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OBRA EN CONSTRUCCIÓNEntrevista a Julia Tagger: “¿Alguien querrá ayudarnos a cambiar el mundo?”

Cuando se desea algo lo suficiente como para no dejarse caer frente a las adversidades, tarde o temprano tiene que materializarse el sueño. La comunidad artística está plagada de anécdotas en torno a las imposibilidades. Esta entrevista a Julia Tagger, realizada en el marco de la sección “Obra en construcción”, es pedagógicamente estimulante en este sentido, pensando en las jóvenes y los jóvenes realizadores que tienen en mente un proyecto renovador. La realidad inmersiva, su paso por el Planetario de Buenos Aires y una obra que finalmente fue reconocida en el mundo, son algunos de los temas por los que transita esta entrevista realizada por ARGENTORES.
Julia Tagger es directora, guionista y productora audiovisual especializada en animación, con 20 años de experiencia en proyectos nacionales e internacionales. Trabajó como directora creativa para el Planetario de Buenos Aires, donde fundó programas de género para adolescentes. Creó el taller de animación fulldome que dictó en la Universidad del Cine. Produjo y dirigió el film de animación inmersiva Solarians, premiado con el Grand Prix en el Festival de Visualización Científica de Tokio. En 2021 ganó un concurso del INCAA y dirigió Caso #100 una pequeña comedia dramática sobre el encierro del 2020.
¿Cómo surgió tu relación con el Planetario?
En realidad, generé la relación con el Planetario porque había hecho un trabajo fulldome durante 2016 para Tucumán como Directora de animación y Production designer. Empiezo porque hago este trabajo para el Bicentenario de Argentina en donde me piden que haga una película contando los hitos más importantes que sucedieron en la historia argentina durante los últimos 200 años en formato fulldome. Entre otras cosas, tenía que recrear la historia el 25 de mayo, lo que se había vivido en esa espera fuera del Cabildo, y pasar por un montón de instancias históricas hasta llegar al presente. Era la primera vez que trabajaba con animación inmersiva. Es increíble la sensación, al sentarte y estar reclinado abrazada por una pantalla semiesférica, estás inmerso en algo que te envuelve y te da la sensación de estar en ese lugar. Es un viaje sensorial. Fueron 500.000 personas a ver la película del Bicentenario. La emoción era enorme al ver a la gente haciendo fila y esperando el momento de entrar al domo. Pasaron 500.000 personas de todas las edades. En un momento, en la oscuridad del domo recuerdo había una escena que empezaba con efecto de lluvia, era el inicio de la escena de la revolución de mayo. Tormenta, relámpagos… en ese instante todos los espectadores levantaron la cabeza y suspiraron en voz alta haciendo un ruidito: aaaaaaah todos al mismo tiempo… como si estuvieran sintiendo la lluvia en la cara, fascinados por el efecto visual. Estaban hipnotizados, creían realmente que estaban dentro de la escena. Eran protagonistas asombrados presentes en la revolución de hace 200 años. Ese instante fue el plot twist en donde mi vida cambió para siempre y decidí que lo único que quería hacer era fulldome.
La realidad inmersiva…
Si, exacto. Es difícil de relatar si no lo vivís. Es una mix entre una coreografía cinematográfica, con una puesta en escena teatral y la sensación de un juego en un parque de diversiones, como Italpark. Construir la estrategia de la ilusión a través del domo utilizando como un portal que nos puede conectar con un espacio al que es imposible de acceder. Tenía mi Manifiesto Inmersivo con un montón de reglas para poder teletransportarte a cada escena. Lo que más me divertía era llevar al espectador a través de las escalas del universo a través del domo 4k como en un único plano secuencia. Después tenía el enorme deseo de trabajar con constelaciones que respetaran la diversidad de género. Soy muy enemiga de Orión que es la constelación que domina todos los cielos y la leyenda dice que es un abusador pero te sentás en cualquier planetario del mundo y tac! Aparece ahí en el medio del cielo. Esto está plasmado en mi próximo proyecto. Me di el lujo de trabajar con 13 constelaciones zodiacales que representaban diversidad. La sensación del domo… es intransferible. Es como contar lo que sentí cuando me subí al Matterhorn en Italpark. ¿Crees que nos abrirán el domo para ir a ver Solarians? ¿Habrá alguien leyendo esta nota que nos pueda ayudar?
¿Cómo surge tu trabajo con el Planetario?
