Revista Florencio
EVOCACIONES. FERNANDO “PINO” SOLANAS
En la mañana del 7 de noviembre último, a los 84, falleció en una clínica de París –donde estaba internado con Corona virus- el director de cine y político Fernando “Pino” Solanas. Batallador y creativo, entusiasmado con el cine desde muy joven fue el creador del grupo Cine Liberación junto a Octavio Getino y Gerardo Vallejo al cual se unieron varios aspirantes a realizadores. Los tres saltaron a la fama cuando Juan Perón -leyendo acerca de ellos- los convocó a su residencia de Puerta de Hierro para conocerlos y accedió a filmar una entrevista muy completa donde reseñaba su agitada vida política.
Corría la década del sesenta y el peronismo proscripto era un estímulo para que éste y otros grupos de militantes aguzaran su ingenio y extremaran su actividad para usar el cine, el teatro y la literatura como herramientas políticas. Solanas empezaba ya a pensar en una película cuyos contenidos conjeturales lo obsesionaban y que terminó siendo La hora de los hornos un título maldito y de alguna manera misterioso que añadía a su título: «Notas y testimonios sobre el neocolonialismo, la violencia y la liberación»; pórtico para los dos trabajos firmados por el Grupo Cine Liberación: Perón, actualización política y doctrinaria para la toma del poder y Perón, la revolución justicialista, ambos rodados en octubre de 1971 en Puerta de Hierro.

La experiencia tendrá un posterior correlato desde la ficción con Los hijos de Fierro, película con la firma de Solanas que circuló clandestinamente y recién tuvo estreno formal con el gobierno de Raúl Alfonsín en 1984. Siempre recuerdo que La hora de los hornos la vimos un puñado de críticos a las 23.30 en un microcine de Lavalle y Ayacucho donde entramos a oscuras y casi en puntas de pie: era una función clandestina y ultratrasnochada porque la película duraba muchísimo, más de cuatro horas. Hubo algunas otras aventuras cinematográficas pero azarosas y con la dificultad permanente de la falta de financiación, además, obvio, de la persecución y el riesgo constante de la represión policial y militar.

Exiliado en París desde 1977 junto a su pareja de entonces, Chunchuna Villafañe, y su hijo (el hoy también realizador Juan Solanas),luego de un intento de secuestro, Solanas recién volvió al cine en 1980 con la única producción por encargo que realizaría en toda su carrera, Le regard des autres (La mirada de los otros), producida por el Conservatoire National des Arts et Métiers de Francia para el Año Internacional de la discapacidad y con la que volvió a una de las secciones del Festival de Cannes obteniendo el favor de la crítica.
Hiperactivo, inteligente y dotado para hacer buenos contactos, Pino tendría su lanzamiento de gran producción comercial con Tangos, el exilio de Gardel, en 1984-85, una película con ideología puesto que hablaba de los jóvenes argentinos exiliados en París pero sin descuidar lo visual y musical, la denominó tanguedia, tuvo música de Astor Piazzolla y un elenco de figuras nuestras y francesas: Miguel Angel Solá, Gabriela Toscano, Ana María Picchio, Marie Laforet, Philipp Leotard y Lautaro Murúa. Muy atractiva y con buenas canciones, tuvo excelente trayectoria y ganó el Gran Premio del Jurado en el Festival de Venecia de 1985, un galardón muy importante allí y que equivale a un primer premio.

Tuve la fortuna de viajar con la delegación para cubrir el festival en Clarín y pude asistir a un rabieta de un Pino auténtico. Al día siguiente de la exhibición oficial cuya repercusión preanunciaba una posible sorpresa a la hora de la premiación, supo que el agregado cultural de la embajada argentina en Italia estaba en Venecia y no había ido a ver Tangos… para estar en cambio en una gran fiesta en el célebre hotel De Bains donde se había filmado Muerte en Venecia de Visconti. Pino lo buscó por teléfono y lo insultó de arriba abajo: “¡¡Usted es un irresponsable como agregado cultural, participaba el cine argentino y usted no fue, usted se roba el sueldo de diplomático!!” Y antes lo que pareció una respuesta airada del otro lado, remató: ¡!”Estoy festejando los aplausos de anoche con mis amigos y por eso no voy a romperte la cara!!” Nos costó tranquilizarlo.
Otro hallazgo suyo fue Sur (1988) nuevamente con la referencial música de Piazzolla y la parábola del encuentro, luego de la larga noche de la dictadura, con un protagonista (Miguel ÁngelSolá) que sale de la cárcel y se deja mecer por sus recuerdos antes de recuperar el amor de su vida. Película de gran belleza que casi reinventa una Buenos Aires nocturna con notables logros fotográficos y la sorpresa de un Roberto Goyeneche luciéndose como actor. La honraron con la Palma al Mejor Director en el Festival de Cannes.

El Pino Solanas más cercano en el tiempo –que recibió cuatro tiros en la piernas durante el menemismo- estuvo muy volcado a la política como legislador en la Ciudad y en la Nación, pero despuntó el vicio filmando obras breves y concisas donde alerta sobre la claudicación del patrimonio nacional en petróleo, gas, ferrocarriles, agua potable y vegetación entre otros recursos naturales vitales. Polémico y discutido (a veces recibiendo también fuego amigo) Fernando Pino Solanas escribió su nombre con letras brillantes e indelebles en la cinematografía de nuestro país.
Rómulo Berruti
29 / Ene / 2021