El Fondo Nacional de las Artes anunció los ganadores de los premios a la Trayectoria Artística de este año, entre los que se destacan el dramaturgo y director teatral Mauricio Kartun, el músico León Gieco y la actriz Luisa Calcumil, quienes recibirán el Gran Premio a la Trayectoria. El FNA otorgó también el premio post mortem al dibujante recientemente fallecido Quino.
Mauricio Kartun –dramaturgo, director teatral, maestro de dramaturgia y socio de nuestra entidad– ha escrito más de veinticinco obras teatrales entre originales y adaptaciones. Sus creaciones han ganado en nuestro país los premios más importantes.
Entre los premios a la Trayectoria también cabe destacar los otorgados al guionista y director cinematográfico Juan Carlos Desanzo; a la bailarina y coreógrafa Ana Kamien, vanguardista de la Danza Contemporánea en nuestro país; y al compositor y director musical José Luis Castiñeira de Dios.
Juan Carlos Desanzo, Ana Kamien y José Luis Castiñeira de Dios
El listado completo de los Premios Trayectoria es:
Gran Premio Trayectoria
Mauricio Kartun
Luisa Calcumil
León Gieco
Premio Especial Trayectoria Post Mortem
Quino
Premios Trayectoria:
María Teresa Andruetto – Letras
Carlos Antoraz – Patrimonio e Identidad
María Julia Bertotto – Escenografía y Vestuario
Luis Caporossi – Arquitectura
José Luis Castiñeira de Dios – Música
Juan Carlos Desanzo – Audiovisual
Jacobo “Fito” Fiterman – Gestión Cultural
Ana Kamien – Danza
Manuela Rasjido – Diseño
Norma Rodriguez – Artesanías
Juan José Rossi – Investigación y Educación
Pedro Roth – Artes Visuales
Desde el FNA destacaron las particularidades de esta edición del Premio a la Trayectoria: «Con representación de diferentes provincias y paridad de géneros, el listado va en línea con los pilares que la institución se propuso para este año tan particular: diversidad, solidaridad y gestión federal».
“Adoro el niño que fui. Lo quiero mucho porque es la etapa que me selló, que me marcó mi estilo de ver la vida y la gente, el amor por las cosas que me dieron tibieza, felicidad. Olores, mariposas nocturnas, sonidos, pájaros, sapos, lagartijas, en fin… Un universo maravilloso y mágico”, dijo en una oportunidad Leonardo Favio refiriéndose a esa etapa de la vida que no es otra cosa que el comienzo de la mitología personal: la infancia. Pero hay unas palabras que cobran su verdadera dimensión si se las piensa teniendo en cuenta toda su vida. “Qué contento que estoy pensando en lo contento que voy a estar el día que esté contento”, solía decirse a sí mismo cuando su madre lo llevaba al cine a ver Rin-Tin-Tin.
Leonardo Favio –cuyo nombre era Fuad Jorge Jury Olivera– nació en Las Catitas, departamento Santa Rosa, provincia de Mendoza, un 28 de mayo de 1938. No conoció a su padre pero si la leyenda de aquel rufián de origen sirio que falleció demasiado joven. El apellido de su nombre artístico proviene de su madre, Laura Favio, actriz y guionista de radio teatro. Infancia feliz y terrible a un tiempo, de Luján de Cuyo al internado El Alba junto a su hermano mayor Zuhair o la Colonia Agrelo, de Mendoza, entre tantos otros lugares.
En la selección arbitraria que hace la memoria debe haber un mecanismo secreto que una vez más se pone en evidencia con Leonardo Favio: uno recuerda todo aquello que es, en esencia. Dicho de otra manera, la capacidad de trocar el dolor o acaso vaciarlo hasta que sólo quede la sensibilidad en estado puro, capaz de ser traducido en arte, vale decir en amor. A esto se le llama venir al mundo con el arte encima. Porque es cierto, hay cierta clase de experiencias tan feroces que lo modifican a uno para siempre y en el caso de Leonardo Favio resulta fácil advertir que hubiera podido, en el instante más decisivo y determinante, crecer un centímetro hacia el lado equivocado: el rencor. Y sin embargo, filmó una de las películas más extraordinarias de la historia del cine: Crónica de un niño solo.
