonces de Déborah Vans, la prota de Hacks. Nos reímos, pero tiene patologías horrendas. Padece de trastorno narcisista y el Síndrome de Dorian Gray, personaje de Oscar Wilde, ¿recuerdan? Preocupación extrema por la imagen de uno mismo y la imposibilidad de enfrentar el proceso de envejecimiento físico y mental. Sobre todo, el físico que no se disimula con nada. Parte de otro desorden conocido como “dismorfofobia”, trastorno dismórfico corporal. Wilde invierte la imagen del espejo al estilo de Lewis Carol y Dorian salva su juventud y no envejece jamás. Algo que la ciencia todavía no pudo lograr y nadie lo escribió tan bien como Oscar.

John Malkovich, Matt Damon, Andrew Scott, Alain Delon. Los diferentes Sr Ripley en el tiempo.

¿Qué le pasa a Ripley en Señor Ripley? La construcción perfecta de Patricia Highsmith, dueña y señora de personajes perturbados y violentos. ¿Qué patología tiene Tom? Este me encanta: síndrome del Barón de Munchhausen, que fue un oficial alemán real cuyas prodigiosas (y mentirosas) hazañas le dieron nombre a esta patología. Un fabulador atrapado en sus mentiras como una araña atrapada en su propia tela. De paso Ripley es un psicópata solitario y violento que mata a quienes traten de romper el vidrio de sus mentiras. Encantador. Mentira la verdad.

Y se me ocurren más así sin ir más lejos.

¿No padece Eleven de StrangerThings un trastorno esquizofrénico? En la vida real se la rescataría de sus alucinaciones con psicofármacos, en la serie la convierten en un fenómeno paranormal.

¿No es la madre de La Mesías una narcisista patológica? Su baja autoestima y un abuso la empujan a esta patología caracterizada por una necesidad de excesiva admiración y falta de empatía hacia su entorno. Horrible la Monsterrat.

Y algo bien reciente y efectivo para cerrar.

Fotograma de “Bebé Reno”

¿Qué nos fascina de Bebé Reno? Que la historia es real. Que no hay víctimas o en todo caso, que los dos son víctimas. El abuso físico y el abuso de drogas.

Las patologías graves psiquiátricas son un buen punto de partida para la construcción de un personaje, creando una trama para su andar errático y desmedido. Es un poco eso que se dice de la comedia cuando nos reímos del que se cae pisando la cáscara de banana. El personaje psiquiátrico pisa cáscaras de banana a cada rato, pero no nos da risa, nos da algo peor que no sabría definir, pero nos gusta.Y para cerrar, ahora sí: no hay casi personajes psiquiátricos en la televisión nacional. Ya sé, están pensando, ¿¿¿qué decís??? ¿Y Locas de amor, Paravestir santos y Tratame bien?

Dije no hay tantos, no dije no hay. Lo investigo para la próxima nota.

Bueno, listo, termino acá.

Belén Wedeltoft

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