Con el apoyo de Argentores (Sociedad General de Autores de la Argentina), SADA (Sindicato Argentino de Autoras y Autores) y la Unión de Escritoras y Escritores, un importante número de autores/autoras de teatro y escritoras y escritores de literatura expresaron su preocupación al Gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires por el estado de parálisis en que se encuentran las distinciones conocidas como “Premios Municipales”, que la Ciudad instituyó en 1918.
En la carta dirigida al Jefe de Gobierno Horacio Rodríguez Larreta, los autores señalan: “Nos vamos a referir a los que nos atañen en forma más directa: el Premio a la dramaturgia, los Premios literarios para las categorías de Poesía, Ensayo, Cuento y Novela y los especiales Eduardo Mallea y Ricardo Rojas. Se han efectuado cuatro convocatorias que abarcan los bienios 2012/2013, 2014/2015, 2016/2017, 2018/2019. Sin embargo, y pese a que los autores y autoras han respondido con el envío de sus obras, aún ni siquiera se han constituido los jurados, después de transcurridos —desde 2012— ocho años. Además, durante 2020 no se efectuó la convocatoria correspondiente, pese a estar contemplada por ley”.
En el escrito, se señala también que los pedidos de audiencia al Ministro de Cultura de CABA, Enrique Avogadro, realizados por las entidades que representan a los autores “no tuvieron respuesta o quedaron truncas sin haber llegado a ninguna resolución”.
Entre los firmantes de la carta figuran: Griselda Gambaro, Liliana Heker, Mauricio Kartun, Roberto Cossa, Miguel Ángel Diani, Cecilia Roth, Sergio Vainman, Guillermo Hardwick, Ana María Shua, Guillermo Martínez, Rafael Spregelburd, Roberto Perinelli, Gabriela Cabezón Cámara, Daniel Dalmaroni, Guillermo Saccomanno, Claudio Tolcachir, Patricia Suárez, Ricardo Talesnik, Laura Yasan, Oscar Tabernise, Claudia Masin, Ivonne Bordelois, Luisa Valenzuela, Sylvia Iparraguirre, Alejandro Horowicz, Sergio Olguín, Antonio Santa Ana, Federico Jeanmaire, Susana Torres Molina, Alejandro Tantanian, Maruja Bustamante, Enzo Maqueira, Dolores Reyes, Agustina Bazterrica, Daniel Guebel y Guadalupe Faraj.
En otro tramo de la presentación, los firmantes sostienen que “estas demoras, cuyas razones ignoramos, y este silencio por parte de las autoridades, nos impulsan a visibilizar esta situación que nos preocupa sobremanera, ya que vemos poner en riesgo Premios cuya historia buscó amparar la labor artística de dramaturgos, dramaturgas, escritores y escritoras”.
La lista de creadores que acompañaron con su firma la carta incluye también a Tamara Kamenszain, Elsa Drucaroff, Marcelo Figueras, Sergio Bizzio, Jorge Boccanera, Marcelo Guerrieri, María Inés Krimer, Cecilia Szperling, Adriana Tursi, Cristina Escofet, Santiago Doria, Pablo Gorlero, Paula Marull, Mariela Asensio, Lucía Laragione, Pablo Albarelo, Luis Sáez, Mariana Oberstein, Raúl Brambilla, Ivone Founery, Mariana Chaud, Andrés Binetti y Maria Florencia Aroldi, entre los casi 400 autores y autoras.
La solicitud concreta incluida en el escrito es que “se convoque a la brevedad a los correspondientes jurados para que de manera perentoria se expidan sobre los cinco bienios que aún esperan el fallo”.
Con este número 61, la revista Florencio concreta su segunda aparición en el año y como siempre desea que su contenido sea atractivo para nuestros lectores.
El sumario comienza con un breve editorial de Miguel Ángel Diani, presidente de Argentores, donde celebra con alborozo la decisión de la Junta Directiva de constituir la lista de candidatos a la elección de agosto en la entidad ajustándose a las reglas de paridad de género tal cual determinó la Inspección General de Justicia, hecho que en el número 62 tendrá una mayor cobertura. Le sigue El diario de marzo, una crónica de la dramaturga y filósofa Cristina Escofet, que oscila entre la pesadilla a repetición, un lírico recuerdo de las mujeres de la familia de quien escribe y la oportuna cita de varios pensadores actuales a los que la autora toma como apoyo para fortalecer el desarrollo de su punto de vista en la nota sobre la difícil y por momentos estremecedora situación del mundo. Un material para leerlo. Lo tercero es un artículo donde se informa de la creación del PIRCA, laboratorio destinado a investigar los posibles caminos para transformar la industria y cultura audiovisuales del país, que incluye varios reportajes. Después, entre otros variados trabajos, hay entrevistas a premiados por Argentores en cine y teatro y, en este rubro, una cálida evocación de los autores recientemente fallecidos Jorge Ricci y Rafael Bruza escrita por la dramaturga Sandra Franzen. También figuran en el sumario una semblanza de Dante Alighieri con motivo de los 700 años de su muerte, escrita por el poeta y traductor Jorge Aulicino y un fuerte testimonio que rememora la caza de brujas del macartismo contra el dramaturgo norteamericano Arthur Miller, elaborado por Ricardo Halac.
Nos despedimos hasta el número 62, esperando quede satisfecho con el actual.
El Ministerio de Cultura publicó la lista de los 50 mil beneficiarios del apoyo económico extraordinario llamado «Cultura Solidaria» que, con una inversión de 1.500 millones de pesos, busca acompañar a artistas y trabajadores del sector de todo el país en este contexto de crisis sanitaria.
Con una inversión de $1.522.710.000, el programa beneficia a 50.757 trabajadores de la cultura que se inscribieron durante marzo.
Músicos, bailarines, coreógrafos, actores, artistas de las artes visuales, escritores, guionistas, libreros, técnicos entre otras actividades artístico culturales fueron seleccionados, informó la cartera conducida por Tristán Bauer.
Este apoyo, dirigido a uno de los sectores más afectados por la emergencia sanitaria, se cobrará en dos cuotas de 15 mil pesos y próximamente se informará la fecha para el pago de la primera cuota a través de la web de Cultura Solidaria.
Como contraprestación, los beneficiarios se comprometieron a realizar acciones solidarias en su comunidad, con talleres, capacitaciones, asesoramiento técnico, espectáculos y presentaciones artísticas, en articulación con los municipios y organizaciones de la sociedad civil.
En agosto de este año habrá cambio de autoridades en Argentores. Como siempre cada cuatro años, por mandato del estatuto y reglamento interno de la entidad, hay que hacer un acto eleccionario. Pero esta vez va a ser distinto, no sólo por la Pandemia y las medidas de seguridad que hay que tomar, sino porque esta vez todas las listas que se presenten serán equilibradas en género con respecto a sus postulantes para los distintos cargos. De aquí en más, el cincuenta por ciento de los cargos de la lista y por consiguiente de la Junta Directiva, serán ocupados por autoras. ¡Y eso está perfecto!
Una resolución de la Inspección General de Justicia hizo, precisamente, justicia. Nuestras autoras ocuparán el lugar que les corresponde. Y este es un broche de oro al trabajo que venimos llevando adelante los compañeros y las compañeras de esta Junta. Una Junta Directiva que ha trabajado y se ha pronunciado permanentemente en defensa de la igualdad de género y de los derechos de la mujer. Creo sinceramente en este cambio y lamento que no se haya producido antes.
El mundo creativo de la mujer es y ha sido postergado y mal pago durante años. Espero que estos aires de renovación, pongan rápidamente las cosas en su lugar. Pero para eso también debemos comprometernos “todos”. Y cuando digo “todos” lo digo en masculino. Este proceso de justicia y equidad ya no se detendrá y juntos, autores y autoras, deberemos seguir luchando para que así sea.
-Dígame, ¿cree sinceramente que se trata de la peste?
-Usted plantea mal el problema. No es una cuestión de vocabulario, es una cuestión de tiempo…Es necesario que asumamos la responsabilidad de actuar como si la enfermedad fuese una peste” [i](Albert Camus)
A horas del 20 de marzo del 2020
Recibo la noticia que debido a un virus mortal proveniente de Wuhan, declarado pandemia, entraremos en cuarentena. Se habla de un murciélago y de un pangolín como origen de esta mutación.
Muy sorprendida, quizá como el Dr. Bernard
Rieux (en la novela La Peste) aquella
mañana del 16 de abril de 194… cuando tropezó con una rata muerta en el rellano
de la escalera de su edificio. Poco tiempo después, la tranquilidad argelina
del pueblo de Oran, se vería atravesada por la incógnita de sucesivas muertes
de ratas. Morían de a cientos. El comienzo de la peste. Imprevisible.
Incomprensible. Lleno de incertidumbres.
Intuyo que no comprender, será un camino.
Entender que no entiendo. Pero es indudable que hay que actuar como si se
supiera de qué se trata.
Hay que
aprovisionarse, para no salir de casa. Comprar para dos o tres semanas. Sin
acaparar, aconsejan. Acopiar sin acaparar. Vaya término medio. Eso dice la
tele, la radio. Tampoco hay que tocarse. Las personas mayores son los elegidos
del virus. La gente mayor debe estar guardada sin ver a nadie. La tele insiste
que ni besarse ni abrazarse ni cuerpo contra cuerpo, ni cuerpo sobre cuerpo,
menos que menos cuerpo dentro de cuerpo. Todo permanecerá cerrado, ni cines, ni
restaurantes, ni calles, ni ferias. Habrá una hora cero y de ahí en adelante,
todos guardados. Como los habitantes de Oran. Me pregunto si será tan así.
Se me cae un
arreglo dental. Ya los dentistas han dejado de atender. Atravieso la ciudad que
se pliega casa por casa. Todo desierto. Busco una guardia. ¿Será de buen
augurio comenzar un confinamiento con un problema odontológico? Aún faltan
algunas horas para la hora cero, pero en la sala de guardia me doy cuenta que
soy sospechosa de estar contagiada y contagiar o de contraer un virus. Las
secretarias están con barbijos. Casi se comunican por señas. Me bañan en
alcohol. Me pongo un poco tartamuda. Pregunto varias veces lo mismo.
El odontólogo
me atiende a tanta distancia que no sé si alcanzó a ver adentro de mi boca. Es
el premolar le digo con la boca abierta. Asiente. Mueve la cabeza. Alza los hombros.
Vaya a saber cuánto podrá durarme una pasta provisoria, puesta de mala gana.
Todavía no
compré nada. No me aprovisioné. ¿Tendré tiempo? Salgo de la guardia. Estoy en
un barrio muy lejos de mi casa. Son casi las 18. Falta muy poco para las cero
horas. El taxista me dice que nos van a encerrar para siempre. Que compre para
tres meses como mínimo. Él se va a aprovisionar para un año. Yo no tengo
espacio, le digo, como si tuviera que
darle explicaciones. Compre. Tenga. Acapare. Guarde en los cajones. En
cualquier parte. ¿Por qué dice que nos van a encerrar para siempre?, pregunto.
Porque cuando se dan noticias así de un minuto para el otro es porque va a
durar para siempre, responde. Y yo sé lo que le digo. Compre y atrinchérese en
su casa.
Compro todo lo
que puedo. Almacén. Carnicería. Farmacia. Mucho jabón líquido. Alcohol gel. Me
sugieren mascarillas. Compro. Lo que otros compran. Me repaso el premolar con
la lengua. ¿Será de buen presagio empezar con una muela en problemas?
Cuando termino
de acomodar, son las cero horas del 20 de marzo del 2020.
Siento que si la realidad desaparece, el tiempo debe
detenerse. Sensación de atemporalidad inmediata.
La radio, la
tele, los portales vomitan tutoriales. Caminar miles de pasos para no volverse
un pollo enjaulado, vestirse como para salir pero quedarse en la casa,
saludarse por zoom, vivir en zoom, pensar que crisis es una oportunidad para
estudiar lo que quisiste y nunca pudiste, y sobre todo leer y hacer gimnasia y
acomodar y limpiar y descansar.
Mi celular
colapsa. Mensajes de no salgas con íconos mortíferos. También videítos de
féretros amenazantes. Mis miedos y yo estamos dialogando, respondo.
Mirarse no en
las certezas, sino en la incertidumbre. ¿Qué será del taxista vaticinador?
Otro día. 20
de marzo del 2020.
Estoy encerrada en una biblioteca. Mi departamento. Literalmente una biblioteca. Leo cuatro libros por semana. He leído toda mi vida, antes de saber leer creo, porque abría los libros y contaba historias. Pero ahora, no quiero ni leer, ni ordenar, ni vestirme combinando nada. Lo más positivo que se me ocurre es imaginarme que me voy a deshacer en cuanto pueda de tanto libro.
El hit del
momento es una suerte de nuevo conductismo. Que el virus es la gran oportunidad
para ser mejores, ecologistas y
solidarios. Lo converso con mi hermana
bióloga dedicada a la ecología desde
hace décadas. Vive en Ensenada, baja California. Le ponemos cuota de humor.
Híjole, me dice Mona, con su acento
mexicano, pues imagínate a los depredadores organizando el tema.
Recordamos la
epidemia de polio. Al segundo marido de
mi abuela paterna, médico sanitarista. Llevó adelante la campaña contra la
polio desde el Pirovano. Higienista. Casa por casa haciendo docencia sanitaria
e instando a instalar cisternas con agua en los barrios. Medidas desde hervir
el agua, planchar el dinero, las pastillas de alcanfor colgadas del cuello. Mi
madre hasta tenía un autoclave. Recordamos a las legiones de mujeres y hombres
pintando con cal los árboles, manguereando las veredas con un desinfectante
poderoso. ¿Y ahora le pregunto? Paciencia. La ciencia lleva tiempo, dice.
Otro día. 20
de marzo del 2020.
Como soy medio
lanzada, le escribo al gobernador de la Provincia de Buenos Aires, las medidas de higiene de mi medio abuelo.
Alucino con camiones cisternas con agua
potable en los barrios carenciados y lavabos y duchas públicas en las esquinas.
Hay un lado pragmático que siempre me gana.
Otro día. 20
de marzo del 2020.
Con mi otra
hermana, Patricia, que vive en la costa, intercambiamos lista de pelis, libros,
artículos. Maneja mejor que yo el face, lo cultiva con dedicación de
editorialista, así que esperaré sus posteos para intervenir. El face parece un
cultivo de odios, polémicas, ofensas, portazos cibernéticos. Imposible este
territorio para mí. Yo sólo lo he usado
para mi actividad como dramaturga, de modo que este medio carece de alimento
válido por el momento. Estamos sumergidos en la era de los emoticones de los
pseudo estados anímicos de los emojis. Me siento limitada.
Mi enojo con
los libros dura poco. Me convenzo enseguida de que estoy enjaulada en el mejor
lugar.
La biografía
de María Antonieta sobre la que estoy trabajando, me inquieta. ¿Qué hago
encerrada, tratando de decodificar los últimos días de una ex reina antes de
ser decapitada? ¿No debería comenzar por
mi propio encierro? María Antonieta sabe muy bien adónde conducirá su prisión, ¿sé cómo terminará
la mía?
Ambas estamos encerradas. Ella en mi obra. ¿Yo en la obra de quién?
Otro día. 20
de marzo del 2020.
Trato de imaginarme que como por arte de magia mi departamento de dos ambientes se convierte en un semipiso. Pero no. Mi living es escritorio, biblioteca, cineteca, la cocina lavadero es cocina, despensa, verdulería. El cuarto es dormidero, gimnasio. Contrafrente que mira otros contrafrentes. Vecinos dando vuelta en sus balcones. Muchos han sembrado en sus macetas. Yo también ilusiono una huerta, una plantita de albahaca y otra de orégano. Las riego cada mañana. Conviven con los potus y mi santo cachaciento y borrachín. San Onofre. Le gusta el wisky y el tequila.
Vecinos. Casi
siempre nos encontramos a la hora de aplaudir a los médicos y personal de salud.
Comienzo a esbozar gestos de simpatía a otros tan encerrados como yo. Desde España me llegan videos, brindan de piso a
piso, con largas cañas sosteniendo copas. Noto que los niños no hacen ruido, ni
gritan. Figuras silenciosas. He visto algunos con barbijos. También vi a una
niña de dos años extendiendo sus manos pidiendo alcohol. Tristeza.
Varios días
después. Sigue siendo 20 de marzo del 2020, aún es verano.
Armo un altar
en mi cuarto. La Virgen de Luján. La ilumino con una lámpara de sal. La rodeo de piedras, citrinos, cuarzos rosados,
una hermosa rosa del desierto. En el living la tengo a la Virgen de Guadalupe,
a la de Lourdes, a la Desatanudos, todas también entre las piedras los libros y
las cartas de tarot. Me llevo bien con
los altares. Me acompañan en los viajes a mis propios laberintos.
Joseph Campbell.
“El inconsciente manda a la mente toda clase de brumas, seres extraños, terrores e imágenes engañosas, ya sea en sueños, a la luz del día o de la locura, porque el reino de los humanos oculta, bajo el suelo del pequeño compartimiento relativamente claro que llamamos conciencia, insospechadas cuevas de Aladino”.[ii]
Cuevas de
Aladino, en las fronteras de lo imperceptible. Nuestras brumas, nuestros
monstruos, nuestros miedos, nuestras proyecciones.
Hago girar una
esfera de calcita. De la familia de los cuarzos. Dentro de la calcita caen
gotas. Vida intacta aprisionada en la piedra durante miles millones de años.
Las piedras son poderosas. Resguardaron vida. Si es verdad que vamos a sucumbir,
las piedras no lo han hecho.
20 de marzo
del 2020. Otro día.
Puedo ir a los negocios de cercanía, caminar 500 metros, visitar cajeros. Todo queda lejos. Comprender lo que no se entiende y entender lo que no se puede explicar. El que no comprende debe entenderlo. Asumo que no sé en qué consisten las cosas que no se sabe en qué consisten. Si el face me aburre, los noticieros me desconciertan hablando con certeza de lo que afirman no saber.
Igual estoy
enojada. Porque yo soy citadina, de leer y escribir en bares y de ir al teatro
casi todas las semanas. Estoy acostumbrada a pensarme con una realidad que me
desea. Y el deseo tiene olor a café, amigos, exageraciones y efusividades.
Estoy habituada a perderme en los ruidos y olores de una ciudad que no es la
mía pero a la que amo.
Soy una insiliada de la dictadura, y aprendí a
perderme en este Buenos Aires que me recibió y que si algo me enseñó es el
pulso de las grandes ciudades que no te preguntan quién sos y te invitan a descubrir
la magia de sus rincones. Y en Buenos Aires, siempre hallé a mis pueblos de
origen.
Conozco el
olor a la adrenalina. Sé muy bien qué riesgos corrimos durante los años de
plomo y cómo debíamos movernos. Quemé libros, perdí amigos, familiares. Me
refugié aquí. Llena de daños colaterales de una revolución que no hice, que
nadie hizo.
El Me-Ti de Bertolt Brecht. Repetía como un
mantra: Hay que quitarse la mala
costumbre de querer llegar a pie a los lugares adónde no se llega caminando.