Escena de «Crónica de un niño solo»
“En el póster que acompañó a su estreno, el 5 de mayo de 1965 (en los cines Libertador y Paramount de Buenos Aires, con una taquilla muy modesta) un niño sostiene entre los dedos un cigarrillo encendido. Ojos entrecerrados, cabeza rapada al ras, con un hilo de humo que se escapa por la comisura de los labios mientras ensaya la mueca de una sonrisa adulta”, escribe Paulo Pécora, “Esa imagen es la síntesis, la expresión mínima y acabada, de su primera película. Pero también es el primer gesto de un registro personal –un estilo– que siguió desarrollándose con los años. Gran parte de la película se filmó en un edificio donde actualmente funciona la Facultad de Psicología de la Universidad de Buenos Aires, sobre la avenida Independencia, en el barrio porteño de Balvanera”, señala Pécora. “Largos pasillos y enormes salones, en sus escaleras y sus habitaciones vacías, Favio recreó el ambiente frío y deshumanizado de un reformatorio. Allí sembró el germen de un estilo rústico y a la vez refinado que desarrollaría luego en Éste es el romance de Aniceto y la Francisca… y El dependiente. El origen humilde de sus personajes y el ascetismo de los espacios que ellos transitan se expresan mediante una puesta en escena muy compleja, donde sofisticados despliegues de fotografía, cámara y encuadre están matizados por un alto grado de lirismo, emoción y espontaneidad”. Y más adelante agrega: “Más allá de los puntos de encuentro con Un condenado a muerte se escapa de Robert Bresson y Los 400 golpes de François Truffaut que tratan sobre el encierro y la necesidad imperiosa de libertad, en un caso, y sobre la niñez humillada en el otro, el tono de la ópera prima de Favio es decididamente personal”.
Si bien el arte está constituido por herencias, préstamos y diálogos subrepticios, es cierto también que ningún artista quiere deberle nada a sus contemporáneos. Quizá por eso Leonardo Favio se desprendió rápidamente de cualquier movimiento artístico que pudiera etiquetarlo, como en el caso de la Nouvelle Vague. “Nunca voy a narrar algo que no conozco. Mis personajes brotan de la realidad. En mis películas no hay un solo personaje que no esté dentro de mi corazón, que no reaccione como yo hubiese reaccionado”, dijo Favio en una oportunidad.
Para Martín Wain su cine fue de entrada diferente del que realizaban los principales directores de aquellos años, que conformaban la denominada Generación de los 60 o la Nouvelle Vague argentina, a quienes Favio llamaba los amigos de Truffaut. “No tengo nada que ver con ellos, ni en lo intelectual ni en lo sentimental ni en lo económico. Yo tenía otro concepto, creí siempre en el cine industrial, el de Hugo del Carril y Lucas Demare. Yo entendía el cine nacional con acercamiento a lo popular”.
Más allá de estilos o concepciones artísticas, lo cierto es que también hay hermanos espirituales. La crítica especializada ha encontrado muchos puntos de contacto entre Crónica de un niño solo y Los cuatrocientos golpes; naturalmente que Favio no es Truffuaut, Buenos Aires no es Paris y, sobre todo, ni en Francia ni en otro lugar del mundo existió algo parecido al peronismo.