Cuando volví de ese festival, me quedé pensando ¿ahora qué hago? Necesito mi domo! Acá en Buenos Aires tenemos dos: El Planetario Galileo Galilei y el Planetario de La Plata. Hice research, investigué, armé una propuesta y a los 6 meses estaba trabajando en el Planetario de Buenos Aires como Directora Creativa. Pase muchísimas horas en el domo estudiando todas las películas archivadas. Creo que vi más de cien películas … llegaba a mi casa de trabajar y seguía estudiando astronomía. Vi todo lo que existía. Empecé a estudiar Física del espacio, leí muchos libros, vi todo lo que había online y empecé a conectarme con científicos. Al mismo tiempo armaba escaletas con ideas y corregía el manifiesto inmersivo, sumaba reglas, por ejemplo: no hacer cortes, que la pantalla esté un 90% oscura y que solo tenga un 10% de luz y color… Me desesperaba ver las rayas blancas del domo porque te hacían perder la ilusión.
¿Tenías anteriormente una afición por el universo astronómico?
En ese momento me siento hipnotizada por las estrellas y las constelaciones, los planetas y las escalas cuando empiezo a estudiar por mi cuenta. Me obsesioné por poder transmitir estos conocimientos de una manera asombrosa y divertida sin infantilizar el contenido. Siempre hubo cosas que me interesaban y me llamaban la atención pero no las había estudiado antes. Me movilizaba trabajar para que se dictara Astronomía en la escuela Primaria y en la Secundaria. Si no tuviste esas materias es muy difícil que se te ocurra estudiar física del espacio en la Universidad. Sentía que el Planetario era un lugar en donde yo te podría transmitir lo que me parecía más asombroso de la Astronomía en lo que dura un cortometraje. Motivar a las niñas y niños que venían de las escuelas y mostrarles que tenían la opción de ser científicos. Quería mostrarles a niñas, niños y adolescentes que la astronomía es increíble. Con una película de animación inmersiva de diez minutos te voy a mostrar todo lo que hay más allá del cielo sin hablarte de números, de distancias ni darte un montón de información que es imposible de asimilar y resulta abrumadora. Mi plan era activar la emoción de los espectadores hablándoles a través de las imágenes con respeto. Cuando vos tenías seis o siete años seguramente fuiste al Planetario y viste por primera vez en tu vida la cantidad de estrellas que hay en el hemisferio Sur, y que no podes ver a la noche por la ventana por la contaminación visual de la ciudad. En el centro del domo hay un aparato que se llama Megastar, que te permite verlas y es lo más alucinante del Planetario. El Megastar es un aparato japonés, que cuando se apagan las luces y tus ojos se acostumbraron a la oscuridad por unos minutos, vas a poder descubrir la semiesfera cubierta por las estrellas del hemisferio sur brillando en la cúpula del domo. Esa sensación, en ese momento es inexplicable y genera una conexión emocional que te une al planetario para siempre. Eso es lo que te conecta emocionalmente por el resto de tu vida con el Planetario. Esto es algo que vos descubriste ahí en la primaria y es maravilloso, imborrable.
Un fragmento de «Solarians»
¿El proceso creativo comenzó con las escaletas?
Sí, en las escaletas ponía los objetos astronómicos que me parecían más asombrosos y que eran las que iban a querer contar, el sistema solar de forma inmersiva, los anillos de Saturno formados por piedras de roca y hielo, el cinturón de asteroides, las ondas gravitacionales generadas por la colisión de dos agujeros negros, el multiverse. En una reunión, un científico, me decía que en diez minutos no podía contar sesenta objetos astronómicos, que podía contar dos. Y yo decía “No, dos es muy aburrido… ¿Sabías que en el espacio hay 3 millones de galaxias? Pum! ¡Es una locura! ¿cómo hago? Empecé a trabajar con un amigo pero nos decían que todo lo que hiciéramos tenía que tener estricto rigor científico, nada de fantasía… Entonces volví a sumergirme en la investigación de física del espacio, ver lo que funcionaba y lo que no. Armamos a partir de ahí un guion que se llama “Solarix” y que ya fue traducido a japonés y hubo reuniones en Tokio con empresas que construyen planetarios. A partir de ahora comienza otra historia.
El presupuesto…
Exacto. Apenas supe que no podía contar con el Planetario, comencé a buscar sponsors. Voy a todas las empresas del país en 2017, que me recibían y les gustaba mucho el proyecto. Consigo que Fibertel me de seis millones de pesos para hacer la película pero por razones burocráticas con el Gobierno de la Ciudad no se logra llevar a cabo. Mario Pergolini, tiene registrada la palabra: planetario y es fanático de los domos, él estaba interesado, iba a ser el productor de Solarians, armé el equipo de animación de Argentina, científicos argentinos de NASA, Gabriela González, una científica argentina directora del equipo que descubrió las ondas gravitacionales y ganaron el Nóbel. Todos leyendo el guión, corrigiendo. Cuando se cae lo de Fibertel , pensé que no podía rendirme, ya no había vuelta atrás. No podía renunciar al proyecto después de todo lo que había logrado. Yo sentía que todo lo que había planeado iba a funcionar, estaba segura.Me ofrecieron participar en un concurso de CONICET sobre Ciencia, Tecnología y Turismo. Armé una carpeta gigante y gané el concurso. Pero tampoco pude concretar que se me asignara el presupuesto del premio que había ganado! Y tuve que empezar de cero. No pensaba rendirme.