Hay que quitarse la mala costumbre de querer solucionar hablando, las cosas que
no se solucionan hablando. Hay que quitarse la mala costumbre de querer
solucionar pensando las cosas que no se solucionan pensando. Era mi permiso para cambiar un modo de vida
urgente que se había deglutido casi todas mis formas de creatividad, alegría y
espontaneidad.
Mis diarios
tienen tachaduras, gotas de café, borrones de tinta, páginas arrancadas que
puedo decir de memoria. Porque lo que se escribe en un diario, es memoria.
Mi propio
diario de los 70’ me ayudó a atravesar la aventura de comprenderme hacia atrás
mientras escribía una de mis últimas obras.
Las Lucías.
“Hay que quemar libros. Las llamas, el humo. El papel biblia se volatiliza, pero las tapas duras no se queman. Los ojos me arden. Estoy sola. Hace tiempo que me separé. Tengo sabañones por el fuego. Me cansa arrancar, quemar, enterrar libros, libros, libros. Arden Lenin, Mao, Pléjanov, Bakunin, Fanon. Marx, Perón y Evita, La razón de mi vida. Tapas celestes. Letras blancas. Todo al fuego. Si te agarran con libros perdiste. ¿Y si te agarran con papeles quemados? ¿Con tapas carcomidas a medio arder, qué? Arrastro una caja llena de fotos, de negativos, de papeles. Quemar para salvarme. La otra de mí y yo en la hoguera, saltamos, nos reímos del miedo. Al final, nos perdemos en un hoyo de humo.”[iii]
No es lo mismo ahora. Para nada. En la última
dictadura, peligraba morir acribillada en las calles. O terminar
“desaparecida”. Pero revolucionaria o no, la utopía cantaba. Me hablaba. Esto
es distinto. Tenemos que cuidarnos de un virus poderoso que amenaza destruir a
la humanidad. ¿Utopía incluida?
El diario es
mi botella al mar. La escritura es mi modo de vida. Me gusta escribir. Por el
placer de la palabra. No sé si quise ser escritora. Más bien soy una escribiente.
Pienso en Severiana, mi bisabuela, en sus poemas guardados en sus delantales de
cocina.
Este
habitáculo, mitad biblioteca mitad santería, que nació como refugio. La Plata era
una conejera. Mis viejos. No morí de soledad por ellos. Aquí instalé mis
coordenadas. Los libros que se salvaron de la hoguera, mi lettera 22, mi
pequeña hija. Pero este refugio, tenía establecida su dialéctica con una
realidad que en algún lugar, me deseaba. Sabíamos a qué le temíamos, y también
sabíamos que la salida sería la democracia republicana. Me es difícil
articularme en una realidad que no sólo no me desea sino que tampoco sé en qué
puede consistir su salida.
Escucho
televisión en francés. Lo doloroso me duele menos en otro idioma.
La utopía se
hace un acordeón y toca una sola nota. Perdió toda musicalidad.
Mi cotidiano
como escribiente, contiene altas cuotas de aislamiento pero no por obligación. Obligación mundial. Mundialmente se dice lo
que hay que hacer y lo que no hay que hacer. Mundialmente se establecen
protocolos. Mundialmente se discute si barbijos no o si o tal vez o si
quizá. Mundialmente se reta a la
población diciendo que no comprenden lo que se les dice. ¿Caminamos hacia un
vacío?
Slavoj Zizek
“Los que están a cargo del Estado se hallan en estado
de pánico porque saben que no sólo no controlan la situación, sino que
nosotros, sus súbditos, lo sabemos. La impotencia del poder ahora se pone en
evidencia. Todos conocemos esa escena clásica de dibujos animados: el gato
llega al precipicio, pero sigue caminando, sin hacer caso del hecho de que no
hay tierra bajo sus pies; y comienza a caer cuando mira hacia abajo y ve el
abismo.”[iv] :
20 de marzo del 2020. Otro día.
Tengo que resignificar
el deseo. Me cuesta decir que estoy de duelo. Todavía me imagino las calles,
los teatros, los aplausos, la prisa de ir de un lado al otro. La radio escupe
una tonadita de moda: “ma ma ma ma mala, yo soy una chica mala…”
El virus informan
que es gordo y proteico y se cae al suelo. Imposible el bombardeo de noticias. Y entre
las siempre malas nuevas de estadísticas abrumadoras cargadas de cifras, la
inevitable sensación de sospechar que hay algo de manipulación tras la verdad.
Escucho decir que el virus es
completamente invisible. ¿Acaso existe alguno visible? La pregunta es obvia. Lo
que no es obvio, es que hable en voz alta y se lo pregunte al televisor.
Medito y hago
gimnasia. Estuve casi treinta días sin salir a la calle. Cuando salí me
temblaban las piernas. La calle me mareó.
Otro día
tropecé con un hombre. A la entrada de mi edificio. Era mediodía. El señor,
comía fideos.
-¿Usted está
viviendo en la calle?, pregunté.
-Sí, señora,
pero no aquí, yo vivo en la esquina de la vuelta, acá vengo a veces cuando me
dan de comer en los negocios y como en alguna puerta al solcito.
-¿Necesita
algo? ¿Agua, alguna frazada?
-No, nada
señora. Gracias. Tengo todo.
La escena
podría haber terminado ahí, pero no. Poseída por el espíritu docente de mi
madre, salí al rescate.
-¿No le
convendría ir a un parador? ¿No estaría más protegido? ¿No correría menos
peligro?
-No, señora,
usted no sabe lo que es un parador. Yo necesito la calle. Ya estuve mucho
encerrado en un manicomio. En la calle se vive. Soy libre. Nadie me roba nada.
Yo ahora vuelvo a mi esquina y encuentro todo.
Comprendí. Había
interrumpido el almuerzo de un hombre que amaba comer al sol. Ya parando un
taxi, le dije: Igual cuídese. Me respondió: Cuídese usted señora, no esté
encerrada todo el día.
Los instantes
que duró el diálogo no pasó nadie por la vereda. Había algo crístico en la cara
de ese hombre.
Días después, salí
a caminar con barbijo y se me empañaron los lentes, me caí y me rompí las rodillas
y la cara y los lentes. Cuando me levantaron un tajo en el superciliar sangraba
a chorros. La gente que me asistió, tenía alcohol, gasas. Flor, mi hija me curó. Estuve inmóvil un mes
casi.
Caída en la
vereda, murmuraba ¿cómo puede pasarme esto a mí? Mi pregunta, en el concierto del desconcierto.
No es posible la interrupción abrupta de nada. No es posible cuando nos hemos
acostumbrado a que lo posible sean posibilidades. No es posible aceptar la
pesadilla.
Camus.
“El flagelo no está a la altura del hombre, uno se dice que el flagelo es irreal, que es un mal sueño que va a pasar. Pero no se pasa, y de mal sueño en mal sueño, en realidad son los hombres los que pasan, y los humanistas en primer lugar, por no tomar precauciones. Nuestros conciudadanos no fueron más culpables que otros, olvidaron ser modestos, eso es todo y pensaban que todo sería posible para ellos. Continuaban con sus tareas, sus viajes, sus opiniones. ¿Cómo podrían haber pensado en la peste que suprime el futuro, los movimientos, las discusiones? Se creían libres y nadie será libre jamás, en tanto haya flagelo”[v]
20 de marzo del
2020. Varios días después.
La imagen del
Cristo comiendo fideos me impactó. Pregunté a algunos vecinos si lo habían
visto. Nadie. Cuando pasé varias veces por la esquina que me había señalado,
tampoco estaba. Necesitaba verificar que no necesitaba nada de verdad.
John Weir
Perry.
“La individualidad, es algo seguro y saludable para la sociedad, sólo si se mantiene en equilibrio con los intereses sociales y si el motivo del poder personal está compensado por un motivo igualmente fuerte de preocupación por los demás”.[vi]
Compañerismo y compasión para que pueda hablarse de una nueva
individualidad.
“Una gran cantidad de personas crece sin ningún sentimiento de pertenencia a la comunidad…Una de las principales dificultades es que la mención de amor en cualquier marco que no sea fundamentalmente personal, se ha convertido en algo sentimentalizado, relegado a la imagen de la escuela dominical de una efímera idealización”[vii]
Amor, como
motor social. No se habla de amor. En ningún lado. Está ausente de todo discurso público. El virus
circula, el amor, no.
Reinventar la
ecuación de lo divino. Del amor.
Aquel cuento
sufí. El hijo le dice a la madre: Vengo a despedirme, me voy a suicidar. La
madre lo mira y le contesta: ¿no te tomarías antes una rica sopita?
Otro día. 20
de marzo del 2020.
Me quedé con el
gato de los dibujitos caminando hacia el vacío de Zizek. Vas caminando, y de
pronto, resulta que estás en el aire, y seguís hasta que mirás para abajo.
Lo azaroso e
inevitable pareciera dominar conciencias individuales y colectivas.
La impronta del
ahora pareciera ser la de
lo azaroso como destino. El sujeto amoroso, ha dado paso al sujeto
azaroso. Chernobyll.
El azar, lo imprevisible como norma tiene realidad ontológica per se (Paul Virilo). Si lo azaroso, lo accidental fuese la norma, estaríamos internalizando y naturalizando el holocausto. Y la vida sería el camino hacia la eliminación de lo humano y su cultura. El cambio del concepto de finitud por el de exterminio dice el filósofo.[viii]
Iluminar la
oscuridad (Jung) Iluminar lo máximo posible esta oscuridad para no quedar
atrapados en una nueva nube de Chernobyll.
La certeza
actúa por tramos. Menudo desafío poner en valor un suceso “azaroso” que pone
patas para arriba la organización mundial y amenaza bajo el pretexto de que lo
que conocíamos como comportamiento humano está no sólo en crisis, sino que está
a un paso de convertirnos en el otro
deshumanizado, desafectivizado.
Otro día. 20
de marzo del 2020 .
¿En qué punto de mi desarrollo espiritual
estoy? ¿Lejos o cerca de las manipulaciones y los altruismos
declamados?
A veces mis
personajes son muy éticos. Muy coherentes. ¿Soy algo mejor que ellos?
Otro día. 20
de marzo del 2020.
Stella Matute,
Susy Di Gerónimo y yo. Decidimos reponer
mi obra La Roca. Es un acto de amor
entre amigas. A las tres nos anima esta cita post pandémica. Estamos
emocionadas con el proyecto. Tiene mucha vigencia esa obra, dice Stella.
Estamos felices. Amorosamente entusiasmadas. La Roca, también escrita en forma de diario. Susana y Stella, dos
náufragas a la deriva en medio del mar, buscando la roca donde salvarse.
La Roca.
Stella: Quiero volver.
Quiero recordar. Reencontrarme con amantes. Aunque desentierre los huesos. No
me importa la guerra. No sé vivir sin guerra. Sin miedos. No sé latir si el
corazón no me estalla. Quiero volver…Treparme a una cornisa y arrojarme al
vacío. Es mi vida. Empiezo a llorar sobre mi cuaderno. Las letras se borran.
Las locas reman.
Susana: ¿Alguien solloza? ¿Estoy viva? Por Dios, estoy viva… A babor, girando a babor…Nada…La niebla lo cubre todo. ¿Encallaremos?…[ix]
Varios días
después. 20 de marzo del 2020.
Me hice amiga de Daniel, el verdulero. Me trae todo a
casa, me hace los mandados. Me trae el gesto de lo que ha desaparecido, el
contacto humano del hola en la puerta de mi casa. Es mi platito de sopa del
cuento sufí.
El HermanoDavid Steindl Rast habla del tiempo sin tiempo. El misticismo, dice, es la frontera específica de la evolución de la conciencia. Es ese punto en el cual nos conectamos con la vivencia de que todos somos uno. Y esta es una experiencia que se puede experimentar de modo diverso, contemplando una puesta de sol, escuchando un concierto, leyendo un poema, ayudando a otros.[x]
Más tarde.
¿Qué hay más
allá de lo que se presenta como un
“unísono mundial” por el cual todos seríamos un “cuerpo único actuado” por un
torbellino llamado pandemia que nos mimetiza? ¿Cómo me coloco yo, individuo
ante este “unísono mundial”?
¿Qué fuerza
escojo? ¿La del miedo colectivo? ¿O me animo a traspasar el velo y escucho mis
propios latidos?
Detener el
tiempo en un atardecer meditativo tal como plantea David Steindl Rast quizá nos eleve a un despertar de la conciencia
individual.
¿Por cuál
energía escogemos ser actuados?
Piedras.
Cuarzo
rutilado. ¿Yo me sumerjo en el cuarzo, o el cuarzo invade mis células? Estoy perdida en el universo de
la piedra. Soy parte de esa totalidad.
Tarot.
Una carta: La voz interior[xi]. Una bella y singular figura femenina. Un rostro alerta, sostiene en su mano un cristal. El cristal representa la claridad que trasciende todas las dualidades. Es una carta lunar. La figura está conectada con el cosmos a través de la corona de la luna creciente y con la Tierra por medio de las hojas verdes del kimono. Enmarcada por delfines, la mujer, danza en el agua de la vida.
Sentido de la
carta: Hay momentos en nuestras vidas, donde
muchas voces parecieran
empujarnos de un lado a otro. Nuestra propia confusión en tales situaciones nos
recuerda buscar el silencio y nuestro centro interior. Sólo entonces somos capaces
de escuchar nuestra verdad.
Un proverbio
africano dice: si la palabra te enferma, el silencio te curará.
20 de marzo
del 2020. Otro día.
Mis ancestras.
Están conmigo. Mi madre, mis abuelas Teresa y Paca, mi bisabuela Severiana.
Todas mujeres fuertes, todas mujeres atemporales. Mi madre la guerrera que se
escapó de un rancho y obtuvo una beca e hizo una brillante secundaria
desafiando el ciclo de abuelos inmigrantes y analfabetos, mi abuela Teresa,
sastre de profesión. Me cosió la muñeca de trapo que más quise, la Clotilde. Teresa era paciente y silenciosa.
Ella, la que vino a parir a esta tierra en el subsuelo de los barcos de
inmigrantes, Era dulce como el olor de las madreselvas, su flor preferida. La
madreselva de mi casa en el río se llama Teresa. Paca, mi abuela vasca, idónea
en laboratorio en épocas en que las mujeres a lo sumo eran idóneas en partos y
matrimonios a contrapelo. Ella me explicó cómo abortaban las mujeres pobres. Era
astuta inteligente, brava y decidida y como era muy bella, se sacaba la edad.
Era mitad masculina, mitad femenina. Decía venir del siglo XXI. Se casó por
segunda vez con el médico. Mi bisabuela
Severiana. Poeta. Bruja vasca. Experta en destierros y amores contrariados.
Las mujeres de
mi vida. Oscuras y luminosas. De barro y loto. Capaces de nadar
contracorriente. Cuando mi madre estuvo secuestrada durante la última dictadura
militar, detenida desaparecida se negó a mantener sus ojos vendados durante el
cautiverio. Decidió ver. Fue su opción. A ponerse la venda la obligaron. A
quitársela fue su elección. Mi madre, la que provocó el salto cuántico
rompiendo la cadena de mujeres analfabetas.
20 de marzo
del 2020.
Imagino mi
río. En mi casita del Tigre. Dicen que hay delfines. En cuarentena, todo queda
lejos. La realidad y el deseo están capturados. Mi hija, me dice: Mamá, estás
de duelo.
Deméter me
acompaña. El Hades se ha devorado las criaturas de mi mundo.
Dice Jung: “La naturaleza del inframundo de Hécate, muy vinculado a Deméter y el destino de Perséfone apuntan a los lados oscuros del alma humana…podría decirse que cada madre contiene dentro de sí a su hija, y cada hija a su madre y que cada mujer se prolonga hacia atrás en la madre y hacia adelante en la hija”[xii].
Madre /hija
como una localización atemporal, donde el ser una o la otra se interrelacionan
en una dialéctica inestable donde hijas y madres ascienden y descienden en la cadena
genética, en un sinfín de inmortalidad. Todas
somos una y la otra y la otra de la otra en un circuito de tiempo detenido e
infinito.
“La vida individual se eleva al rango de arquetipo del destino femenino. Así tiene lugar una apocástasis de la vida de los ancestros, que con el individuo actual como puente, se prolongan en las generaciones futuras”[xiii]
Apocástasis, poner
algo en su lugar de origen. Apocástasis, el camino de ascensos y descensos
hacia la totalidad. La ruta del origen.
A través del arquetipo “… el individuo es rescatado de su aislamiento y devuelto a la totalidad. Toda actividad cultural en torno a los arquetipos tiene, en último término, esa finalidad y ese resultado.”[xiv]
Mis ancestras
como poderosos arquetipos, actúan como imanes generando una fuerza centrífuga que me saca de
la órbita de lo eternamente muriente.
Deméter y
Perséfone. La búsqueda de la madre tras las huellas del rapto de su hija. El mito de Deméter. Los ciclos de
fertilidad e infertilidad, los ciclos de la tierra yerma, la semilla del trigo
y las espigas. Los mundos raptados. El tiempo de la espera. De la resurrección.
Los mitos y el
reto al ejercicio de la anamnesis (reminiscencia) donde nos convertimos en
nuestro propio terapeuta en ese rescate de datos del pasado que traen información
al presente.
Hay imágenes que aparecen en la meditaciones, otras veces en sueños. “Estas visiones, no son en absoluto alucinaciones o estados de éxtasis, sino imágenes visuales o la llamada imaginación activa.”[xv]
Ensueño…
Deméter y yo rumbo al río. El momento es ahora y el
tiempo es éste, me dice.
Arrojamos piedras al agua que está detenida en su
flujo.
De pronto una gota de barro emerge como un volcán y
nos traga. Montamos inmensos bagres de
boca gigantesca. Bocas chupabarro. Son corceles en forma de peces entrenados en
lodos. Descendemos hasta el fondo del lecho del río. Un cardumen de peces gigantes con
dientes como sierras afiladas nos desgarran. Deméter y yo, somos devoradas
hasta llegar al estado de esqueletos de un blanco fosforescente. De nuestras
calaveras comienzan a palpitar capullos de loto. Allá en el fondo del río. Los
cardúmenes se alejan. Deméter y yo en estado de esqueletos florecidos
descansamos en el lecho del río.
Hemos sido devoradas. Y sin embargo, como en el tiempo
sin tiempo de los sueños, estamos sentadas a la orilla del río que acaba de
deglutirnos.
-¿Qué sucedió?, pregunto.
-Lo que viviste. Lo que sentís, me responde.
-¿Y nuestros esqueletos?
-Volvieron al lugar de origen, me dice.
Días después.
20 de marzo del 2020.
Limpiando
verdura, sentí que somos seres que nos autocreamos permanentemente, pero
alejados de la idea de unidad nos autodestruimos. Se teme a la muerte. Lo que
está en peligro de extinción es la conciencia.
Sobrevivir no
es atrincherarse contra el virus, la supervivencia implica cambio de
conciencia.
John White dice
que el cambio de conciencia implica un salto hacia adelante. Entender que la
especie dominante es una especie muriente. Somos la especie que no se relaciona
con su hábitat. No integramos ecosistemas, somos ecocidas. Y ése es el desafío
cultural. No serlo. Estamos ante una crisis de conciencia.
