Revista Florencio
PATRICIO BARTON, COMPAÑERO RADIAL DE ALEJANDRO DOLINA, Y SU TESTIMONIO
El encuentro fue a fines de 2009. El entrevistado, Alejandro Dolina. El entrevistador un joven periodista, actor y autor, Patricio Barton. Antes de comenzar la nota para Canal A, el último tuvo que hacer prueba de micrófono. Y en lugar del esperable “uno, dos, tres, probando”, acudió a Fray Luis de León. Rescatando el comienzo de Oda a la vida retirada, Barton recitó “Qué descansada vida la del que huye del mundanal ruido”, a lo que Dolina agregó enseguida: “y sigue la escondida senda por donde los pocos sabios que en el mundo han sido”. Y así, ambos hasta el final, entre risas. Y después vino el reportaje más formal.
Un tiempo después, Dolina hizo una consulta a su amigo Carlos Ulanovsky. Lo preocupaba un problema. Gabriel Rolón se alejaba como compañero de aire del “Negro” en La venganza será terrible y pedía consejos sobre a quién convocar en su reemplazo. El periodista dio varios nombres, entre ellos, el de Barton. Allí cerró todo. Escuchar eso, recordar aquel momento y convocarlo al joven periodista fue toda casi una misma operación. Y así, tras aquel inicial impacto sostenido en la complicidad literaria, Barton ha venido acompañado al conductor cada noche en la AM 750.
Consultado sobre esa especial forma de creación que sostiene a La venganza -donde se conjugan tramos libretados con otros libres y musicales-, expresa: “Hay muchas formas de autoría que tienen que ver con lo “radial” y que no responden al esquema clásico de alguien que se sienta a escribir un texto para ser leído después. La venganza será terrible es, claramente, un programa de autor, de los pocos que hay y claramente el autor es Alejandro; si a él se le ocurriera no hacerlo más, el ciclo dejaría de existir. No es un programa de “formato”. Sin embargo, quiero decir que el programa tiene momentos de autoría colectiva, una autoría medio hija de la improvisación y aclaro que si digo “improvisación” no lo digo en sentido peyorativo. Es una forma de la creación. Los segmentos de humor de cada programa son improvisados. Pero el proceso es curioso, porque si uno analizara, si uno pudiera hacer pausas descubriría mecanismos que se repiten, pautas, estructuras.”
Agrega: “Alguno se ha tomado el trabajo de desgrabar programas viejos. En el libro de los treinta años aparecen muchos textos, producto de nuestros diálogos imprevisibles. Cuando me dijeron que estaban publicados, pensé que no iban a funcionar, que se le verían “todos los piolines”; no es lo mismo la voz hablada que escrita. Sin embargo, el texto funciona, es válido. Es una forma de autoría muy radial y que debería replicarse más.
Usuario del medio, oyente atento, analiza al sistema radial nacional en la actualidad. “Está poco explorado el tema de lo autoral en la radio. Ya ni hablo del guionista al estilo clásico; hoy ya no hay más. Y es lo que más se necesitaría. Si la radio pide a gritos algo hoy, son guionistas. Se nota mucho esa ausencia. Hay algo clave, que pocos advierten: faltan autores de no ficción. Existen formas del guion escrito que tienen que ver con la actualidad, con lo periodístico, que no son explotadas. A un alto directivo de una radio argentina le dije esto, que se necesitan guionistas, tipos que escribieran bien, y me dijo: “Bueno, para qué, si la mayoría de las radios son periodísticas”. No, no es así. En muchas radios de todo el mundo hay escritores, periodistas que guionan sus trabajos.”

En cuanto a su propia participación en la dinámica del ciclo de Dolina, contesta: “Está claro que lo redaccional es todo de Alejandro. Después, en lo demás, jugamos. Es raro. Surge un tema, siempre muy aleatorio. Ejemplo: ’problemas que aparecen si me voy a poner una inyección a la farmacia’. Punto. Fin del tema. A partir de ahí, a volar. Últimamente llevo yo el cable a tierra y ellos me acompañan. Alejandro en una de nuestras primeras charlas, me dijo al principio: ‘Nosotros somos dos contra uno. Y vos sos uno’. Bien, eso ya era un claro campo de acción. Ahora bien, ¿cómo ‘cerramos’ los tramos? La venganza es un programa de humor que no responde al mandato del remate. A veces surge, pero no es el objetivo. Sí, tuvimos pauta de tiempo, como cuando estábamos en Radio 10 y los noticieros entraban sí o sí cada de media hora y te levantaban del aire. Ahí teníamos que ‘cerrar’. Yo estaba muy pendiente del reloj. Ahora no vamos en vivo, hacemos un falso vivo con público. Es mucho mejor. El final aparece por sorpresa, pero cuando hay un camino que Alejandro no quiere seguir, te lo hace saber y lo abandonamos.”
Más tarde, aborda otra realidad del mercado. “Si algo pasa hoy en el mundo de la radio tiene que ver con los podcast. Después….no pasa ‘nada’. En el siglo de la radio, aparecen los podcast. Mucho tienen que mejorar y algunos tienen que entender que eso no es un corte de una radio, o peor: algunos creen que un podcast ‘es’ un programa de radio. El Podcast crea ‘una’ unidad de sentido.” Culmina, con una fotografía esperanzada: “Hay que escuchar este medio porque sigue siendo una cantera de fantasía portátil. Está a mano. Genera una relación íntima con el oyente. Es tan, tan simple por su nobleza. Con la globalización, la radio está muy bien. Está en los celulares. Lo único que lamento que la industria radial no esté a su altura.”

25 / Jul / 2020