Pero hay una anécdota que cuenta Leonardo Favio que ilustra mucho mejor la idea anterior. Fue en 2006, durante la proyección de su primer cortometraje Los amigos. “El corto nació como una hipoteca que yo tenía con quien era mi compañera de entonces, María Vaner. Todas las mañanas le decía que me iba a estudiar cine con Torres Nilsson, cuando en realidad me quedaba en el bar de la esquina, tomaba un café con leche y me ponía a leer el diario. Le decía eso para que no se me piantara, porque tenía miedo de que se fuera con un intelectual o algún tipo de cine. Iba al bar y a las dos horas volvía. Había arreglado con Babsy (Torre Nilson) que si ella le preguntaba, diría que yo estudiaba con él. Pero llegó el momento en que no podía seguir mintiéndole, porque me preguntaba: ‘¿Cuándo empezás a filmar?’. Así que, como pude, en forma apresurada, rapidito, filmé El amigo. La fortuna hizo que a partir de él me agarrara el amor por esta profesión. Una vez que te pasa eso perdiste, porque quedás pegado al cine para toda la vida. Fue muy difícil porque en esos tiempos no existían las posibilidades que ahora brinda el video, que es un tesoro que tienen las nuevas generaciones. Nosotros no contábamos con esa suerte. Las opciones eran filmar en 16 ó 35 milímetros. Entonces cargábamos con montones de equipos y cosas pesadísimas, y se hacía muy difícil. Entre gallos y medianoches me vi filmando este corto, donde colaboraron, entre otros, mi amigo Oscar Orlegui como protagonista, que era un niño, mi hermano menor Horacio, y muchos amigos de la juventud. Eso es algo muy lindo que tiene este corto, porque fue filmado en el parque de diversiones donde todos eran amigos míos desde mucho tiempo antes. Yo crecí ahí, en el Parque Japonés, que estaba donde ahora se encuentra el Hotel Sheraton. Era un lugar inmenso, no sé cuántas manzanas abarcaba, era un sitio mágico. El corto lo hice con un par de latas de material fílmico que me prestó Torre Nilsson. En realidad me lo prestó de manera forzada, porque me levanté una mañana muy temprano, fui a los laboratorios Agfa y dije que me mandaba él a buscar dos latas de material de 16 mm. Me las dieron y me fui. Una semana después me encontré con Babsy en los estudios Alex y me dijo: “Me parece bien que filmes tu corto, pero la próxima vez que necesites algo, pedímelo directamente”.
Tutor o guía, padre artístico, Favio decía que filmaba para deslumbrar a Torre Nilsson. “Él era el referente de todo lo que hacía”. De autor de culto a convertirse en un referente del cine internacional –varias de sus películas figuran entre las mejores del mundo–, Leonardo Favio logró con sus canciones su cometido de convertirse en un artista popular. “Yo le canto a la vida cotidiana y sencilla. A la simple manera de pensar y de sentir. Por eso estoy seguro de que cuando yo me vaya, cuando llegue esa hora de empacar y partir en alguna recova, un par de vagos reos, una triste sonrisa dibujarán por mí. Y tal vez, digo… tal vez, en la humilde mesa de algún obrero, mandarán a la cama, los niños a dormir. Y en esa sobremesa surgirá mi recuerdo. Con una canción de Favio fue que te conocí”.
Nicolás Testoni y Toia Bonino, autores de «La sangre en el ojo»; y Clarisa Navas, autora de «Las mil y una»
En el cierre del 35º Festival Internacional de Cine de Mar del Plata, nuestra entidad otorgó el premio Argentores a Mejor Guion de Película Argentina de todas las competencias Ex-Aequo a Toia Bonino y Nicolás Testoni por La sangre en el ojo; y a Clarisa Navas por Las Mil y Una.
El jurado estuvo integrado por los miembros del Consejo Profesional de Cine de nuestra entidad Graciela Maglie, Irene Ickowicz y Martín Salinas. El premio consiste en una plaqueta y un premio en efectivo de $ 100.000.
La sangre en el ojo cuenta la historia de Leo, quien después de catorce años en la cárcel, queda en libertad, pero no puede quitarse de la cabeza la idea de vengar la muerte de su hermano. El film refleja un mundo en el que víctimas y victimarios se parecen demasiado.
Por su parte, Las mil y una retrata a Iris, una adolescente de 17 años que ha sido expulsada de la escuela y pasa los días y noches con sus dos mejores amigas, sus primas. Cuando Renata entra en escena, Iris queda fascinada y no pasa mucho tiempo antes de que comiencen a coquetear. Pero los rumores sobre el pasado de Renata son cada vez más fuertes.