Biológicamente hablando, dice White, una especie que está muriendo puede ser una especie peligrosa. Y como alternativa nos plantea el homo noeticus como forma de una humanidad emergente. Una humanidad que se relaciona con su hábitat más allá de cualquier interés racial, nacional, étnico, religioso, sexual o de casta. Despojarnos de viejos hábitos para nacer de nuevo. Dejar morir el concepto de adultez depredadora para renacer como niños redescubridores. Pasar de la ortonoia (imperio del ego, estado de la mente centrado en el ego) a la metanoia (Cristo en nuestro interior, el universo en uno, la naturaleza en uno) atravesando la paranoia (caos, peste, guerra).[xvi]
Ser
cósmicamente conscientes. Estamos destruyendo el planeta. La vida.
Más tarde.
Cociné
espinacas a la crema con nuez moscada y queso olvidando que soy alérgica a los
lácteos. Pero estoy tan compenetrada con el espíritu de los dioses tutelares
que seguro no me hará nada.
Otro día. 20
de marzo del 2020.
Decido seguir
la Semana Santa desde la tele del cuarto, que cuando no es gym, es santuario. Roma
invade mi cuarto, de manera lúgubre con la soledad de sus calles desiertas. El
Papa le reza a un Cristo de madera. Pide por la pandemia que azota al planeta.
Impresiona la soledad de su liturgia. Es casi una representación teatral
minimalista y fúnebre. El Papa, que no camina con los zapatos rojos de la sangre de Cristo, sino con sus viejos
calzados negros. El Papa se asoma a la soledad de la Plaza de San Pedro. Es una
imagen infinita. Ningún rostro que refleje el rictus austero. Es una imagen
interminable que busca un espejo. Tiene algo de último aliento, sin aliento. Su
plaza es un jardín helado, seco, sin vida.
Pasan los
días. Es 20 de marzo del 2020.
Leyendo a Jack
Kornfield.
Para él, existen dos grandes fuerzas en el mundo, una es la fuerza de matar. Dice que las personas que no tienen miedo de matar gobiernan el mundo. La otra fuerza, sostiene, es la de los que no tienen miedo de morir. Estas personas, son las que han conectado dentro de sí mismas con tal profundidad que pueden reconocer y aceptar la muerte, porque ya la han experimentado de algún modo. Gandhi sostiene que en esto radica el poder de la verdad y que sólo desde ahí se puede hacer frente a la fuerza de matar. [xvii]
No tener miedo
de matar. No tener miedo de morir.
Los artistas
morimos muchísimas veces. Siempre estamos muriendo y creando. Como hija de una
tierra hipercolonizada, he muerto y renacido muchas veces. Igual no he visto la muerte de las guerras cara a cara. Como
dice Camus, cien millones de cadáveres esparcidos a lo largo de la historia, no
son más que una humareda en la imaginación.
Más tarde.
La desolación
de la plaza de San Pedro. Mis propias plazas vacías. Las palabras de Kornfield
sobre la espiritualidad: “… la práctica espiritual comienza
permitiéndonos enfrentar nuestra propia tristeza, miedo, ansiedad,
desesperación: morir a las ideas del ego que nos dice cómo deberían ser las
cosas y mirar y aceptar la verdad de las cosas tal como son.”[xviii]
Y esto vale, dice, tanto estemos meditando, como si nos organizamos para ir a
una manifestación. Comprendo que habla de compromiso con lo que manifiesta como
verdad. Nadie se retira del mundo. Nos retiramos de un modo de articularlo.
20 de marzo
del 2020. Varios días después.
Me han
entrevistado por radio. Me sentí inmensamente libre. Me gustó salir al aire
desde el tiempo sin tiempo de los pensadores transpersonales. Regalarles una
carta de tarot a los oyentes. De invitarlos a comprarse un cuarzo.
20 de marzo
del 2020 .Tiempo después.
Se promete una nueva normalidad. Fases de
aislamiento y des aislamiento hasta llegar a una nueva normalidad.
Nueva normalidad. ¿Será la reinvención del comunismo de la que habla Slavoj Zizek? ¿Será la implementación del estado de excepción, el nuevo modo de gobierno, como denuncia Agamben? Medidas de emergencia como modo de garantizar el funcionamiento social casi en forma permanente que si bien no anulan la constitución, la podrían suspender por tiempo indeterminado.[xix] ¿Estamos asistiendo al armado de una nueva dramaturgia de la sociedad de control de la que nos habla Byung Chul Han?
“Todo flujo asimétrico de la información, que produce una relación de poder y dominio, ha de ser eliminada. Se exige por lo tanto una iluminación recíproca. Es vigilado no sólo el abajo por el arriba, sino también el arriba por el abajo. Cada uno entrega a cada uno la visibilidad y el control, y esto hasta dentro de la esfera privada. Esta vigilancia degrada la “sociedad transparente” hasta convertirla en una inhumana sociedad de control. Cada uno controla a casa uno.”[xx]
La sociedad de
la transparencia, dice Han, es el infierno de lo igual.
“La transparencia es una coacción sistémica que se apodera de todos los sucesos sociales y los somete a un profundo cambio. La transparencia estabiliza y acelera el sistema por el hecho de que elimina lo otro o lo extraño…la transparencia es una sociedad uniformada.”[xxi]
Pero la espontaneidad,
lo que tiene el carácter de un acontecer y de libertad, prosigue Han, no
admiten ninguna transparencia.
Ojalá, dice
Tesanovic en su diario, la espontaneidad, la creación, la originalidad, lo
disruptivo, no sean el otro peligroso a acallar.
La filosofía
tiene algo de tábano molesto, pero lejos de intranquilizarme, me permite
ponerme a salvo. Es bueno darle marco y nombre a los acontecimientos.
Página 141 de Pandemia de Zizek, hablando de la
distinción lacaniana entre la realidad y lo real: “…la realidad, es la realidad externa, nuestro espacio social y
material al que estamos acostumbrados y dentro del cual somos capaces de
orientarnos e interactuar con los demás, mientras que lo real es una entidad espectral,
invisible y por esa misma razón de apariencia todopoderosa.”
Y entre una
realidad ocluida y un real invisible y amenazador (el virus), el propio Zizek ,
termina colocando a la meditación en el
centro de la escena, cuando sugiere asumir los pequeños rituales, los pequeños
gestos, para encarar la vida diaria, salirse de delante de la pantalla del
televisor, estructurar la vida de manera estable y significativa, una vida no
alienada y decente.
Una vida éticamente vinculada a los otros, como dice Judith Butler conscientes de que más allá de la tajada de mundo en la que nos ha tocado vivir, todos hoy nos respiramos en la misma vulnerabilidad.[xxii]
Siento latir al homo noeticus.
20 de marzo
del 2020 .Otro día.
Tomando café
con mi hermano Horacio, hablamos, como siempre, de historia. Nuestros héroes
federales. Igual la metafísica nos convoca en tiempos de peste. Le hablo del Popol Vuh. Me recomienda leer: Vida y misterio de Jesús de Nazaret.
20 de marzo
del 2020. Han pasado muchos días.
Asisto desde
mi living al streaming de mi obra Los
Fantasmas del héroe, vía México. Muy buena la puesta pensada para video. Los
fantasmas del Che Guevara antes de morir. Y el Che en mi casa. Fidel en mi
casa. Los padres de Guevara. Mi alter ego en la obra, Laura, la periodista que
relata. Me conmovió la charla por zoom con el director Ramón Alcalá y los
actores y actrices. Hasta lloré de la emoción. Cuando el zoom se terminó, me
sentí muy sola. La magia del zoom tiene algo de perverso.
Días más
tarde. El streaming vía México me preparó mejor para el streaming de mi obra Yo,Encarnación Ezcurra. Ya me di permiso para
disfrutarlo de otro modo. Luego en el intercambio estuve menos foránea en esta
modalidad. Y hasta entendí el código. Igual es raro. Encarnación Ezcurra, me
sigue interpelando. Me sigue aguijoneando sobre soberanías políticas y
personales.
La virtualidad
me reencuentra con mis personajes.
El Che me resultó entrañable, pero literariamente
épico. Un cruzado. Un alucinado. Un héroe emboscado en su propia emboscada que
pide que lo descifremos antes de eternizarlo en un bronce.
Encarnación es
diferente. Ella no es heroína de nada. Ella es una mujer tan inacabada como mis
ancestras, como yo, como América Latina. Irrumpe para increparme ¿Perdimos el
hilo de buscarnos en nuestras raíces? ¿Tan fácil es deshacerse de una patria
que todavía no nació? Encarnación Ezcurra. La huelo. La siento. Como si fuera
el arquetipo de mi conciencia histórica. Más allá de cualquier nueva
homogeneización geopolítica, siempre el destino fue geopolítico. Este
continente fue descubierto por una necesidad de expansión territorial. Mi
propia sangre europea es una sangre expulsada de madres patrias que vomitaban
pobres. Tener sangre inmigrante es ser hija de una cloaca llamada guerra, que o
mató o arrojó fuera de su seno al pobrerío.
Encarnación
está aquí, para recordarme en qué tajada
del mundo he nacido. Cuán al borde de la
domesticación perpetua podemos estar, y que para los que venimos del mundo
“pactado” como bocado de los tigres, la nueva normalidad seguirá siendo
desigual.
Está claro que
somos rehenes de los personajes que creamos.
Otro día, 20
de marzo del 2020.
Mi edificio se
quedó sin agua. El hecho se originó en un vandalismo de pandillas callejeras
que patrullan el barrio. Robaron las cañerías de bronce de la entrada. A plena
luz del día. Huyeron con el botín. Más tarde volvieron para intentar una
entradera. Se defendieron a tiros. Nos protegieron los sin techo que duermen en
la puerta del hotel de enfrente. Nos ofrecieron protección a cambio de comida.
Cuando llegó la policía, ya nos habíamos organizado de otro modo. Yo, en medio
del despropósito por momentos surrealista de una realidad que está dislocada. Cuando
me meto en el refugio en el que vivo,
trato de ordenar la realidad con parámetros de un orden que no me animo a
asumir ya que no tiene mucho correlato con lo que se vive.
Jasmina Tesanovic. Testimonio íntimo de una mujer sobre la guerra de Kosovo: “…mi universo de palabras está hecho de urgencias cotidianas, tragedias, noticias, falta de dinero, de comida y de amor entre las personas.”[xxiii]
Mantengo viva
mi voz interior. Ilumino mis células, regando la albahaca, poniendo bella la
terraza de mi edificio, ahora que descubrí que es un lugar de inmensa libertad,
donde tomar mate al sol. Me hace bien. Para no encontrar culpable a nadie de
nada.
El mundo que
me gustaba, ya no está. Igual no quiero perder el amor por este mundo y esta
vida. Viví casi todo el tiempo en el siglo XX y aprendí a querer su cultura, aprendí
a armarme como sujeto en ese siglo atravesado de guerras y de preámbulos para
lo que hoy vivimos, pero fue un siglo pleno de creatividad y de pensamiento y
coraje para resignificar la historia. Repensarnos como sujetos, es el desafío. Y si los Imperios caen o colisionan, seguro me
aferraré a un pedacito de independencia. Me costó mucho como mujer ser
independiente. Pero en esta guerra donde somos el otro infinitamente
fragmentado, ¿en qué consistiría la independencia individual?
Confío en que
como parte de una Latinoamérica indisciplinada, inacabada, sepamos entender cuando el cambio es un salto
cualitativo, y cuando un retroceso sin perspectivas. Ojalá marchemos hacia una
comunidad organizada, amorosa, de restitución del tejido social, y que lo que
se promete como nueva normalidad, no sea sino el tránsito hacia la convivencia
armoniosa con nuestro hábitat y no un desfiladero hacia la indeterminación
normativizada donde seamos más descartables que los robots con los que amenazan
destruir la fuerza de trabajo humana.
20 de marzo
del 2020.
Pasó tiempo. Y
el cordón mágico de la cita teatral post pandémica con La Roca se cortó. Láquesis, la Moira que corta los hilos del
destino, se llevó a Susy Di Gerónimo. Quiero suponer que la invocó en sueños.
Que decidió llevársela para cuidarnos a Stella y a mí desde su orilla definitiva. No
me atrevo a desafiar a las Moiras, con reproches. Girando a babor, en medio de
su océano, la querida amiga no volvió a nuestra playa. ¿Habrá llegado a la
roca? Igual haremos una función de teatro
semimontado para celebrarla. Susy. Querida amiga. Necesitamos convocarla
y despedirla desde el escenario. Y exorcizar un poco el face que se ha
convertido en obituario de estos tiempos. A los teatristas nos gusta que nos
despidan desde el aplauso.
Nuevamente 20
de marzo del 2020.
Sé que Lore
Vega se preparara para los aplausos en vivo, desde el retorno presencial con
aforos reducidos de Yo, Encarnación
Ezcurra. Cuando la vea, le diré, que su espíritu no aparenta querer irse de
estos confines. ¡Joder con las bravas de esta tierra!
No sé si hace
frío o calor, porque en mi habitáculo siempre hace la misma temperatura.
Este encierro
es un viaje de ascensos y descensos. La mitología, como dice Campbell, es una
travesía interior. Un viaje de reconocimiento de las propias profundidades, de
las propias resistencias, donde habitan fuerzas olvidadas y perdidas. El héroe
siempre derrota a sus monstruos. No es una batalla física. Es una victoria de
comprensión. De conocimiento.
Desde que
comenzó la pandemia tengo una fijación con el Minotauro. ¿Cómo llegar al
corazón del monstruo encerrado en el laberinto?
Siento que la
humanidad está esperando la muerte del Minotauro, el monstruo pecaminoso hijo
de un toro sagrado y una reina ambiciosa. Minotauro, el hijo del pecado de
soberbia. Minos, el poder que se cree Dios. La reina Pasifae, la otra cara de
la disputa del poder. Dédalo el arquitecto artífice tanto del laberinto, cuanto
del arnés en forma de vaca para que la reina pudiera copular con el toro. Minos
quiso engañar a los dioses quedándose con el toro sagrado. Pasifae celosa del
amor de su esposo por el toro quiso ser poseída por ese dios. De la unión, un
monstruo mitad hombre mitad bestia. Mutante de una nueva progenie. Minotauro,
el hijo de la soberbia de desafiar dioses y naturalezas. Dos reyes angurrientos
de poder y un armador, Dédalo. Propiciador del nacimiento y del relato de
encubrimiento. El constructor del laberinto de lo que no debe saberse. Para no
minar los cimientos del poder que no sólo engendró al monstruo sino que lo
alimentó periódicamente, con sangre de jóvenes inocentes. El ocultamiento de lo
monstruoso y el culto a lo monstruoso. La vergüenza de lo monstruoso y la
glorificación de lo monstruoso.
Siento que el
cuento del minotauro encierra el desafío en el que estamos encerrados.
¿Hemos sido Minos y Pasifae desafiando poder? ¿Hemos
sido Dédalo, construyendo las cárceles sagradas donde encerrar verdades eternas,
ideologías fanáticas como religiones con dioses absolutos y opresores?
¿Nos
animaremos a encarnar la dupla de Ariadna y Teseo?
Será bueno no
dejarse dominar por el relato de monstruos que de tan ocultos, los creemos
inofensivos. No siempre nos atrevemos con el laberinto de nuestras propias
sombras, ¿qué monstruo interno devora nuestros propios recursos como sujetos?
¿En virtud de qué espejismo copulamos con la bestia sagrada intentando
reproducir divinidad eterna? ¿Qué sucede si se deja de alimentar esa ilusión?
¿Qué sucede cuando dejamos de alimentar nuestras propias fábulas? Sí, hay un
laberinto. Hay un monstruo. Hay una arquitectura perfecta que lo oculta. Hay
necesidad de alimentar a la bestia. Hay miedo de tomar el hilo de Ariadna y
llegar hasta el centro.
Hay miedo a que quizá como dijo Borges el Minotauro ni siquiera se resista.[xxiv] Hay miedo a lo mejor a enfrentarse no a la fortaleza de la bestia que alimentamos, sino a su debilidad, la debilidad de lo que creímos tan fuerte. Y eso duele. Ver que quizá se derribe fácil. Que lo que creímos firme, estable, verdadero, ideológicamente correcto, sea un monstruo efímero concebido entre la pasión y el deseo de ser más todopoderosos que dioses a los que no temíamos, simplemente porque ni siquiera los conocíamos.
¿Y si el
monstruo son recuerdos que piden ser liberados? Las Lucías. Siempre me releo en
mis diarios.
“Camino por una calle real, o por una calle que imagino que la camino mientras la escribo, mientras tiro a un blanco fijo, no importa si es una lata o un sujeto, un blanco es un blanco y punto, camino, camino, camino, mientras la calamidad llora porque quiere ser una mujer y no sabe cómo. Atravieso las páginas que escribo, de un renglón brotan fusiles, vientres abultados de parturientas tiemblan. Camino, corro, me caigo, me detengo. Nada es real, nada, ni lo que escribo, ni lo que recuerdo… Los recuerdos eructan: Para las revolucionarias, está prohibido comer postre, pintarse los ojos, tener amantes, tenés que ser íntegra, perfecta y eterna como el sueño de una revolución para todos y dar la vida…Los recuerdos se ponen en fila y me apuntan con dedos esqueléticos y comienzan a acorralarme. Vos sos un recuerdo me gritan, lo escupen. ¿Yo un recuerdo’? Un recuerdo que recuerda…”[xxv]
Pasan muchos
días.
Nuevamente es
20 de marzo del 2020.
Pasó tiempo
desde el 20 de marzo del 2020 en el que el
dios griego, de Villa Fiorito, Diego Maradona partió dejándonos la certeza de
que los dioses paganos mueren sin creer que ello pueda ser cierto. Los dioses no
están exentos de morir, sobre todo cuando ya se sienten débiles para seguir
construyéndose alas de inmortalidad. Maradona y otra vez Dédalo. ¿Habrá sido
Dédalo el artífice de las alas de cera del diez? Lo veo al Diego como un Ícaro
furioso rugir, “yo no moriré nunca”, mientras vuela hacia el sol que
inevitablemente derretirá sus alas.
Hace poco,
otro 20 de marzo del 2020 como hoy, mi amigo Julio Carpinetti, dejó de latir en
su celular. Hoy la gente es una pantalla que se apaga.
Todo saldrá
bien, le escribí. Gracias por estar ahí, me escribió. Ahí es lo digital. Uno
existe digitalmente. Ahí, yo. Ahí, él. Todo es distancia. Siento como en el cuento
de Andersen, la Reina de las nieves, que una astilla de hielo se me ha clavado
en el ojo y en el corazón. Gracias por estar ahí. Última señal. La esperanza se
ha congelado, porque no emite latidos aunque una escriba como si fuera un gesto
cierto un mensaje de todo saldrá bien. Todo saldrá bien, todo saldrá bien. Mensajes como botellas al mar.
Todo saldrá
bien. Te esperaré haciendo taichí bajo los árboles amigo. Él ya no responde,
pero yo sé que lo digital es la antesala de la telepatía y que mi mente es
poderosa y entonces mi mente todopoderosa emite señales de todo saldrá bien y
todo se pierde amigo del alma porque la mente también se evade y se va del
cuerpo mientras cumplo religiosamente con el ritual de inventarme una vida
digna como me aconsejó Zizek, y haciendo taichí bajo los árboles intento
descifrar la incógnita que cantan los pájaros. La flor sabe cuándo caerá el
árbol, cantan.