¿Cuánto tiempo había pasado para entonces?
Habían pasado tres años de desarrollo y búsqueda de financiación. Un día pido una reunión con el funcionario a cargo del Planetario. Hablamos de la película y de cómo podía hacerla y otra vez la cuestión de la falta de presupuesto. En una segunda reunión le planteo que todas las Universidades de Buenos Aires querían hacer el proyecto con sus estudiantes de animación, y que yo sólo necesitaba un convenio marco. Aparentemente firmar un convenio marco con cada Universidad era mucho trabajo. Me propusieron firmar un solo convenio marco. Fue con la Universidad del Cine y se firmó el convenio. Hice una convocatoria para ver quiénes querían participar, se anotaron 400 personas y en una noche tuve que elegir 22 estudiantes de animación que obtuvieron la beca en la FUC. El equipo de Solarians fue pensado teniendo en cuenta la igualdad de género. En cuatro días teníamos el programa, y al mes estábamos dentro del laboratorio de animación empezando la pre-producción. Me daban dos pruebas en el domo del Planetario, nada más. Finalmente, hice la película. La estreno el 11 de diciembre de 2019 con 40 grados de calor, sala llena… las únicas dos funciones. La cola era enorme, la gente entraba al domo con Andrómeda de Gorillaz y Here comes the sun de Los Beatles… era mi sueño. El domo estaba lleno de niñas, niños, adolescentes y gente de todas las edades. Cuando termina Solarians comparto como fue el armado de la producción del proyecto y al finalizar abro el micrófono para que los espectadores puedan compartir su experiencia con la peli, para que cuenten qué sintieron, tener una devolución. Una chica de Alemania contó que había llorado desde el principio hasta el final, un niño de 9 años hablaba de los agujeros negros como si fuera del equipo de Maldacena, una niña dijo que quería ser científica. A la salida me dicen que una señora que tenía muletas y era de Chaco me abrazó y me dijo que se había conectado con su hija. Fue muy emocionante. Esa misma noche me cuentan que no van a programar el corto en el Planetario porque es muy largo. Diez minutos dura. Ese mes renuncié al Planetario. A pesar de que donamos el corto al Planetario no lo quieren programar porque es ¨muy largo¨.
¿Y qué hiciste con el cortometraje?
En enero del 2020 seguimos trabajando en Solarians, y lo mandé a Japón a un festival con el que venía conversando todos esos años. Ahí hay un festival de visualización científica que se hace en un Planetario en Tokio, donde participan científicos de todo el mundo y gente de la NASA. En febrero del 2020 ganamos con Solarians los dos premios más importantes del festival: el Grand Prix y el Audience Choice Award. Fui muy feliz en Japón y me hice muchos amigos. El corto lo mandé a todos los festivales fulldome y participó de la selección oficial en los domos de los planetarios de: Australia, Estados Unidos, Alemania, República Checa, Minsk, Portugal, Colombia y Canadá. El próximo estreno iba a ser en Saint Petersburg pero quedó en suspenso. Solarians es amigo de los planetarios de todo el mundo y me gustaría que fuera programado en Buenos Aires y en La Plata.
¿Qué reflexión final te dejó, qué aprendizaje en lo personal te dejó toda esta travesía?
Cuando estaba en Japón sentí que respetaban el trabajo y que todo el esfuerzo tenía sentido. Terminé haciendo una película que era imposible de hacer y fue como saltar volcanes. Agradezco la ayuda a los que participaron y le pusieron amor al proyecto como Clara Ríos Serrano que animó constelaciones, Juan Pablo Boraso que me ayudó a terminar el corto y fue un pilar al final del proceso, Pablo Crespo que compuso la música que interpretaron orquesta y coros como el de la soprano Mariana Carnovali y Fran Bendomir que hizo la voces de los Solarians del multiverse. Gabriela Gonzalez y las científicas expertas en Supernovas y Sistema Solar de CONICET UBA por las charlas. A Raúl Romero de NASA por su apoyo y por invitar a todo el equipo a comer pizza. Ojalá espacios como estos nos acerquen a alguien que nos permita volver a ver Solarians en el domo.¿Alguien querrá ayudarnos a cambiar el mundo?
4 / Mar / 2022