«Las mil y una» es el segundo largometraje de ficción de la correntina Clarisa Navas. El título del film está relacionado con un barrio de la ciudad capital de su provincia, Las Mil Viviendas, barrio obrero que da lugar a una pertenencia particular.
Se trata de una iniciativa de la Multisectorial Audiovisual por el Trabajo, la Ficción y la Industria Audiovisual Nacional que integra Argentores
La Multisectorial Audiovisual por el Trabajo, la Ficción y la Industria Audiovisual Nacional lanzará el próximo 12 de diciembre su observatorio de la industria audiovisual argentina denominado “Propuestas para la Industrialización y Recuperación de la Cultura Audiovisual” (PIRCA). Su presentación se realizará en el auditorio Gregorio de Laferrére de Argentores, con transmisión en vivo por streaming para todo el país.
“Hay que destacar la relevancia que adquiere un organismo como PIRCA a la hora de diseñar y proponer a los Estados políticas públicas ajustadas a un diagnóstico certero y con bases científicas. Y que, por primera vez, se busca integrar el enfoque académico junto al sector industrial del audiovisual para conseguir resultados fundados y prácticos. No se trata de lograr un producto, una serie de informes, un diagnóstico, por mero afán academicista; sino de investigar y concluir a partir de la problemática cotidiana que atraviesa a la industria en su conjunto y que esos instrumentos sirvan para mejorarla”, señaló Sergio Vainman, Vicepresidente de Argentores e integrante de la Multisectorial Audiovisual.
PIRCA es un programa de investigación, observación y desarrollo de propuestas para políticas públicas en la cultura audiovisual, la comunicación y las industrias del conocimiento, que estará integrado por representantes de la entidades que conforman la Multisectorial Audiovisual –entre las que se encuentra Argentores–, universidades nacionales, investigadoras/es académicos, productoras/es de amplia trayectoria en las industrias culturales, investigadoras/es del CONICET y centros de investigación académicos y sociales.
Sus objetivos serán teorizar y proponer sobre la evaluación permanente de las Industrias Culturales y del Conocimiento, sus regulaciones y políticas públicas nacionales e internacionales, con especial incidencia en la producción audiovisual Argentina y Latinoamericana. La intención es realizar un aporte a la construcción e integración de los mercados culturales de la región y el resto del mundo.
El observatorio también elaborará información estadística, analizando los distintos campos de acción: cine, radio, televisión, plataformas VOD y OTT, junto a los nuevos servicios de comunicación y medios audiovisuales. Además, se planea generar publicaciones mensuales digitales de interés para funcionarios públicos y legisladores, empresas del sector audiovisual, productores de radio, tv, cine y publicidad, como así también para el periodismo especializado y político.
SU ORGANIZACIÓN
PIRCA estará conducido por un Consejo Académico integrado por dos prestigiosos Directores, la Dra. María Carolina Justo Von Lurzer y el Lic. Osvaldo Nemirovsci, junto a ellos cinco consejeros representantes de Universidades Nacionales, cuatro miembros que pertenecen a la Multisectorial Audiovisual y representantes de instituciones con quienes se concretaron convenios marco de colaboración mutua como la Bicameral de Comunicación del Honorable Congreso de la Nación.
El Consejo Académico será el responsable de generar anualmente un organigrama de trabajo para el desarrollo de temáticas en las siguientes áreas o departamentos de investigación:
1. Legislación y Políticas Públicas: Análisis de los programas, regulaciones y normativas vigentes en el territorio nacional y provinciales.
2. Mercado y Modelo productivo: Producir
análisis estadísticos y económicos de la actualidad, tendencias en el sector en
Argentina y latinoamericana en cine, televisión, audiovisual
(VOD), música, radio e internet (OTT), los medios de
financiación e inversiones y sus diversas comercializaciones.
3. Condiciones laborales y equidad de género: Analizar
las condiciones y relaciones laborales en la industria. Desigualdades de género
en la inserción y desarrollo de carrera. Brechas salariales. Integración,
equidad y diversidad en los derechos laborales, autores y de interprete.