Me sumerjo en
la bienvenida de la nada, del no ser verdadero. Julio, como mis muertos amados
se volatiliza como semillas en la nada infinita. No siento tristeza. Siento
paz. Es mi modo de matar la muerte y sentirme viva, es decir, mortal.
Sigo haciendo
taichí bajo los árboles. ¿La naturaleza es mi anfitriona? ¿Yo soy su huésped?
Todo es amable
en la nada como dice Han en su libro sobre el budismo zen. Todo fluye.
La nada no es.
La nada es. No siento ni el movimiento del cuerpo, ni el viento, de modo que ni
el cuerpo ni el viento me sienten. La nada si algo es, es que es recíproca. La
cara de las cosas, los nombres, y hasta los rascacielos… Ni yo soy espejo para
ellos, ni ellos para mí.
Es difícil pretender un sentido desde la nada
amable que soy.
Todas las
palabras hacen taichí conmigo. Respiran, extienden sus trazos, cargan la energía del chi. El
lenguaje de todos los idiomas nada en el aire.
En el fondo
del lecho de un río esqueletos florecen nenúfares. Y allá van, rumbo a su
apocástasis, rumbo a su origen.
¿Habrá
delfines en el Delta?
Ninguna nieve
humana es eterna creo escuchar que dicen los pájaros.
Dentro de
poco, comenzará un nuevo año.
Cristina Escofet Dramaturga. Profesora de filosofía. Investigadora en temas de género.
[i] Camus, Albert: La Peste.Gallimard. France, 1972, pags .51, 52. Mi trad.
[ii] Campbell, Joseph: El héroe de las mil caras, psicoanálisis del mito. F.C.E,Bs.As., 1997, pag.15
[iii] Escofet, Cristina: Las Lucías. Pieza teatral, inédita.
[iv] Zizek Slavoj: Pandemia. La covid-19 estremece al mundo. Anagrama, España, julio 2020, Pags: 130,131.
[v] Camus, Albert. Op.Cit. Pag 42. Mi trad.
[vi] Perry, John Weir: La individualidad: una tarea espiritual y un azar social, en: Stanislav Grof y otros: La evolución de la conciencia. Kairós, Barcelons, 2003, pag.135.
[vii] Op.Cit. Pag,136
[viii] Cfr.Virilo, Paul: El accidente original. Amorrortu ediciones. Argentina, 2005.
[ix] Escofet, Cristina: La Roca en: Teatro memoria y subjetividad. Ed. Nueva Generación. Bs.As, 2015, pag.162.
[x] Cfr.Hermano Steindl Rast, David: Consideraciones sobre el misticismo como frontera de la evolución de la conciencia, en Stanislav Grof y otros: La evoluciónde la conciencia.
[xi] Tarot de Osho.
[xii] C.G.Jung: Acerca del aspecto psicológico en la figura de la Core, en C.G. Jung y Karl Kerényl:Introducción a la esencia de la mitología, Siruela Ed. España, 2012, pag.192.
[xiii] Op.Cit. Pag 192.
[xiv] Ibidem, 193.
[xv] Ibidem, 194.
[xvi] Cfr. White, John: Jesus, la evolución y el futuro de la humanidad, en: Stanislav Grof y otros: La evolución de la Conciencia.
[xvii] Cfr. Kornfield, Jack: La vida budista y la responsabilidad social, en: Stanislav Grof y otros: La evolución de la Conciencia.
[xviii] Kornfield, Jack, Op. Cit. Pag. 200.
[xix] Cfr.Agamben Giorgio: Estado de excepción, Adriana Hidalgo editorial, Argentina, 2019.
[xx] Han, Byun-Chul: La sociedad de la transparencia. Herder, Barcelona, 2013, pag. 90.
[xxi] Op. Cit. Pag. 13
[xxii] Cfr.Butler, Judith: Cómo vivir ahora, en: Pensar en tiempos turbulentos, 2da parte. Maestría en Vínculos, Familia y diversidad socio cultural del Instituto Universitario del Hospital Italiano, Buenos Aires, 16 de setiembre del 2020. Fuente: Internet.
[xxiii] Tesanovic, Jasmina: El diario de Jasmina. Jasmina Tesanovic. Testimonio de una mujer sobre la guerra de Kosovo. Sudamericana, Bs.As, 1999, pag.17
[xxiv] Cfr. Borges,Jorge Luis: La casa de Asterión.
[xxv] Escofet, Cristina. Las Lucías, pieza teatral, inédita.
En Trelew, Chubut, y desde el 4 de
febrero de 2020, el actor, profesor y director teatral Carlos María Ríos,
Delegado Cultural de Argentores en la provincia, se encuentra al frente de un nuevo
proyecto, un estimulante espacio de formación artística y con una sala de
teatro independiente en esa localidad patagónica.
El mismo se llama La Podestá-Territorio de Arte y
de acuerdo al testimonio de Ríos, cuenta con una sala de espectáculos para 40
espectadores, varios espacios que funcionan como aulas de formación o albergue
para grupos que tengan que alojarse después de sus funciones, una entrada y un
patio donde se realizan otras actividades al aire libre.
Desde Trelew, consultado por Florencio, Ríos indica
que «lo cierto es que el espacio ya está funcionando (con tramites de
habilitación provisorios que todavía están dando vueltas por el tema del COVID
19) pero funcionando al fin.»
«A partir de noviembre de 2020
–agrega- estamos realizando funciones de teatro y otras actividades con los
protocolos y cuidados correspondientes. El grupo conformado cuenta con músicos,
artistas plásticos, teatreros y yo como promotor de la idea/proyecto y
coordinador general.»
La Podestá, recuerda el delegado de
nuestra entidad, es una agrupación artística-cultural independiente, integrada
por personas ligadas al arte «y con gran afinidad a la cuestión
social.»
Y añade: «La iniciativa nació a
partir de la conformación de una nueva agrupación teatral que propuse hacer
entre algunas ex alumnas, docentes de teatro, y otras/os alumnos/as de los
últimos años de la carrera de teatro que se desarrolla en el Instituto Superior
de Formación Docente Artística de Trelew. Allí se conformó en 2017 la
agrupación Extraño Trío Teatral. Luego comenzamos a buscar un espacio en Trelew
ya que hasta ese momento ensayábamos en El Galpón de La Escalera en Puerto
Madryn. La idea central era convocar a más gente y ampliar también los
lenguajes artísticos que necesitábamos desarrollar. Fue entonces que recordé
aquella experiencia del actor y director Renzo Casali y su ya legendaria
«Comuna Baires». Volví a releer todas las revistas de Teatro 70 y me
convencí de que por ahí
estaba el camino. A fin de 2019 hicimos una reunión en la casa
de una de las integrantes del grupo de teatro en Trelew y comenté la propuesta
de intentar generar un espacio de formación artística, producción y creación,
investigación y acción cultural. Y así nació lo que hoy es una realidad:
«La Podestá Territorio de Arte». En la velocidad de los
acontecimientos nos encontramos con un espacio enclavado en un barrio de Trelew
y no dudamos en que ese era el lugar. Un 4 de
febrero de 2020 ya teníamos la llave y a partir de ahí no paramos de trabajar
para acondicionarlo como correspondía y como lo necesitábamos. ¡Ni la pandemia
nos paró! Y en noviembre del año pasado cuando se habilitó para realizar
funciones teatrales, arrancamos con todo y metimos 15 funciones hasta fin de
año. Ya hace un año que existimos como tal. La Podestá, como dije, se encuentra
en Trelew, en el Barrio Sarmiento en la calle Scalabrini Ortiz 707 y si bien
todavía nos falta una inauguración formal y oficial que siempre estamos
posponiendo por el tema de los protocolos…ya va a venir y va a ser
inolvidable.»
A partir de 2021 se realizaron algunas
actividades para toda la familia (varietés para adultos y también infantiles) y
algunos seminarios puntuales.
«Estamos en este momento abocados
al entrenamiento teatral, además de estar ensayando 3 nuevas producciones. A
partir de abril comenzaremos con los talleres anuales que proponemos y con
ciclos de funciones teatrales. Para marzo estaba prevista la realización
de una «Semana de la memoria» que irá desde el viernes 19 hasta el
miércoles 24 donde cerraremos las actividades con la obra Oficial Primero, de Carlos
Somigliana. Durante la Semana se realizarán también funciones de «Homenaje
a Teatro Abierto» y habrá charlas y encuentros específicos con invitados
especiales.»
Durante la pandemia, explica luego, no
tuvieron otra alternativa que trabajar en el acondicionamiento general, desde
la pintura, y arreglos concretos de construcción hasta el piso flotante,
parrilla de luces y demás cuestiones, con lo cual estuvieron «entretenidos»
unos cuantos meses. Después aprovecharon a ensayar y a entrenar.
«Con permisos especiales para
circular en medio de la cuarentena extensa, nos pudimos arreglar»,
puntualiza. «Cabe aclarar que los integrantes de La Podestá somos 10
personas que vivimos en 4 ciudades diferentes, por lo que el tránsito entre
ciudades estuvo muy complicado durante todo este tiempo del virus que iba y
venía. Somos 5 de Trelew, 3 de Madryn, 2 de Playa Unión y 1 de Rawson.»
¿Estaba haciendo falta en la ciudad un
centro cultural de este tipo, vino a llenar un vacío esta propuesta? Responde:
«En Trelew no hay centros culturales de estas características. Hoy por hoy
cuenta con un teatro casi oficial, municipal, que es el Teatro Verdi, que en
realidad es de la Sociedad Italiana. Otro es el Teatro Español, al que en
general llegan las compañías de Buenos Aires para presentar sus obras. Después
hay dos salas de Teatro Independiente como El Árbol y El Rayo Verde y no mucho
más. Nuestro espacio viene a cubrir un espacio faltante en la ciudad ya que
funcionará como espacio de formación artística con talleres de circo, teatro,
artes visuales, literatura, música y varios lenguajes más pero además como
centro de investigación y laboratorio de producción y, desde ya, como sala de
espectáculos tanto de teatro, música títeres, danza, etc. Abrimos también un
archivo-biblioteca de cultura y arte que puede ser consultada por estudiantes
de escuelas de arte como también de los que allí se formen.»
«Por el momento –continúa
explicando- estamos trabajando a full de jueves a domingo. Como decía, somos un
grupo originario de ciudades diferentes y con otras ocupaciones también, pero
hemos llegado al acuerdo en cuanto a horarios y días de trabajo; en general, es
en ese lapso que dije. Cada semana que culmina se organiza el cronograma de la
semana siguiente, tanto de ensayos, entrenamiento, organización de actividades
para la comunidad, tramites, etc. Las jornadas comienzan por la mañana a las 9
o 9.30 y se establecen horarios generales de entrenamiento y luego de ensayos
por cada obra en proceso. Hacemos un corte al mediodía y continuamos alrededor
de las 15 hasta la noche con el mismo esquema de ensayos por obra. Los viernes
y sábados solemos cenar juntos y hacer un pequeño balance de cómo fueron las jornadas.
El domingo se encara un trabajo de medio día para poder hacer la reunión
pertinente de organización y ya volver a nuestros lugares.»
Al consultarlo acerca del repertorio
ya abordado, informa: «Por ahora las funciones de teatro que se
presentaron en La Podestá fueron las realizadas por el Grupo Extraño Trio
Teatral, en el que yo participo tanto como actor y director. Las obras que se
presentaron fueron Homenaje
a Teatro Abierto, un espectáculo que dirigí y estrené en El Galpón
de La Escalera en Madryn en el año 2018 y que está compuesto por las siguientes
obras: Desconcierto, de
Diana Raznovich; Criatura,
de Eugenio Griffero y Lo
que hay que hacer, de Jorge Goldemberg. Y también hay que
citar a Oficial Primero,
de Carlos Somigliana, que vengo haciendo hace años con el Grupo La Escalera y
ahora también con Extraño Trio Teatral».
«Somos -se indica, a modo de
resumen- ante todo, seres humanos sensibles que apostamos fuertemente a ideas
como la solidaridad, la cooperación, la generosidad, el buen trato, la escucha,
la comprensión, la transformación constante, entendiendo que son todas ellas
pilares de esta vida. Somos una nueva propuesta alternativa del arte y la
cultura, que viene a instalarse en esta ciudad y que invita a toda la comunidad
a sumarse a ella.»
Para sus integrantes, el arte es
«una poderosa herramienta de transformación y crecimiento social, una
verdadera usina del desarrollo de la sensibilidad humana un bálsamo, ante tanta
indiferencia, miseria y decadencia de un sistema mundial regido por el dinero y
el sometimiento. Es un espacio lúdico, donde niños y niñas se desenvuelven sin
condicionamientos y donde los más grandes debemos volver a aprender a
insertarnos. El arte para nosotros, es una forma de vivir.»
Ante la pregunta del por qué se definen
como una agrupación «artístico-cultural independiente», responde su
responsable: «Queremos hacer lo que más nos gusta, como nos guste y donde
nos plazca, sin determinaciones externas ni presiones que nos direccionen
nuestras creaciones ni nuestras búsquedas. Creemos en el espectro cooperativo,
en su desarrollo y en su forma de construcción. Y porque queremos mantener
siempre nuestra independencia ideológica: pensar, planificar, organizar y
producir en base a nuestros valores.»
En síntesis, continúa, el objetivo del
grupo no es otro que desplegar su idea/proyecto a toda la comunidad.
«Queremos sumar gente, voluntades, hombres, mujeres, niños y niñas que
crean en nuestra idea del arte y en su implicancia en el crecimiento de cada
uno/a de nosotros/as y en la transformación social, sentar las bases de un
espacio de formación y producción artística diferente, donde los lenguajes
confluyan e interactúen entre sí, todas/os aprendamos un poco cada día, las
vivencias y lo sensible sean los protagonistas, donde cada quien tendrá un
lugar y un tiempo para mostrarse y ofrecerse a un público, y en que la
investigación sea prioritaria.»
¿Cómo imagina este centro en el futuro
cercano, hasta donde puede crecer, como le gustaría que se desarrollara?
Contesta, finalmente: «Estamos muy contentos y emocionados con lo que ya
hemos conseguido, pero estamos también seguros que este espacio va a crecer
muchísimo tanto en el barrio como en la ciudad y también en la región. Tenemos
muchas expectativas tanto en el ofrecimiento que hacemos a la comunidad de los
espacios de formación artística (talleres y seminarios) como también de las
funciones teatrales que vamos a proponer. En este momento estamos trabajando
también con espectáculos que pueden presentarse no solamente en la sala sino en
una plaza, en un centro comunitario, en una escuela y eso hace también que La
Podestá se involucre en otros espacios que no sean solamente los específicos
del arte. En marzo comenzamos con un proyecto que se llama «Culturar»
y que se realizará en un par de barrios en Trelew y en otro par de barrios en
Madryn. La idea central es trabajar con vecinos/as que quieran decir algo y que
nos digan a través de que lenguaje lo quieren expresar y ahí estaremos
nosotros/as para guiarlos en el armado y la posible presentación de esas
producciones. Estamos también en contacto con la Escuela de Arte de Trelew, el
Instituto Superior de Formación Docente Artística N° 805, la Universidad
Nacional de la Patagonia San Juan Bosco y otras entidades educativas para organizar
y promover intercambios tanto de profes como de estudiantes y armar encuentros
y proyectos en común.»
Es conocido que el nordeste argentino, tal
vez con la sola excepción de Misiones, es una región del país que produce muy
poco cine. Acaso por ello, y porque una cantidad apreciable de espectadores carecía
y carece de información sobre determinadas realizaciones del medio, sorprendió
mucho que una película de Corrientes, Las
mil y una, inaugurara (a finales del mes de febrero de 2020 y cuando la
pandemia de Covid-19 no se había declarado aún aquí) la prestigiosa sección
Panorama, una de las más vistas de la Berlinale, que es como se lo nombra
popularmente al Festival Internacional de Cine de Berlín. Más tarde, en junio
de ese mismo año, el film ganó el premio a la mejor película del 21° del
Festival de Cine de Jeonju, en Corea del Sur. Y también en premio al mejor
guion discernido por Argentores en el último Festival Internacional de Cine de
Mar del Plata. Y hubo además otras distinciones.
A partir de allí, distintos programas de televisión o radio, sobre todo en las provincias del norte, comenzaron verse entrevistas y la imagen de Clarisa Navas, una realizadora que apenas ha superado los 30 años, atractiva y de carácter muy agradable, siempre dispuesta a una sonrisa. Y ahí se pudo tener a mano datos para conocer su obra con mayor profundidad. Es verdad que en ocasión de su primer largometraje, Hoy partido a las tres, de 2017, ya los medios del noroeste se habían ocupado de ese film. Pero ha sido ahora, como consecuencia de la repercusión que obtuvo su nueva película, que su nombre pudo verse con más frecuencia en las pantallas de televisión y las redes. La película, como ha dicho la propia Clarisa, está inspirada en su adolescencia y encara temas como la estigmatización y la discriminación de la diversidad sexual, problema que no ha cambiado en su provincia y sigue cosechando una parecida hostilidad a la que generaba cuando Clarisa tenía quince años, si bien ahora se nota entre los segregados algunas formas de resistencia que antes no se veían.
Enfocada en gran parte en el tema de la disidencia, Clarisa, sin embargo, objetó que, en uno de los festivales en que fue proyectada la película, se la ubicara dentro de la categoría LGTB. La directora cree, con razón, que esa ubicación etiqueta de su planteo, además de impedir que los interrogantes que suscita el film puedan pensarse también como parte de una realidad que esconde muchos y similares hechos similares de injusticia y exclusión que provoca una sociedad que castiga siempre a los más vulnerables. En la entrevista que le hicimos on line para la revista Florencio, la directora y guionista señaló que el espectador podría también preguntarse al ver la película: “¿Cómo la vida de tantas personas haya sido planificada para vivir/morir en estas condiciones?, ¿cuánta segregación hay en estas diferencias de centros/periferias?, ¿qué ocurre con todas esas sensibilidades viviendo al margen de tantas cosas?, ¿qué se inventa finalmente para darle sentido a la vida en un mundo tan hostil?, ¿cómo se resiste?” Sin duda, la amplia adhesión que Las mil y una provocó en públicos de países con culturas tan distintas, confirman que la historia que cuenta la película funcionó no solo como reflejo del hostigamiento y rechazo que recaen sobre los habitantes del barrio que abrazan la diversidad sexual, sino también como metáfora de muchas otras heridas e inequidades sociales.
Más allá de eso, el epicentro de la película es el personaje de Iris (Sofía Cabrera), una adolescente retraída, pero aficionada al básquet, que un día se siente fascinada por Renata (Ana Carolina García), una muchacha mayor a ella y entreverada, al parecer, en actividades turbias. Una vez que se conocen empatizan y se encuentran con frecuencia para caminar por las calles del barrio, siempre hundido en una casi semipenumbra determinada por el hecho de que la iluminación del lugar carece de la necesaria energía, un problema ya histórico en la provincia. En ese contexto, ellas buscan un espacio, aunque sea mínimo, de intimidad. Esa falta de ámbitos reservados para la intimidad de las experiencias sexuales de los jóvenes, se retrata también de manera certera en el comienzo de la película, donde apelando al juego de las escondidas, varios de los adolescentes utilizan en la noche distintos sitios para ocultarse y de paso desplegar sus encuentros sexuales. La irrupción intensa del deseo se expresa con toda claridad y no exenta de cierta brutalidad en algunos casos. La aparición de ese deseo y de las incertidumbres que provocan, son también el motivo de conversaciones llenas de afectividad y revelaciones de Iris con dos de sus primos, Darío (Mauricio Vila) y Ale (Luis Molina), quienes, como Iris, se sienten acosados por el despertar sexual. Entre ellos se constituye una suerte de comunidad afectiva que, en los lazos de solidaridad que se prodigan los personajes, suponen una forma de protección a la discriminación del medio y una forma de resistencia a sus mandatos.
En el desarrollo de esas afectividades, el trabajo de Clarisa transmite un mensaje de plena humanidad por sus criaturas, de intensa sensibilidad y ternura por sus duras vidas. Una pintura que nunca es sombría, sino esperanzadora e incluso cruzada más de una vez por una brisa reconfortante de humor, reflejo de un pensamiento que bucea en lo más profundo de esa vitalidad y de su derecho a expresarse. Es un mundo que, sin duda, la realizadora conoce muy bien, tanto en sus duros lastres de prejuicios, discriminación y violencia, como también en sus pequeñas explosiones de luz y resistencia, de deseo intenso por abrirse camino entre esas sombras, que es en definitiva han sido a través de los siglos, y lo son aún hoy, la historia de los explotados, los marginados y los diferentes, los despojados de toda felicidad, los millones de olvidados hoy por las sociedades de este tiempo. Y todo eso elaborado dentro de un clima narrativo que aprovecha hasta los mínimos detalles del sonido, el ritmo, los detalles del barrio o los diálogos para que el espectador de cualquier lugar del globo, como ha sucedido, ingrese a un universo vívido que, aunque haya transitado poco o tal vez nunca, pueda reconocerlo como un espacio donde él podría haber sido protagonista de una aventura humana similar, de una odisea lesiva a su vida y necesitada de poner fin a tanta opresión y rechazo. Un microcosmos extraído del nordeste argentino, otro pedazo de país a menudo olvidado como muchos de sus habitantes.
En la entrevista que sigue, Clarisa Navas cuenta aspectos de su historia personal, su acceso a la vocación cinematográfica a través del estudio, sus trabajos en todo el tiempo posterior a su egreso de la UNA, que desde luego no se reduce a sus dos largometrajes, y distintos detalles de cómo escribió y dirigió una película que le ha concedido un justo reconocimiento a su talento de artista y a su clara sensibilidad por el destino de tantos seres humanos a los que la injusticia los ha tomado de blanco.
Clarisa,
sé que naciste en Corrientes. ¿Cuándo te fuiste a vivir al barrio de Las mil
viviendas? ¿Y cómo evolucionó éste a través del tiempo?
Si, nací en la ciudad de Corrientes hacia fines de 1989. El barrio, llamado de “Las mil viviendas”, está en su periferia, aunque actualmente la ciudad se ha expandido tanto que, dentro de todo, tiene una ubicación cercana respecto al centro. Los monoblocks son las partes más antiguas del barrio, porque también hay zonas de casas y sectores más nuevos. Tengo entendido que las entregas o sorteos de viviendas de monoblocks se hicieron hacia fines de los setenta. Mi familia, por ejemplo, llegó a mediados de los ochenta a la zona de casas frente a los monoblocks. Creo que también siempre ocurre con esta clase de proyectos que las casas permanecen deshabitadas hasta que se terminan los sorteos y adjudicaciones, en el caso de Las Mil fue muy particular, porque al comienzo había mucha gente que venía de las zonas rurales, entonces se instalaban con sus gallinas y pequeños animales, la gente intentaba seguir sosteniendo un modo de vida que tristemente no estaba contemplado en estas mezquinas arquitecturas. En Las mil hay viviendas de todo tipo en cuanto a espacios, lógicamente que con el correr de los años y la imposibilidad de la vivienda propia, lxs hijxs empezaron a formar familias y así fue que las casas se fueron ampliando como podían. En los monoblocks ocurrió que la gente empezó a apropiarse de los aleros, que eran como una suerte de “pulmones” para ellos, los cerraron con ladrillos y construyeron en las veredas, y de ese modo fue que toda la parte de monoblocks empezó a tener esa suerte de apariencia de favela. Lógicamente que en ese tipo de construcción precaria son tremendas las filtraciones, el calor, no son aptas para vivir, pero bueno el espacio habla de las imposibilidades de un gran sector que se amaña para sobrevivir como puede. Hay partes del año en las que vivo acá, y también mis amigxs y familia continúan. Creo que ahora, en este tiempo de pandemia, se notan mucho más ciertas cuestiones: hay una explosión de pobreza mucho más notoria, aunque ahora para navidad el gobierno de Corrientes, bien ajeno y sin tener idea de nada, decoró el Tanque de agua de Las Mil con lucecitas navideñas y estrellas. Esa fue la política de intervención para toda una comunidad.
En el Festival de Berlín
¿Dónde
empezaste a estudiar cine?
Estudié cine en la UNA, en CABA, donde egresé como licenciada en Artes Visuales. En ese momento no había ninguna posibilidad de estudio más cercano en la región, así que gracias al apoyo de mi familia pude viajar. Haber logrado estudiar cine ahí es algo que valoro muchísimo, si no hubiera existido esa posibilidad de la educación pública, de estudiar cine en una universidad nacional, yo no hubiera podido jamás ni pensar en hacerlo. Le tengo mucha gratitud a la educación pública y también a la UNA, más allá de la formación, ahí también conocí a la mayoría de mis mejores amigxs con quienes trabajo siempre.
Actualmente
también haces docencia. ¿En qué lugar la desarrollas?
Sí, y por mi experiencia en la educación pública, la docencia es para mí una tarea de militancia y de abrir posibles mundos para otrxs. Yo al menos me lo tomo así, me encanta hacer películas, pero si no estoy en ese modo grupal con otrxs, en esa instancia de reflexión y pensamiento que suponen las clases, me falta algo. Trabajé 4 años en la Universidad del Nordeste en el Chaco, pero ahora me he quedado solo con la ENERC en Formosa, donde la carrera es específicamente cine y para mí es un espacio único muy singular y lleno de potencia.
¿Cuándo
empezaste realmente a filmar, sin contabilizar
los cortos que sobre gatos hacían vos y tú hermana con la cámara de tu papá, a
la que se la tomaban no sé si con
conocimiento o no de él, y que
seguramente te sirvieron de práctica inicial?
Jaja, esos cortos. Sin contar toda esa producción, que fue un rescate para mí en la adolescencia, junto a mis mejores amigos y mi hermana hacíamos todos los fines de semana un corto y lo mostrábamos a nuestras familias los domingos a la tarde. Luego del primer año de empezar en la UNA, surgió la idea de hacer un largo documental con un amigo (Diego Sachella), Retratos de otro país. Era una película que de alguna manera se preguntaba qué había pasado en estos 200 años de independencia (se estaba en las proximidades del Bicentenario) y cómo se vivía esa idea en los márgenes del territorio, cómo la experimentaban personas de comunidades indígenas a las cuales se les impuso un nacionalismo violento y expropiador. Esa película fue hecha con un esfuerzo colectivo muy grande, ya que no contábamos con presupuesto y a mí me implicó viajar por casi toda la Argentina durante un año, a medida que se iba pudiendo. La empecé cuando tenía 19 años y la habremos terminado para fines del 2010. Ese proceso a mí me cambió mucho la visión que tenía del cine, cierta expectativa política idealizada, quizás no me daba cuenta todavía en qué esfera era potente una película. Esperaba demasiado… ver tanta vida olvidada, pero en circunstancias realmente desprovistas de todo, mientras en los centros del país se festejaba el bicentenario, era un contraste muy absurdo y violento. Después ver que un tipo de documental así, no lograba lógicamente cambiar las condiciones de vida de nadie, me llevó a pensar mucho en construir de otra manera, en construir procesos que generen potencia más allá de la obra o el resultado.
¿Y luego de ese documental?
Luego de ese largo, que para mí fue revelador, vinieron otras experiencias y un tiempo de mucha práctica con la Televisión Digital Argentina (TDA), que fue algo histórico porque era la primera vez que en las provincias una podía competir en concursos del INCAA para realizar unitarios o series. Me acuerdo que tenía 20 años y me presenté al concurso de unitarios por Corrientes y luego gané con Los Guarangos. No podía creer, era la primera vez que tenía algo de plata para filmar, eso fue como una revelación de “es posible quizás esto de filmar”. Esa fue una experiencia muy linda, luego vinieron series, donde no sólo guioné y dirigí sino que también trabajé en producción o cámara en las series de amigxs de la región, se filmaba mucho, todxs estaban con algún proyecto, fue medio un oasis para las provincias. Entre las series que dirigí se encuentran Mujeres entre fronteras, que fue un conjunto de documentales por diferentes fronteras del nordeste, Paraguay y Brasil. Un proceso muy lindo al igual que Rio atrevido, que fue una serie de ficción de 8 capítulos. En el medio de todo eso filmamos Hoy partido a las 3, en el 2014, y gran parte del presupuesto de ese largometraje fue constituido con lo que había ganado en esos trabajos para la TDA. Creo que invertí todo ahí para financiar el rodaje. Además estos trabajos sirvieron mucho para entendernos y poder practicar con el equipo con quienes trabajamos actualmente, pero sobre todo habilitó la posibilidad de pensar que hacer cine con algo de presupuesto era posible. En medio de todos estos trabajos que eran en diferentes provincias, yo seguía estudiando, pero se me dificultaba mucho el cursado, por suerte hubo varios docentes que fueron muy comprensivos y me permitieron faltar y hacer los trabajos a la distancia, porque yo casi no estaba en Buenos Aires.
Hoy partido a las 3
Hoy partido alas 3, que se estrenó en 2017,
es considerado tu primer largometraje de ficción. Fue definida como una “película de
vitalidad arrasadora, armada sobre un equipo de chicas que son invitadas a un
campeonato de fútbol femenino en medio de un acto de campaña de un candidato a
intendente de la ciudad de Corrientes”. ¿Qué puntos de afinidad y qué diferenciasy podrías
encontrar entre esa película y Las mil y una?
Sí, el año de estreno de Hoy partido a las 3 fue en 2017 en la competencia internacional de BAFICI, pero, como dije antes, la filmamos en el 2014, solo que nos costó muchísimo poder conseguir los recursos para terminarla. Nos habíamos lanzado a filmar porque era algo que tenía que ser hecho en ese momento, había una energía grupal muy única y ese era el tiempo de hacerlo, hay veces que las cosas tienen que ver mucho con la intensidad de un momento también. Fue un acto de arrojo, un desquicio si lo pienso a la distancia, pero qué bueno que lo hicimos. Creo que hay muchos puntos de afinidad con Las Mil y una, por empezar que ambas parten de territorios muy conocidos para mí, algo así como superficies atravesadas que luego en el proceso se van hibridando con componentes de ficción pero que tienen una base muy anclada en la experiencia. Creo, en cuanto a diferencias, que Las Mil y una tiene un trabajo con el tiempo diferente, en Hoy partido a las 3 todo sucede entre una noche, un día y una noche, esas cuestiones a nivel guión me llevaron a pensar mucho, cómo construir la dimensión del tiempo, pero de un tiempo específico vivido en la adolescencia y, en Las Mil y una, algo así como “esto nunca va a pasar” mientras todo ocurre a la vez, una experiencia del tiempo paradojal. Luego también han sido procesos diferentes, en Las Mil y una tuve mucho más tiempo para pensar y abocarme a la dirección, porque había una estructura diferente, en Hoy partido a las 3 yo también hacia la producción junto a amigas, entonces todos los días era apagar un incendio diferente, un descontrol muy hermoso pero agotador.
¿Cómo trabajaste el rodaje de Las mil y
una y qué aspectos
rescatarías como más valiosos de
la película?
Creo que pese a las escasas semanas de grabación, que fueron tres, hubo un equipo tan concentrado y preciso, que eso nos permitió grabar lo suficiente para que luego en el montaje tuviéramos opciones. En ese sentido fue un proceso muy hermoso y de compañerismo y reflexión junto a Florencia Gomez Garcia (montaje). A mí me gustan las películas que se abren al mundo, en donde las tramas narrativas justamente no enmudecen al espacio, a los sonidos, que es en definitiva una noción de ritmo y los ritmos son únicos y singulares, para mí eso es una defensa porque justamente tiene que ver con hacer cine desde Corrientes y no desde cualquier otro lugar. El guion en ese sentido tenía muchas aperturas hacia estas situaciones, que por ahí son pequeños detalles de modos de estar de otrxs en el barrio, pero bueno es difícil hacer algo así en un tiempo del “mercado” donde la mayoría del público reclama que pasen cosas, que la trama avance y todas esas formas hegemónicas de demanda que hay hacia la ficción. Pero, bueno, creo que lo esencial está en esa vinculación de un grupo de sensibilidades en un espacio complejo, en un barrio de la periferia de una provincia como podría ser de tantas otras. Resistiendo desde el amor y cómo pueden a un mundo que todo el tiempo parece decir “no se va a poder”. Creo que es un hacerle frente a eso desde un volver al cuerpo, a la potencia infinita de los gestos tan olvidados por este mundo de palabras.
Te
mostraste en desacuerdo con que algún festival ubicara a la película dentro de
la categoría LGBT. ¿Me gustaría que explicaras por qué?
Porque creo que la película es mucho más que una etiqueta de LGBT, si bien lxs protagonistas son sensibilidades que encarnan minorías. Creo que la problemática es mucho más compleja y encarna preguntas de temas muchos más amplios: ¿cómo es posible que la vida de tantas personas haya sido planificada para vivir/morir en estas condiciones?, ¿cuánta segregación hay en estas diferencias de centros/periferias?, ¿qué ocurre con todas esas sensibilidades viviendo al margen de tantas cosas?, ¿qué se inventa finalmente para darle sentido a la vida en un mundo tan hostil?, ¿cómo se resiste? Son muchísimas preguntas, frente a algunas afirmaciones que hacen a los instantes de las escenas, afirmaciones que tienen que ver con un estar también feliz, a pesar de todo. Creo que un gran problema de la representación, desde la distancia, es siempre construir imágenes de ciertos sectores como si no hubiera en ellos espacio para la alegría, para la luminosidad, y así solo se corrobora el sentido común de lo que se piensa. Y la vida por acá es mucho más ancha que esas ideas.
Y ya
que hablamos de festivales, digamos que Las mil y una
recibió el premio a la mejor película en Jeonju, Corea del Sur, también fue distinguida en Bielorrusia y en varios
otros lugares. ¿Podrías detallarnos los que te parecen más relevantes?
Esos países son como los más lejanos o distantes en apariencia, ha sido de gran sorpresa cuando nos enteramos justamente por ser lugares tan distantes. Luego Las Mil y una recibió muchas distinciones en diferentes países, en el festival de San Sebastian, el Sebastiani latino, en el festival de Lima, en Valdivia, en Antofacine Chile, Toulouse, en Italia, Colombia, etc.
Escena de «Las mil y una»
La
película refleja un mundo de los adolescentes donde los padres y la familia
quedan afuera. ¿Crees que ese es un problema que atañe a esa comunidad en
particular que filmás o se trata de un fenómeno extendido en toda la sociedad
actual?
Creo que es un problema generacional más allá de la clase y del espacio. Cuando además están en juego cuestiones en relación a la identidad sexual, eso se complejiza aún más, acá en Corrientes se vuelve muy extrema la cosa, desde el echar de la casa y la incomprensión total a de pronto encontrarse con madres al estilo “Susi”, uno de los personajes de la película, que, sin tener una comprensión teórica de la cuestión, desde el amor acompañan y están siempre para sus hijxs. A mí eso me conmueve mucho, porque el contexto sigue siendo difícil con mucha homofobia y transfobia. Creo que la desconexión o imposibilidad de entendimiento es un tema muy complejo y no es solo entre generaciones, es algo muy generalizado, un virus, para hablar en términos actuales, para mi mucho tiene que ver con las hablas del capital en cada unx de nostrxs, eso genera mucho ruido y distancia.
En
una entrevista dijiste que la decadencia del barrio impregnó no solo en la arquitectura, sino también los cuerpos de las personas. Y que, al mismo
tiempo, dentro de ese cuadro sombrío, se podía comprobar una paradoja: que
ciertas escenas de la vida de ese barrio no eran ajenas a la luminosidad. Y que
eso era un diálogo entre los imposibles y los posibles en la periferia. ¿A qué te referís al
decir esto último?
Ay, eso es difícil de explicar, porque a mí al menos se me traduce en sensaciones, como decirte que de pronto está toda la avenida en penumbras, con las lucecitas anaranjadas y ya es de noche y los caballos están comiendo la basura en las veredas y de pronto pienso: “Nada se va a poder”. Y las chicharras suenan fuerte, pero así, de golpe, pasan un par de caballos corriendo por la calle sin saber para donde van y luego mirando hacia un costado hay un vecino que todos saben que salió de la cárcel hace un tiempo, está plantando un arbolito y haciendo un cerco con mucho cuidado en la vereda, al lado de las construcciones venidas a menos y alguien puso una cumbia y en un patiecito que da a la calle un grupo de pibes bailan. Y no sé cómo explicar, pero es como decir la posibilidad de cuidar algo, de hacer existir otra cosa que nos vuelve más reales, que todavía no fue alienada. Hay mucho posible y escondido también bajo la aparente precariedad y el manto de imposibilidad.
¿Por
qué es tan difícil hacer
cine en el nordeste? Además, ¿no choca esta circunstancia con la emergencia de
una generación de egresados que se quieren dedicar al cine?
Creo que es un problema generalizado la dificultad para hacer cine, luego eso se va complejizando a medida que una se aleja de Buenos Aires, sobre todo porque hace años que no hay políticas de fomento que favorezcan este hacer. Si bien la educación pública en las regiones, como la ENERC en Formosa, es un avance increíble, luego que existan presupuestos que fomenten el quehacer audiovisual en una provincia es muy difícil. En ese sentido, Misiones, por ejemplo funciona muy bien, le ha costado años de trabajo colectivo al sector lograr lo que hoy en día tienen. Pero en los demás lugares es muy complicado, porque por lo general no hay ningún apoyo ni interés, hablo del caso de Corrientes, es una provincia que no registra el cine, es impensado en todos los sentidos, nuestro grupo, por ejemplo, es completamente invisible para Corrientes. Pienso mucho en lxs estudiantes de la ENERC por ejemplo que egresan y quieren hacer una primera película, eso es muy difícil para alguien del nordeste que, por lo general, no tiene ningún contacto con un productor que quiera/pueda presentar un proyecto al INCAA. Todo ese entramado sigue siendo sumamente cerrado y dispuesto para que sean muy pocxs lxs que puedan acceder y producir. Y ni pensar en la lógica de fondos internacionales o laboratorios, que se rigen de un modo super sectario también, entonces es muy difícil ese empezar. Por eso, acá es necesario inventar otros modos, otros tipos de alianzas para que algo ocurra. Algo hermoso que ocurrió con Las Mil y Una, es que trabajaron varios egresadxs y estudiantes de la ENERC NEA, a los que había conocido en clases, como, por ejemplo, Luis Molina, quien interpreta a Ale; el Jefe de Locaciones (Ariel Aguiar) y el equipo de Arte: Clarisa Leiva que fue la vestuarista y Lucas Kosiarski el director de Arte, ganador del premio al mejor trabajo en esa disciplina en el Festival de Mar del Plata, siendo que era su primera película en esa condición. Eso demuestra que hay muchas condiciones en el NEA en personas que salen recién de los lugares de formación y que tienen capacidades increíbles, solo que las posibilidades son casi nulas.
El
premio que recibiste en Mar del Plata por parte de Argentores fue al mejor
guion. ¿Concebís la posibilidad
de dirigir una película con un guion que no sea tuyo o, a la inversa, escribir
solo el guion de una película que haga otro?
A mí me encanta escribir, así que el premio fue una alegría grande, disfruto muchísimo de esa instancia, escribo desde que soy chica. He escrito guiones para otrxs, pero, por encargo, en este momento tendría que ser algo que me interese realmente. Creo que el dirigir algo que no escribí me costaría mucho más, porque encuentro cierto ritmo en las imágenes, en el cómo de esas imágenes a partir de la escritura, el cómo suena, los modos singulares de los diálogos, ahí me va a apareciendo un mundo visual. El guion de Las mil y una me habrá llevado un par de meses, porque era una idea que me rondaba hace muchísimo tiempo e iba madurando, luego durante los ensayos el guion se fue modificando a medida que también íbamos entendiendo por donde realmente pasaban muchas de las situaciones. Yo sigo escribiendo siempre hasta el último día antes del rodaje, creo que me tranquiliza, es una suerte de diario/guion. Frente a tanto caos que es siempre el filmar, el guion parece un lugar seguro, en algún lugar hay algo que dice cómo, en ese sentido, casi como cábala, siempre estoy con el guion, aunque no lo lea tanto en rodaje, pero termina todo escrito, embarrado, con las hojas rotas, con muchas anotaciones de cámara y sonidos, porque no me gusta hacer guiones técnicos.
Clarisa Navas en el Festival de San Sebastián
Me
gustaría que me hablaras del proyecto tenés
de un documental que se llamará El príncipe de Nanawa,
que según dijiste transcurrirá en la frontera entre Formosa y el Paraguay.
El Principe de Nanawa es una película que de alguna manera se arma entre los años, surgió a partir de un encuentro muy hermoso y único cuando filmábamos la serie Mujeres entrefronteras en el 2015. Conocí a Ángel un niño de 9 años en un mercado de la frontera de Nanawa con Clorinda, él estaba jugando ahí solo y dijo que quería hablar para el documental, cuando lo escuché no podía creer todas las cosas increíbles que pensaba y sentía, me emocioné con todo lo que decía y soñaba él en un lugar tan olvidado por ambos países, ese día se quedó muchas horas con nosotrxs y luego me dijo que no me olvidara nunca de él porque capaz éramos hermanxs y no sabíamos, me dijo que volviera por favor. Luego de un año en el que habían pasado muchas cosas tristes, sentí que si o si tenía que volver, así que regresé a buscarlo sin saber dónde vivía y cuando por fin encontré su casa le propuse hacer una película juntxs, una película de diarios, de cosas que pasaban en el día a día, pero que de alguna manera nos iba a mantener juntxs. Desde ese momento que venimos filmando. Siempre vamos con mis mejores amigxs, Lucas y Liz, y ya ahora Ángel va a cumplir 15 años. Así que es una película de los cambios, de las personas que se van, de los sacudones de ambos países, pero por sobre todo es una película que registra la construcción de unos vínculos de amor muy profundos en un contexto en el que todo se derrumba. Seguramente la seguiremos filmando durante toda la vida, es una promesa, aunque vamos a hacer un primer corte en un tiempo cuando Ángel sea un poquito más grande.
¿Y hay también el proyecto de un largometraje, no?
Sí, esta nueva película de ficción, que estoy escribiendo, tiene muchas situaciones de un estar muy de acá, está centrada en un momento muy particular basado en la vida uno de mis mejores amigos que perdió simultáneamente a su padre y a su madre. En ese tiempo del duelo un grupito de amigxs lo acompaña a diario en todas las tareas, mientras llevan sus vidas como pueden. Y a una de esas amigas del grupo durante este tiempo le sale el turno para la operación de cambio de sexo, pero durante esos lapsos y pozos del acompañar el duelo, se enamora mucho de otra de las amigas que también frecuenta mucho la casa y ahí se abren un montón de interrogantes. Así que es un poco una tensión constante entre las no respuestas del estar frente a la muerte, la imposibilidad de las palabras y ese tiempo suspendido del dolor, pero a la vez con el deseo que en todo momento empuja como forma de sobrevivencia y hasta contradice todo lo que se venía pensando y sosteniendo. Es una película con muchas capas, los duelos, los cambios de cuerpo, algunas formas del deseo que no tienen aparente explicación. Transita por otro barrio de la periferia de Corrientes, donde siempre aparecen muchos yacarés en los patios porque es zona inundable y un pueblo cercano de donde es una de las protagonistas y en donde es muy difícil ser trans. Parece medio trágico como lo estoy escribiendo, pero tiene humor, Corrientes nunca te deja ser del todo dramática.
En medio de los
pesares, trastornos y problemas causados por la pandemia de Covid 19 en el
mundo audiovisual, el último mes de 2020 ofreció, sin embargo, una muy buena
noticia para los integrantes de ese ámbito. Fue la creación y lanzamiento de
PIRCA (Propuestas para la Industrialización y Recuperación de la Cultura
Audiovisual), un observatorio cuyo objetivo es impulsar, además de un debate
profundo y permanente dentro del espacio cultural, social, productivo y
académico relacionado con esa actividad, ideas, proposiciones y proyectos tendientes a lograr una nueva etapa en su
existencia, donde, sin duda, la planificación de políticas públicas para el
medio tendrán una relevancia fundamental.
Como ya informó Argentores las páginas de Contacto, el lanzamiento se produjo el día 12 de diciembre en nuestra entidad mediante una reunión virtual proyectada a través del canal de Youtube, conducida por Guillermo Tello. En esa reunión participaron, entre otros, Carolina Justo Von Lurzer (actual directora del Consejo Académico de PIRCA), Osvaldo Mario Nemirovsci (también director de ese Consejo), Sergio Vainman (Consejo Académico-Vicepresidente de Argentores), Alejandra Darín (Consejo Académico– presidenta de la Asociación Argentina de Actores), Pablo Echarri (Consejo Académico-SAGAI), Silvina Acosta (Consejo Académico-SAGAI), Rolando Conte (Consejo Académico-SUTEP), Gabriela Cerruti (diputada) y Horacio Arreceygor (Secretario General de SATSAID). Además, de estas personalidades y entidades, confluyen en PIRCA las universidades nacionales de Tres de Febrero, Cuyo, Villa María, Quilmes y La Plata, la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (FLACSO), investigadoras/es académicos, trabajadoras/es y productoras/es de amplia trayectoria en las industrias culturales y Centros de Investigación Académicos y Sociales, coordinados por un Consejo Académico mixto (industrial y académico). El espacio suma también la colaboración institucional de la Comisión Bicameral de Promoción y Seguimiento de la Comunicación Audiovisual, las Tecnologías de las Telecomunicaciones y la Digitalización; Defensoría del Público de Servicios de Comunicación Audiovisual; el Ente Nacional de Comunicación (ENACOM); y el Instituto Nacional de Asociativismo y Economía Social (INAES), entre otras.
El Vicepresidente de Argentores, Sergio Vainman, junto al Coordinador General de la Multesectorial Audiovisual, Guillermo Tello, durante el lanzamiento de Observatorio PIRCA
De este modo, el Observatorio de la Industria Audiovisual Argentina comenzó, a partir de 2021, a trabajar con la finalidad de llevar a cabo este trascendente desafío, un compromiso en pos de una transformación que toda la comunidad audiovisual considera imprescindible e impostergable, pero que no será fácil debido a la situación en que dejó a la industria las dos pandemias más letales que se haya vivido el país en las últimas décadas: la primera la del Covid 19, cuyas consecuencias todavía soportamos y contra la cual se sigue luchando en la actualidad, pero también la inmediatamente anterior a ella: la gestión económica y política del gobierno de Macri que atrasó y endeudó a la nación a niveles nunca conocidos hasta entonces, destruyó gran parte de su estructura productiva (incluida la dedicada al audiovisual) y sembró la desocupación y la miseria por todos lados. Como bien dijo Sergio Vainman, vicepresidente de Argentores: esta crisis ya existía y era profunda, pero la pandemia la desnudó de una manera que ya no deja dudas a nadie. Es una situación en la que se hace imposible hoy avanzar en nuestro cometido, agregó, sin tomar en cuenta las realidades que hacen a las políticas económicas, a las nuevas tecnologías, a las teorías de la comunicación, a las innovadoras formas que va asumiendo la cultura, a las predisposiciones variables de las audiencias y los consumidores, a los marcos regulatorios. Por eso la necesidad de certeros diagnósticos y propuestas, circunstancia que llevó a distintos sectores de la industria a integrar la conducción de PIRCA en alianza con Universidades, sectores gremiales y entidades profesionales de la industria y a comenzar a sistematizar algunos campos para iniciar la tarea: Legislación y Políticas públicas – Mercado y Modelo productivo – Condiciones laborales y de equidad de género – Formación y capacitación – Representaciones audiovisuales – Prácticas culturales de las audiencias – Derechos laborales y condiciones de contratación (precarización, inestabilidad e incertidumbre) – Requerimientos reales de la industria. Y avanzar sobre más puntos que hagan a la mejor comprensión del camino que se abre ante esa perspectiva. De este modo, el Observatorio comenzó ya desde hace unos meses a llevar a cabo ese compromiso de recuperar la cultura audiovisual, aportar trabajo en mejorar las condiciones en que se desenvuelven las actividades profesionales, laborales, técnicas y comerciales del sector y sumar a la construcción de una pujante industria cultural argentina, con vocación hacia lo latinoamericano y pertenencia a nuestro sentido y destino de Nación.
Sobre este tema, y después de charlar en primer lugar a Sergio Vainman, vicepresidente de Argentores y miembro observatorio, sobre algunos conceptos que se incluyen en la introducción de esta nota, publicamos luego dos entrevistas más. Una es la que le hicimos al actual director de PIRCA (la otra directora es la doctora Carolina Justo Von Lurzer), Osvaldo Mario Nemirovisci, licenciado en Ciencias Sociales y Humanidades, diputado nacional entre 2003 y 2007, además de Coordinador General del Sistema Argentino de Televisión Digital (2009 a 2015). La otra charla fue con cineasta y académico Guillermo Tello, coordinador general de la Multisectorial Audiovisual y miembro de Consejo Académico de PIRCA. Con Carolina Justo intentamos en varias oportunidades conectarnos, pero sus múltiples actividades como funcionario le impidieron concretar un diálogo, por lo que, ante la inminencia del cierre de la revista decidimos pasarlo para el próximo número de la revista.
Osvaldo
Nemirovsci: “Las audiencias han cambiado mucho en
los últimos años”
Osvaldo Nemirovsci
¿Hubo, antes de la creación de PIRCA, alguna
agrupación con características similares a ella en el país?
En cuanto a su conformación, no recuerdo algo similar. PIRCA tiene la originalidad de estar conformado por los protagonistas del mundo de la creación de los contenidos, que son los que generan el trabajo en el espacio de la industria audiovisual. Ahora, similares en cuanto a la búsqueda de datos, al trabajo de conseguir información que permita mejorar las condiciones laborales, profesionales y técnicas en el mundo audiovisual puede ser que haya habido varios ejemplos. Algunos sindicatos han realizado ese tipo de investigaciones: el gremio de los locutores; el gremio de la televisión, Satsaid, por ejemplo. Los que hacían esas entidades, eran trabajos que, aunque fueran hechos por un solo sector de la industria, investigaban sobre lo general y permitían que uno acudiera a esas investigaciones en busca de buena información y datos: cuánta producción radial se alcanzó en determinado período, cuánta hubo en la televisión, etc. Pero el compromiso que tomó PIRCA de recuperar la cultura audiovisual, de aportar a la mejora de las condiciones en el espacio audiovisual, me parece que es la primera vez que se produce.
¿Qué factores en los últimos años contribuyeron en
los recientes años a que se llegara a la idea de formar este laboratorio?
En primer lugar, hay que decir que la decisión de constituir este observatorio reconoce un tiempo previo bastante largo de consolidación de la idea. Pero también me parece necesario reconocer que este laboratorio se constituyó porque existió antes y existe una Multisectorial del Trabajo Audiovisual, integrada por entidades tan reconocidas como Argentores, SAGAI, Satsaid y otras más y algunos espacios vinculados a los trabajadores públicos. Digamos que desde la Multisectorial se buscaba la manera de mejorar las posibilidades de investigar cómo se podían resolver los problemas de la industria audiovisual. Eso llevó a generar reuniones y se empezó a convocar y a hablar con profesionales académicos y expertos en el área de la investigación, básicamente con aquellos que estaban relacionados con las ciencias sociales y con las materias relacionadas con el mundo audiovisual. Bueno, a partir de allí se generaron y concretaron charlas y reuniones durante varios meses para ver cómo se lograba darle un nuevo valor a aquello que había significado la Multisectorial como inicio de ese proceso de recuperación de la industria y también a lo que era la Universidad como lugar de estudio e investigación. Y combinar todo eso en un esfuerzo, como dije, por agregarle más valor aún a esos lugares que ya estaban buscando, explorando en el mismo tema. Y lo que hicimos también fue sumar algunos organismos del Estado, la Defensoría del Público, la Comisión Bilateral de Seguimiento de las Actividades Audiovisuales del Congreso, y luego distintas universidades y algunos sindicatos, a lo cual habrá que añadir a algunos agrupamientos privados del empresariado con el fin de que participen activamente, en particular a los que figuran como propietarios de medios. Todas esas confluencias fueron originando la aparición de PIRCA.
¿Usted había participado ya de los congresos
realizados por la Multisectorial?
Yo recuerdo que estuve en uno de los primeros congresos y después no, pero seguí manteniendo contactos con muchos de los dirigentes que surgieron de la Multisectorial, Guillermo Tello, Sergio Vainman, Pablo Echarri, con la gente de Satsaid. Así que estaba bien al tanto de lo que se aspiraba en ese movimiento. Luego de esos contactos, y ya en el año de la pandemia, esas reuniones, a través de zoom, se fueron haciendo cada vez más regulares hasta que se llegó a la fundación de PIRCA y su presentación pública en diciembre pasado.
¿Qué diagnóstico general haría hoy de la industria
después de la pandemia?
Para formular un diagnóstico así creo que habría que tomar en cuenta lo que es hoy la realidad globalizada de las experiencias llevadas a cabo por las industrias audiovisuales, en especial en el último año. Y en el caso específico de la Argentina, yo tomaría también los cuatro últimos años de la vida política argentina, donde no hubo, en el gobierno presidido por Mauricio Macri, políticas públicas destinadas al sector ni ninguna forma de contemplación de las necesidades de la cultura o de la industria audiovisual. Todo lo contrario. No se generó ningún modelo de apoyo y crecimiento en la industria, ni nada que tuviera que ver con la idea de convertir a la industria audiovisual en un valor económico a la vez que un valor cultural, laboral, profesional y social. La cultura tiene que ver primero con la creatividad de un pueblo, con sus usos, costumbres y prácticas históricas, pero también con el interés de un Estado en generar condiciones más propicias para lograr eso. Y, al respecto, diría que no veo tampoco hoy que la situación esté bien, pero, claro, no se puede obviar la realidad económica y social en que dejó al país la administración anterior ni los efectos que viene provocando la pandemia. Tomando como base eso, vemos que hay otras necesidades, otros imperios para las políticas públicas e incluso una disminución de las inversiones privadas en lo que son las industrias culturales más habituales, más conocidas, como la televisión o el cine. Pero bueno, hay que buscar predisposiciones sectoriales que se puedan encontrar, hay que hacer diagnósticos, hay que tener propuestas que conjuguen lo privado y lo público. Hay que mejorar las condiciones de trabajo, mejorar la formación y capacitación de técnicos y profesionales del mundo audiovisual, hay que estudiar mucho el tema de las audiencias, porque éstas han variado mucho. Las nuevas tecnologías de la información y la comunicación, y sobre todo las nuevas formas de vinculación con Internet y con las plataformas algorítmicas, han convertido a las audiencias en algo muy distinto de lo que eran cinco o seis años. Así que tenemos que superar algunas cuestiones que nos conduzcan a la posibilidad de detectar, de encontrar adónde hay debilidades y fortalezas de la industria cultural y audiovisual. Si mejora la situación del país en lo macroeconómico ese paso se reflejará en un sustento positivo de la actividad del sector, y si no habrá que explorar con originalidad formas mucho más limitadas de desarrollo de esta industria.
¿Suponemos, de todos modos, que el laboratorio
mantendrá contacto con el gobierno para que no se olviden de la industria
audiovisual?
Está claro que debe ser así. Porque es cierto que este gobierno tiene una impronta por completo distinta al anterior en cuanto al reconocimiento de la necesidad de vincular al Estado y a sus políticas públicas con la industria audiovisual y las industrias culturales, pero no está mal estar presentes frente a las autoridades para recordarles que “aquí estamos” y esto es lo que necesitamos. Nosotros, los que estamos en PIRCA, valoramos mucho a la industria audiovisual y en especial a algunos espacios de ella, como son la televisión y la radio. En lo personal soy un estudioso de la historia de la radio y la televisión argentinas. Y reconocemos que el núcleo de lo privado ha tenido mucho que ver con el desarrollo técnico e industrial de ambos medios, radio, televisión y demás, pero también decimos que la comunicación es mucho más que un espacio de mercado. Por lo tanto, ahí tiene que haber una presencia regulatoria, democráticamente aceptada y debatida, porque no es cuestión de poner criterios y mucho menos de meternos con los contenidos. Estoy hablando de la defensa de la producción regional, de los contenidos federales, de las retribuciones justas y correctas por el trabajo que realizan todos los trabajadores y trabajadoras en todo nivel, de cómo se puede lograr la accesibilidad a los medios de comunicación de lugares donde la iniciativa privada no llega por razones de rentabilidad, el cable por ejemplo, la industria fílmica. Esto existía hace cincuenta o sesenta años en nuestro país. Había provincias con un desarrollo importante en el campo de la industria fílmica, Mendoza lo tenía con su productora Andes, Córdoba también Y eso se fue cayendo porque se concentró esa industria en un núcleo etno-porteño, que fue asentando la posibilidad de que nada más que cuatro o cinco productoras fueran las que produjeran contenidos para el cien por ciento o el noventa por ciento de los medios. Bueno, hay que volver a federalizar los contenidos porque esto genera trabajo, cultura y ampliación social en las regiones y en las provincias. Y también tenemos que trabajar para ver cómo técnicamente abrimos las condiciones de accesibilidad para que las personas con discapacidad puedan vincularse de una manera normal con la televisión, el cine y lo demás. Vamos a estar ahí, cerca del Estado, insistiendo como el noble tábano.
El tábano socrático…
El tábano socrático y el tábano que estaba en el epígrafe de la tapa del diario Crítica. En esa función nos vamos a sentar con ellos y, como tenemos buena relación, creemos que van a entender. También tenemos que pelear contra una cultura que desde hace unos treinta años impuso una fuerte idea, o un fuerte perfil de liberalismo que terminó por instalar un modelo privatizador. Este perfil venía del modelo europeo impuesto por Silvio Berlusconi en Italia o Margaret Thatcher en Inglaterra. Acá se creyó que solo el área privada podía manejar los medios. Y eso alejó la posibilidad de que hubiera una inversión por parte del Estado en la industria que mejorara la distribución de nuevos contenidos. Esto no es ideológico, sino creer que la idea de que solo el mercado o el impulso mercantil privado pueden manejar o hacer crecer los medios achica mucho la posibilidad de un desarrollo de la industria. Y en esa posición nos respalda la experiencia histórica de nuestro propio país. Porque, desde la constitución de la televisión como medio en la Argentina, la participación del Estado ayudó mucho al desarrollo de los medios. Así que, entonces, vamos a estar ahí para aportar ideas de la mejor manera. Y también aportaremos las ideas más originales para que el Estado pueda entender, cosa que creemos está en camino de hacer, la nueva realidad de las plataformas algorítimicas que genera un modelo cultural y un desarrollo industrial distinto. El modelo productivo del siglo XXI es el digital. Hoy se mide en bytes, no hay más modelo fordista o toyotista. En la actualidad se produce desde lo digital, y eso también llega e influye en los medios de comunicación y las industrias culturales, y, desde luego, también en la industria audiovisual. Y el Estado tiene que aportar también lo suyo allí. Es el nuevo territorio de las empresas digitales donde se generan audiencias, contenidos, informaciones, intercambios de otra naturaleza, una serie de cosas novedosas. En ese territorio también trabajamos.
Allí también se genera una nueva forma de
penetración cultural.
Sí, desde ya que esto ocurre, pero tampoco es novedoso. Este es un territorio de litigio, de fuerte conflicto desde hace muchísimos años, donde el Estado no ha participado, salvo en un período que está entre 2010, 2011 y 2015. Salvo ese hiato el Estado no ha participado con vocación regulatoria, con una regulación como dije democráticamente acordada y aceptada. Por ejemplo, la televisión pública, las radios públicas, las radios de gestión autónomas como son las universitarias, las radios comunitarias, la televisión comunitaria barrial, tienen todo el derecho del mundo a ofrecer un modelo cultural distinto, un modelo de consumo cultural distinto y deben tener la chance de hacerlo. Y que para que eso se cumpla debe haber alguna participación del Estado para garantizarlo, porque el mercado no lo va a proveer. Hoy en día debe de haber unos 37 o 38 canales televisión abierta en todo el país. Y en vez que de eso, podría haber unos 300 o 400 sitios de televisión abierta digital que generarían una demanda laboral formidable, impresionante, porque de verdad eso genera trabajo y riqueza nacional. Y la posibilidad de nuevos contenidos. Pero esa es una tarea que hay que hacer. Y hay que hacerlo, y en esto quiero ser categórico, junto al sector privado, que tiene una gran inversión hecha en la industria, que es importantísima. Hay que sentarse, debatir con ellos, para determinar cuál es la alternativa para que todos ganemos con una mejor industria audiovisual.
Retomando el tema de la penetración cultural, que
no es novedosa, ¿desde cuándo se ha hecho más intenso el peso de lo que se
difunde a través de ella?
Desde hace por lo menos 150 años, con el desarrollo industrial de los de los medios gráficos y después con el surgimiento de variables tecnológicas como la televisión y demás, las industrias culturales -como siempre lo hizo la cultura-, estableció andariveles por donde circularon ideas que en la sociedad influyeron en lo simbólico, en la creación de sentido e incluso en la interpretación de la historia. Pero eso recoge también la habitualidad de usos y costumbres de cada pueblo, los hechos y las formas que se repiten, las tradiciones, el folklore, los aprendizajes sociales más que educativos, todo lo cual tiene una gran vinculación con el espacio público. Eso lo tenemos que tener en cuenta a la hora que PIRCA investigue, estudie y haga propuestas para que se construya un camino hacia un mejor, o para no calificar diría distinto, consumo cultural. O un mejor aprovechamiento de las industrias.
¿Qué importancia tiene que el laboratorio esté
acompañado en su labor por una vocación latinoamericanista?
En esto también me aparto de lo ideológico. Cada uno que sostenga la ideología que quiera. En mi caso me gustaría compartir algunos emprendimientos con algunos países de la América cercana. Y esto tiene que ver con un mejor rendimiento en varios terrenos. Desde lo técnico, porque si hacemos americanismo de verdad y convenimos y acordamos vamos a tener un intercambio de tecnología cordial en vez de estar peleándonos o cayendo en situaciones ridículas como fue la experiencia de hace casi varias décadas atrás, cuando vino la televisión de color, y teníamos tres modelos tecnológicos diferentes, donde no se podía coordinar con los países vecinos, como Chile o Brasil, la posibilidad de intercambio de exportación o importación de televisores, por ejemplo, porque el sistema de color eras distinto. Entonces, me parece que por el lado de la técnica, un intercambio cordial de tecnología siempre es bienvenido. También para la exportación de contenidos. Nosotros tenemos una fuerte presencia en el producto bruto interno en exportación de contenidos y de modelos de formato televisivo. Y me imagino que si impulsamos un desarrollo común donde integramos lo técnico y lo cultural, podemos generar un modelo de desarrollo combinado de contenidos que nos permitiría una exportación que valoraría un camino de ingreso de divisas por un andarivel distinto al de las exportaciones tradicionales. Por eso es clave que instalemos desde PIRCA el impulso de en esta tesitura latinoamericanista.
Respecto a los pasos que se han comenzado a dar, ¿cuáles
son?
Tuvimos ya varias reuniones luego del lanzamiento y hay ya constituidas varias comisiones. Algunas de las que recuerdo son Mercado y Modelo Productivo, Condiciones Laborales, Representaciones de las Audiencias, Representación y Políticas Públicas, son comisiones que ya están constituidas. Y cada uno de los integrantes del laboratorio ha optado por participar en las comisiones donde se encuentra más cómodo y cree tener más capacidad para aportar. Y ahora hay un trabajo importante que se centra en la búsqueda de financiamiento, porque esto requiere un acuerdo o convenios con las universidades para que se financien los trabajos de sus propios investigadores. Debemos ver cómo se financia todo esto desde el punto de vista de los costos que pueda tener. Y sí se ha avanzado en eso en un aspecto: cada una de estas comisiones se ha vinculado con algún organismo del Estado. Por ejemplo Mercado y Modelo Productivo ha tendido vínculos con el Ministerio de Producción, porque allí lo que se debe estudiar es la cadena de producción de valor, la distribución, que tipo de producción o de consumo son los que se generan, los modelos de producción emergentes. En Formación y Capacitación nos hemos vinculado con el Ministerio de Trabajo. En Representaciones de la Audiencia o Representaciones Audiovisuales, que tiene mucho que ver con una desviación permanente en nuestras industrias audiovisuales y que se refiere a la construcción de estereotipos en materia de géneros, hay otros también con los menores, con las razas, las etnias. En esto nos vinculamos con el Ministerio de Cultura. Se ha constituido también el Consejo Directivo, se ha hecho la presentación pública y se ha avanzado en esas direcciones. No se trabajó mucho en enero, salvo el intercambio de algunos mensajes, y en febrero se empezó con toda esta actividad.
¿Tienen un lugar donde se asienta el observatorio?
Estamos buscando. Por ahora no tenemos lugar físico, pero en este momento carecemos además de una práctica de presencialidad por que las medidas de confinamiento, que nos llevaron a manejar la comunicación a través del contacto telefónico (whatsapp), el zoom o el mensaje electrónico. Pero tampoco habría problemas si necesitáramos estar presentes porque hay muchísimas entidades y podríamos ocupar sus espacios.
¿Cómo diría que es la tarea de los directores?
La de los directores, que somos la doctora Carolina Justo Von Lurzer y yo, es una tarea de coordinación, convocamos y participamos de todas las reuniones del Consejo Directivo, tratamos de dar cierta orientación desde el punto de vista de la construcción política o institucional de lo que se va haciendo en virtud de da la mayor experiencia mía y de Carolina en ese campo, donde la otra experiencia la aportan los demás miembros del Consejo Directivo. Y participamos de todos los debates, la organización y las formas que van tomando las reuniones. Yo no participo formalmente en ninguna comisión, aunque podría en algunas como Legislación y Políticas Públicas, en virtud de que fui diputado nacional y presidente de la Comisión de Comunicaciones y conozco el tema y puedo aportar, pero hasta el momento no participo formalmente de esa comisión.
Guillermo Tello: “Una nueva traza para la cultura audiovisual”
Guillermo Tello, Coordinador General de la Multisectorial Audiovisual
Usted ha dicho que la apuesta de PIRCA es recuperar
una nueva traza para la industria argentina. ¿Cómo imagina podrá ser esa traza?
Imagino un nuevo modelo productivo para toda la Cultura Audiovisual, la argentina tiene una gran experiencia en la producción cultural como también en el desarrollo industrial y tecnológico, de allí debemos tomar los ejemplos de planificación estratégica que permita una traza de integración federal en la producción de contenidos audiovisuales, un camino que corrija asimetrías económicas, geográficas y técnica e impulse la diversidad cultural, la equidad social y la diversidad de género en toda la cadena de valor. Una planificación que modele esa traza productiva debe impulsar y acompañar el desarrollo tecnológico, técnico y de recursos artísticos en todo el territorio nacional junto al sector privado, los medios públicos, los institutos y entes descentralizados, los estados provinciales y las universidades, en la búsqueda de una plena soberanía cultural y no solo facilidades para la inversión extranjera que nos pueda llevar a la falta de substitución de productos y perdida de distribución de contenidos propios, muy por el contrario a la política de des-planificación, que durante el gobierno anterior impulsó la concentración de las producciones y productoras audiovisuales en los principales ciudades, subsidiarias de emisoras privadas, sumado a la fantasía de una lluvia de inversiones desde las plataformas digitales extranjeras, todo en perjuicio de la producción cultural interna.
¿Por qué es tan necesario frente al gran crecimiento
y distribución de contenidos en todo el planeta, políticas públicas de
regulaciones tanto en lo nacional como internacional?
Las políticas públicas son siempre necesarias, diría que en cualquier ámbito de desarrollo de cultural y económico. Las políticas públicas permiten no solo establecer el marco en el que se desarrolla una actividad, en este caso la producción de contenidos audiovisuales, sino también la representación de los emergentes culturales de una región y los valores que a estos mismos los y las identifican como nación. De lo contrario seguramente terminaremos influenciados por los comportamientos sociales y culturales foráneos, trasmitidos a través de los contenidos extranjeros y así podríamos concluir con una población que demande, consumos y servicios ajenos a su propia identidad sociocultural. Por supuesto no tiene nada de malo que la población quiera adquirir dulce de cacahuate, tan solo porque los personajes que vemos en las ficciones saborean aquel producto, lo que puede tener como consecuencia es que la demanda sea tan grande que deje improductiva a las productoras de dulces locales y dejando de lado la ocupación laboral de nuestra población. Dicho de esta forma parece muy simple y hasta sencillo de resolver, pero no cambia mucho si en el mismo ejemplo ponemos telenovelas en remplazo de dulce de cacahuate, pues así como lo que en la economía se llama “sustitución de productos”, puede derivar entre otras consecuencias, en la desocupación de nuestros/as técnicos/as y artistas, por lo que las políticas públicas que incentiven, fomenten y protejan la producción audiovisual son muy necesarias, especialmente para equilibrar las asimetrías locales e internacionales, sobre todo cuando muchas otras naciones invierten miles de millones de dólares de su inversión pública, en pos de incentivar a las producciones audiovisuales a salir del territorio de origen a ganar audiencia y mercados en otras naciones, lo cual no está mal, solo debemos coordinar políticas locales e internacionales que igualen las oportunidades productivas.
¿Nos podrías explicar y describir a que se llama
hoy “audiovisual ampliado” y qué significa o implica como fenómeno?
Tomamos este concepto del investigador Lic. Santiago Marino, entendiendo el mismo como el espacio que integra el cine, la televisión (abierta y de suscripción paga) y los servicios de streaming, a demanda VOD, IPTV y OTT, la radio y la música. Desde este mismo concepto acuñamos colectivamente en la Multisectorial Audiovisual a todo lo respectivo al comportamiento social y económico de la actividad audiovisual, sea de consumo, de experimentación o de recreación como Cultura Audiovisual.
¿Las publicaciones digitales que se piensan editar
regularmente podrán llegar también al público interesado, además del
especializado?
Sin dudas que la primera aspiración es llegar al público especializado, pero entendiendo que la Cultura Audiovisual es muy amplia y diversa, es muy probable que lleguemos también a un público general, con interés social, cultural, económica y educativa por la simple razón de querer estar informado y actualizado sobre las mismas temáticas que el PIRCA investigue.
¿Cuáles son los principales problemas o
debilidades del sector audiovisual hoy y cuáles sus fortalezas en tu opinión?
Dado que la pregunta abarca una cantidad muy grande de aspectos, los cuales involucran no solo a lo cultural, al comportamiento social, a la política local y global, sino también al desarrollo tecnológico, educativo, comunicacional, a la macro y micro economía local y global, que la respuesta podría llevarnos varias revistas para poder exponer mi opinión solo sobre las problemáticas. Dicho esto creo que me centraré solo en dos puntos por problemáticas y fortalezas;
Problemas y debilidades:
1 – La
desregulación y falta de claridad en el existente campo de los servicios de
comunicaciones convergentes (Televisión, Radio, cableoperadores y satelitales,
plataformas audiovisuales digitales y otros servicios similares), debilita la
producción de contenidos y emisión de los mismos. Sin posibilidades reales de
acceder a la audiencia local y mucho menos a la exportación de contenidos, es
sin dudas una gran debilidad. Si no se puede tener certezas en la planificación
productiva por falta de acceso a una cuota mínima de emisión, difícilmente las
empresas productoras y/o las y los productores encuentren incentivos para
desarrollar obras audiovisuales, incluso con financiamiento del estado o con
ventajas impositivas. Es como querer producir dulce de leche sabiendo que los
mercados tienen un compromiso monopólico de venta exclusiva de dulce de
cacahuate, condicionando los puntos de venta con medidas restrictivas para el
acceso a otros productos altamente demandados por el público y con mayor
rentabilidad. ¿Quién asumiría ese riesgo? Y es así como los productores de
dulce de leche seguramente terminarían produciendo dulce leche con gusto
cacahuate “made in Argentina” y así probar suerte, a ver si le dejan los
monopolios un pequeño lugar en el mercado.
2 – La macro
economía tiene un factor muy relevante en la producción industrial de
contenidos audiovisuales, incluso condicionando a las producciones nacionales y
provinciales de estos contenidos, por lo que la imprevisión financiera en la
que las políticas económicas que nos dejó el gobierno anterior, agrava una
dificultad casi de raíz que tiene el sector audiovisual, como lo es la
inexistente posibilidad del acceso a créditos específicos para el sector a tasas
y condiciones estables y acordes al mercado, haciendo de esto una enorme
debilidad ante la competencia internacional, la cual ingresa a nuestro mercado,
es decir a nuestro público, casi sin permiso ni aviso previo, sumado a ello que
la mayoría de esas producciones extranjeras llegan con rentabilidad asegurada
por sus casas matrices y con financiamiento desde sus territorio de origen,
pues de esa forma la famosa “competitividad” se vuelve no solo desleal, diría
que hasta económicamente suicida.
Fortalezas:
1 – La calidad
educativa y formativa de la Argentina es muy alta con relación a muchos países
del mundo, incluso de los considerados de los más avanzados, teniendo como
fortaleza una enorme calidad artística y técnica para el desarrollo de
contenidos audiovisuales en gran parte de nuestro territorio. También mucha
pericia para la movilidad cultural y productiva en momentos de impulsos al
mercado, algo que al sector le brinda mucha gimnasia a la hora de la salida de
crisis cuasi permanentes Esto permite pasar de una capacidad ociosa de nuestra
infraestructura productiva audiovisual a una gran ocupación profesional técnica
y artística muy rápidamente. Una cualidad que estoy seguro hará la diferencia a
la hora de llevar adelante una planificación estratégica y sostenida en la
producción audiovisual.
2 – Tenemos una
audiencia muy bien formada en la adquisición de cultura audiovisual, con
comportamientos de gran demanda y aprehensión por nuestras obras audiovisuales
y sobre todo por las y los artistas locales (nacionales y provinciales),
sabiendo que si el sistema de difusión y distribución de nuestros contenidos
les facilita el acceso a ellos, se vuelca rápidamente a las obras nacionales,
no solo por fidelidad con sus artistas, también por afinidad en el gusto del
tipo y variedad de formatos y contenidos. Esta fortaleza se demuestra
rápidamente con los porcentajes de rating que siguen obteniendo las
repeticiones de las telenovelas y otros contenidos locales, un público que para
lograr igualar las plataformas de streaming necesitas muchos meses de promoción
en sus catálogos.
¿Había
en la Multisectorial Audiovisual una idea desde el principio de que debía
constituirse un observatorio como PIRCA o es algo que surgió en el trayecto? Y
si fue así, ¿cuáles fueron las primeras medidas tendientes a formar ese
organismo?
Desde los inicios de la Multisectorial supimos de la falta y necesidad de datos estadísticos, especialmente en la evaluación sistemática y critica de nuestra realidad industrial, el seguimiento constante del comportamiento del mercado productivo de contenidos audiovisuales, su distribución y comercialización, pero sobre todo de la importancia de participar en estas tareas de análisis, con la que constantemente nos permita obtener un estado de situación del sector. Pero para hacer honor a la verdad, creo que nadie de los representantes de este espacio amplio y diverso, que es la Multisectorial Audiovisual, pensó realmente que llegaría el día en que estaríamos constituyendo este importante Observatorio.
Las experiencias de los cuatro congresos audiovisuales y las reuniones federales, fijaron un rumbo que termina de definirse con el impulso del consejo ejecutivo ante la necesidad de explicar, con datos concretos, lo que el sector significa en la economía argentina al Congreso Nacional en distintas invitaciones, ponencias y audiencias públicas realizadas durante el 2019 y 2020, en las que participamos con gran valoración por cada invitación. De allí profundizamos el vínculo que ya veníamos teniendo con varias universidades nacionales y nos propusimos la definición de las áreas prioritarias de producción de conocimiento, para lo cual convocamos a la Dra. Carolina Justo Von Lurzer y el Lic. Osvaldo Nemirovsci, hoy ambos directivos del PIRCA. Luego de presentar la propuesta a todos los miembros de la Multisectorial en Asamblea Extraordinaria, muy entusiasmados con la iniciativa, se aprobó por unanimidad la creación del Observatorio.
Al margen de su participación en PIRCA, ¿la
Multisectorial seguirá teniendo una actividad por fuera de ese nuevo organismo?
En este caso no creo que exista un afuera o un adentro de estas actividades, el Observatorio nace desde la iniciativa y el impulso de la Multisectorial Audiovisual y seguirá trabajando para ampliar sus objetivos en todo lo relativo a la Cultura Audiovisual. Por otra parte la Multisectorial tiene una agenda programática que cada año se renueva e incorpora más integrantes a su conformación. Por lo que tiene mucho por trabajar en pos de aportar a la política institucional y a la política pública, siempre esperanzados en la construcción colectiva de una fuerte y pujante industria de la Cultura Audiovisual Argentina.
Guionistas y directores de todo el mundo participaron de este histórico encuentro de AVACI
Con la presencia de representantes de diferentes sociedades de todo el mundo, pertenecientes a las cinco alianzas continentales y regionales que integran la AVACI – Confederación Internacional de Autores Audiovisuales–, se llevó a cabo el pasado 15 de abril la primera reunión de esta organización global que tiene como principales objetivos la defensa del derecho de autor de los guionistas y directores audiovisuales como así también lograr el pleno reconocimiento del derecho de remuneración por la exhibición pública de las obras audiovisuales en todo el mundo.
Esta Confederación de Autores Audiovisuales está compuesta principalmente por cinco Alianzas Internacionales como la de África, Asia Pacifico, Eurasia, Europa y Latinoamérica, en las cuales se encuentran integradas sociedades de autores guionistas y directores audiovisuales como así también las sociedades de gestión colectiva de este derecho que los representan internacionalmente.
El presidente de Argentores, Miguel Ángel Diani, participó del primer encuentro global de AVACI
La reunión, realizada a través de la interfaz profesional de Zoom, contó con la asistencia de traducción simultánea en inglés, español y ruso, y cabe destacar el carácter distendido y de alegría de este muy esperado encuentro siendo que además la mayoría de los autores allí presentes se conocen desde hace muchos años atrás en virtud de sus activas participaciones en diferentes congresos llevados a cabo en toda Europa y Latinoamérica, pero también en ciudades como Pekín (China), Tokio (Japón), Moscú (Rusia), entre tantos otros.
Se detalló muy especialmente la presencia de las sociedades emergentes SRAI – guionistas de la India y de la DGK – directores de Corea del Sur con quienes la FESAAL y la AVACI se encuentran trabajando muy cercanamente con su plan que les brinda ayuda técnica y económica para que puedan fortalecer sus organizaciones y la defensa del derecho de autor en sus territorios.
Una mención especial mereció la presentación y estreno de dos videos. El primero de ellos concebido como un tributo a todos los autores audiovisuales que con gran esfuerzo y dedicación participaron de las acciones desarrolladas en últimos 10 años en la defensa del derecho de los autores audiovisuales en todas las regiones del mundo. El segundo mostró por primera vez en sociedad todas las funcionalidades del Sistema Operativo AVSYS como así también sus herramientas especializadas en autores, obras audiovisuales, recaudación y distribución internacional de derechos.
Marcelo Piñeyro, destacado director y guionista de gran trayectoria internacional, será el primero de los Presidentes Honorarios de esta Confederación Audiovisual
Cabe señalar que este Sistema Operativo como sus herramientas son de código abierto y los miembros de esta flamante Confederación de Autores Audiovisuales podrán utilizar estos recursos técnicos –capaces de controlar y ejecutar todas actividades de una sociedad de gestión colectiva– en forma gratuita, pudiendo modificar sus prestaciones de acuerdo a los requerimientos locales y legales de cada sociedad.
Los representantes de las Alianzas se reunirán en breve para continuar trabajando y elegir a los miembros que integrarán su primer Consejo Ejecutivo Internacional de Autores Audiovisuales.
Video tributo a todos los autores audiovisuales que con gran esfuerzo y dedicación participaron de las acciones desarrolladas en últimos 10 años en la defensa del derecho de los autores audiovisuales en todas las regiones del mundo
En 1982, por iniciativa del Comité Internacional de Danza, fue proclamado por la UNESCO el 29 de abril como Día Internacional de la Danza.
La fecha elegida corresponde al natalicio del bailarín y coreógrafo francés Jean-Georges Noverre (1727-1810), estudioso de la danza y considerado el creador del ballet moderno.
Esta celebración busca fomentar la importancia del arte y la cultura de esta expresión cultural, que viene de tiempos ancestrales, y que fue cambiando y evolucionando en diversos estilos, desde lo académico a lo cotidiano.
Su objetivo es homenajear a la danza como una disciplina de arte universal y diversa, reuniendo a todos los que han elegido esta forma de expresión sin barreras culturales, políticas y éticas.
La danza es, entonces, una forma de expresión y de interacción social acompañada de ritmos acústicos, con fines de entretenimiento, artísticos, culturales y religiosos.
Es igualmente conocida como el «lenguaje del cuerpo», siendo una expresión de emociones que comunican sentimientos a través de los movimientos.
En la actualidad se destacan múltiples estilos y géneros, que van de lo tradicional y académico a lo cotidiano, de acuerdo a las diferentes culturas.
Desde 2017, en Argentores y en el ámbito del Consejo Profesional de Teatro funciona la Comisión de Coreografías.
Su objetivo es acercar a los coreógrafos, para que tengan información actualizada sobre sus derechos de autor, que se hagan socios y que disfruten de los beneficios que le otorga la institución.
Consultados, sus responsables manifestaron en el momento de la creación de la misma, que el fin era “hacer entender a los colegas que somos cabalmente autores” y comunicar que nuestra entidad “es quien vela efectivamente por los derechos de autor”.
Artista visual, docente, licenciada en Psicología y
cineasta, Toia Bonino, autora del documental La sangreen el ojo que
premió Argentores en distinción compartida con otra autora, reconoce, sin
embargo, que hoy la mayor parte de sus esfuerzos creativos están volcados al
cine, una actividad que realmente la entusiasma. Ya premiada a la Mejor
Dirección en una de las competencias del BABICI por su primer largometraje, Orione, la realizadora logró un nuevo
reconocimiento por el trabajo galardonado por Argentores -hecho que la llena de
satisfacción porque ratifica el acierto en la orientación de su carrera-,
mientras ya está trabajando en un tercer largometraje Plata o mierda, con el cual completaría con los dos previos una
trilogía. Mientras está ya en plena actividad con este proyecto, la cineasta
encontró un lugar para conservar con la revista Florencio, para hablar de las características de cada una de sus
obras, además de Manteles, un corto
con el que despegó el nuevo ciclo de su vocación artística
Toia: ¿tu primer trabajo en cine fue un corto, Manteles, no es así?
Sí, Manteles es un primer corto que yo hice y antes del cual no había grabado nada. Hice un taller de video y en esa instancia comencé a grabar. Manteles transcurre en el barrio Don Orione y es el trabajo a través del cual conozco a Ana, que es la protagonista de mi primer documental, un largometraje ya, llamado Orione. Pero pasaron diez años entre Manteles y Orione y en ese tiempo hice otras piezas de videoarte. Luego hice mi segundo largometraje, La sangre en el ojo, y ahora estoy trabajando con un tercer documental con el cual redondearía una trilogía con los dos anteriores.
Escena de «La sangre en el ojo»
¿Estás trabajando en ese proyecto?
Sí. Es un proyecto que se llama Plata o mierda, que es como decir “Todo o nada”, una situación extrema, donde no hay grises. Sería también como una versión degradada de lo que podríamos denominar “El oro y el barro”. La plata es un metal de menor calidad que el oro, y la mierda es todavía más degradada que el barro.
Sos artista visual,
licenciada en psicología y cineasta. ¿Cómo se entrelazaron todas estas
profesiones y en qué medida las ejerces?
En realidad, lo que más me interesa y en lo que dedico más tiempo hoy, es al cine, que es una disciplina que no estudié específicamente, sino que, como vos bien decís, yo estudié por un lado Bellas Artes y por el otro Psicología. De ambas disciplinas doy clases, de modo que se podría decir que se siguen desarrollando en la actualidad. Dentro de psicología lo que me interesa es el psicoanálisis y durante algún tiempo, muy breve, atendí pacientes, pero ahora hace mucho que estoy desligada de la actividad clínica.
En estos días estoy retomando algunas
cosas de serigrafía, como una actividad relacionada con las artes plásticas,
pero es el cine lo que ocupó ese interés por lo visual.
Sin embargo, creo que en el cine hay algo, si bien de manera colateral, de esas otras dos carreras que puede intervenir. Sobre todo en el cine documental. Se nota en las entrevistas, por ejemplo. En la manera de escuchar al otro, de preguntar, hay algo allí de lo psicoanalítico. Y desde la fotografía, desde el encuadre, los colores, la composición de los planos, hay algo también de lo plástico. Por lo tanto distintos aspectos de mi formación, de algún modo, han confluido en mi actividad como realizadora, si bien se podría hacer cine también con una formación totalmente diferente. En mi caso se dio de este modo.
¿Decís que a Ana, la
protagonista de Orione, la conociste
al filmar Manteles, no?
La verdad es que no vivo en el barrio Don Orione, vivo a unos veinte minutos, pero me acerqué al lugar gracias a un grupo de mujeres con quienes constituíamos el grupo llamado Creando Juntas. En ese momento las problemáticas de género, no tenía tanta visibilidad como ahora, ya que eso ocurrió hace 17 años atrás. En un barrio con muchas dificultades y cosas no estructuradas encontrar una asociación de mujeres fue algo particular. Y ahí con esas mujeres trabajábamos en temas como la violencia de género, talleres y varias actividades. Yo daba un taller de artes visuales e hicimos un libro-objeto, que se llama Retratos de palier. En él se cuenta la historia del barrio Don Orione y la historia de tres mujeres que residen en él de distintas edades. Y a partir de allí, mientras hacía ese curso de video del que te hablé, tomé la decisión de visitar a mujeres de departamentos cercanos a la asociación de mujeres y preguntarles por sus manteles. Fui a ver a muchas vecinas, siempre acompañada por mujeres de la asociación, que vivían allí y a las que les abrían con facilidad sus departamentos. Después ya me fueron conociendo y hubo confianza. Y allí apareció algo impactante respecto al mantel: cómo ese objeto tan cotidiano, en el borde entre lo funcional y lo decorativo. Aparecieron muchas historias íntimas de las mujeres que relataban los hechos relacionados con su mantel. Desde la situación económica, el club de football, los recuerdos de quienes ya no están, las fiestas, etc, etc. Y en esa situación conocí a Ana. Le pregunté por su mantel y me contó que no tenía un mantel especial, pero que sí guardaba la última servilleta que había usado su hijo l última noche que pasaron juntos. Y entonces, a partir de ese recuerdo ella me contó la historia de su hijo, que había sido asesinado. La historia, que era muy conocida en el barrio, me impactó mucho. Ella, en un momento de su vida, había hecho incluso un altar en el sitio donde habían asesinado al hijo. Me pareció muy conmovedor el relato de Ana y su forma de narrar, me dieron ganas de contar esa historia. Igual terminé haciendo la película diez años después, pero su origen fue ese. Manteles es el relato de varias mujeres del barrio sobre su mantel, entre las cuales está Ana. Y fue filmado como un corto. Después vinieron los dos largometrajes, que cuenta la historia familiar de Ana y de sus hijos varones: el primero en Orione y luego en La sangre en el ojo.
¿Qué diferencias y similitudes
habría narrativamente entre Orione y La sangre en el ojo?
A mí me parece que tiene varias similitudes, aunque formalmente hay una diferencia importante. Orione, si bien es un collage, hay bastante material en VHS, porque hay imágenes familiares de esa época. Hay imagenes de noticieros, e imágenes que grabé yo. En cambio, lo que aparece en La sangre en el ojo es el uso del celular, donde los propios protagonistas se graban a sí mismos con ese dispositivo. Y eso genera un otro registro que no existía en Orione, que fue estrenada en 2017, pero empezó a ser filmada por 2015, un momento en que el uso del celular no estaba tan extendido aún. Estaban los celulares, pero algunos no tenían cámaras y se manejaban de otra manera. Entonces, una diferencia es, por un lado, el uso del celular, y por el otro, a mi personaje en Orione yo le digo: “Bueno Ana, empecemos por Ale” y no vuelvo a aparecer. En cambio, en La sangre en el ojo hay momentos en donde el personaje claramente se dirige a mí. En la tercera película, Plata o mierda, en vez de ser una entrevista es directamente un diálogo entre Marcos un, que hace la codirección conmigo y que está privado de su libertad. De modo que el rol de la realizadora fue trazando, a través de las tres películas, una línea de progresivo aumento, aparece cada vez más en ellas.
¿Tenés el guion de la
próxima película, Plata o mierda?
Sí, ya está hecho. Y hay algún trabajo fílmico que ya se está haciendo y otro para el cual falta todavía conseguir financiación, que, como se sabe, es lo más arduo, lo más duro.
Orione
¿Cómo fueron los
procesos de elaboración del guion en tus películas?
Orione lo fui trabajando yo sola y con un buen tratamiento sonoro después. Un día un amigo me ayudó a grabar algo con dos cámaras, pero en general fue una cosa muy personal. Por lo demás todavía no sabía demasiado en el plano técnico. Y había una cosa más vinculada a la búsqueda que a la necesidad de tener un guion a cumplir. Mi modo de trabajar tiene que ver más con el realizador integral que con el de director, productor, director de fotografía, asistente o camarógrafo. En La sangre en el ojo hay algunas escenas más complicadas, pero fueron muy poquitas. Y a veces el acento está más puesto en la búsqueda de materiales o la espera de que otros lo produzcan, para luego recolectarlos y ponerles un orden, que con cantidad de jornadas de grabación. Es como una tarea casi de detective, de investigación, no solo de director.
¿Y cuál sería la
función esencial del guion en tu trabajo, en que te ayuda?
En Orione tenía un guion que me pareció, al principio, que lo escribía más como una formalidad, por la necesidad de poder contar de qué se trataría la película. Y que ese escrito me ayudaría en el camino sin ser un corsé. Y la verdad que luego, cuando la película estuvo terminada, lo leí de nuevo al guion y comprobé que no había una distancia tan grande, como pensaba al principio, con el producto final. La verdad es que, en mi experiencia, el guion es algo que se va construyendo, entre un momento inicial, con la idea de la historia y la necesidad de contarla, y un momento posterior de la edición, donde se comprueba que si bien hay ideas que ya están planteadas, hay que ver en la marcha cuales se sostienen y permanecen. Y a veces aparecen otros materiales que en el guion no estaban contemplados. Entonces diría que es un guion que se va construyendo entre una idea previa y el momento del montaje. Por otra parte, es cierto que también gracias al guion a veces uno contempla ideas que si no estuvieran escritas tal vez nunca se hubieran pensado. O sea, que el guion puede ser también un buen disparador de ideas. Luego, como decimos, en el trabajo de edición se tiene la posibilidad de reformar lo que no funciona. Por eso me parece que hay un proceso que vincula el inicio, el momento de la filmación y un cierre en la edición, donde el guion estaría entre ambos extremos. Y finalmente el espectador no lee el guion, sino lo que se ve de él. No la parte literaria, sino parte narrativa de la película, cómo está tratada.
Se ha comentado que
esa narración en tu película suele estar segmentada. ¿Es así?
Sí, está segmentada por esa estructura en collage que tiene el documental, que está constituido por materiales distintos, que vienen de universos diferentes. Y a mí me gusta mantener el contraste entre ellos. Así pasamos de un VHS a un 4K,
¿Cuáles serían tus
propósitos más importantes que te han guiado en la realización de los
documentales que hemos comentado?
A mí lo que me interesa mostrar es la complejidad de esta situación del mundo delictivo, donde no solamente está lo violento, que es lo que más conocemos, sino también lo amoroso. El sistema capitalista es responsable de esta mirada parcializada de ese mundo. Vivimos en sociedades donde solo algunos tienen todo y otros muy poco. Y lo peor es que a veces creemos estar al margen de esta situación. Entonces, me pregunto: ¿qué pretendemos de aquellos que no tienen nada? Deja a cuatro personas sin comer, con un sándwich en el medio y vamos a ver si todos mantienen los modales y las buenas formas. Creo que se trata de no juzgar a partir del contexto de uno, sino intentar entender otro contexto del que también somos parte. Si a mí me vienen a pedir ayuda, a veces doy, a veces no, en general poco; si vienen con un arma es seguro que doy mucho más, y si me amenazan la vida de un hijo doy todo. Uno, de algún modo, forma parte de ese código y de esa injusticia, que de algún modo incita a la violencia. No quiere decir que todos reaccionen así ni que a mí no me asuste o preocupa la violencia y sus efectos. Lo que quiero decir es que hay cosas, tratamientos que l invisibilizan la complejidad de ese problema. Se muestra a cinco delincuentes, que no sabemos ni el nombre, ni su historia, si la mujer lo quería, o tenían hijos, solo los tratan como objetos peligrosos para nosotros. Y un poco lo que intentaba en mis documentales era pensar en la subjetividad de esos otros. Cuando la injusticia no nos toca de cerca, solemos mirar para otro lado. Y lo único que se muestra es que del otro lado se responde de modo violento. Y esa actitud nos impide ver que hay un fondo más complejo en ese problema. Por eso, me parece importante mirar de otra manera ese fenómeno, sin esa mirada estereotipada del prejuicio. ¿Somos capaces de comprender a quienes se nos ha enseñado a temer?
¿Cómo se pudieron financiar tus documentales?
Orione fue una producción muy chiquita y recibió una ayuda del INCA. Y La sangre en el ojo ya cuenta con una productora con mayor trayectoria, Gemafilms y recibimos apoyo del Incaa y un fondo para desarrollo en el extranjero, algo pequeño pero que nos sirvió mucho. Ahora estamos tratando de conseguir financiación para Plata o mierda. Por lo pronto, La sangre en el ojo la presentaré en Toulouse, el Festival de Cine Latino, y ahí ya presenté como proyecto Plata o mierda, y de a poquito estamos viendo si nos presentamos a algún subsidio y al INCAA también.
Terminada la trilogía
con Plata o mierda, ¿seguirás
haciendo documentales?
Creo que ya con esta nueva película se termina para mí esta historia del barrio Don Orione, pero me sigue interesando mucho lo documental, pero un poco más ligado a lo experimental. Por ahí trabajar más plásticamente el film, tal vez interviniendo el material, tengo muchas ideas pero todavía sin mucha precisión.
Es la artista
plástica que puja de atrás, pidiendo espacio.
Si, un poco de eso hay, por eso estoy estudiando serigrafía, tengo ganas de hacer algo con unas películas en Super 8 que hizo mi papá. Algo entre las películas, la fotografía, la serigrafía, algo en relación a las imágenes y los distintos formatos. Pero, por ahora, supongo que estaré en los próximos dos años con Plata o mierda, y al terminar ya veré.