4. Formación y capacitación: Analizar los
perfiles de formación en las carreras de audiovisuales y las vinculadas a la
industria (perfiles de los cursantes, las prácticas profesionales, etc.).
Relación entre ingresantes, cursantes y egresados. Políticas de acompañamiento
a la inserción laboral.
5. Representaciones audiovisuales: Formas de representación
y construcción de estereotipos de género, corporalidades, colectivos LGTBIQ+, y
de diferentes grupos de interés para el sector (gremios, sindicatos,
trabajadorxs, entre otros). Estas investigaciones puede dar un mapa de cómo
está el sector en relación a normativas nacionales y convenciones
internacionales.
6. Prácticas culturales de las audiencias: Estudios
sobre consumos culturales audiovisuales en relación a plataformas,
dispositivos/pantallas, contenidos. Estudios de recepción en relación a
determinados contenidos. Recortes por edad para analizar diferentes tipos de
consumos. Estos estudios brindarían insumos para pensar las producciones, las
formas de llegar a las audiencias y pensar cómo potenciar el sector.
Además, el Consejo Académico de PIRCA delineará un Plan de
Trabajo para el 2021 de acuerdo a su presupuesto y disponibilidad de los investigadores
académicos.
Andrea Afanador, Beatriz Novaro y Fernando Castets
Este miércoles 2 de diciembre, a las 13.30, se realizará un encuentro online de calificados autores/tutores de América Latina, quienes intercambiarán diversas experiencias que confirman la importancia de los programas de lo apoyo a la escritura de guiones a la luz de sus resultados.
El panel estará disponible online a partir de ese día en la plataforma, pulsando aquí: Ventana Sur Online. Al acceder a la misma se deberá elegir la opción para registrarse, disponible abajo a la derecha. La acreditación es gratuita para los argentinos.
El encuentro es organizado por el Consejo Profesional de Cine de Argentores y la Comisión de Cine de SADA, en el marco del mercado de guiones co-creado también por ambas entidades en Ventana Sur.
En esta oportunidad, el moderador será Gonzalo Maza, guionista, director y productor chileno, co-autor, entre otras, de Una mujer fantástica (2017) que obtuvo el Oso de Plata al mejor guion y el premio Oscar a la Mejor Película Extranjera.
El panel estará integrado por Andrea Afanador, comunicadora social dedicada a la gestión audiovisual que actualmente ocupa el cargo de Directora de Programas del Fondo para el Desarrollo Cinematográfico (FDC) en Colombia; Fernando Castets, guionista argentino, autor de El mismo amor, la misma lluvia, Luna de Avellaneda y El hijo de la novia, nominada al Oscar a Mejor Película Extranjera en 2002; y Beatriz Novaro, guionista mexicana, guionista de Lola, Danzón y El Jardín del Edén dirigidos por María Novaro, así como Érase una vez, dirigida por Juan Carlos Rulfo y Viaje redondo, por Gerardo Tort.
En todo acto
fundacional hay un componente mitológico. Quizá también en eso resida la
importancia de cierta clase de conmemoraciones, recordatorios o aniversarios. No
se trata sólo de legar a las futuras generaciones la impronta de determinadas
fechas ligadas a acciones que resultan necesarias salvar del olvido; por sobre
todo se trata de lograr que, con el pasos de los años, incluso de los siglos,
haya siempre una posibilidad de lo más esencial: seguir rescatando de entre los
escombros de las palabras restos de verdad, por más mínima que sea, con la
esperanza de dar un día con una muestra arqueológica lo suficientemente sólida
capaz de revertir definitivamente un discurso homogéneo, discurso que
generalmente está del lado del poder de turno. Mucho de esto hay en cada 30 de
noviembre para quienes amamos el teatro en todas sus manifestaciones.
El Día Nacional del Teatro se celebra para recordar la inauguración del Teatro de la Ranchería en 1783, época en que Buenos Aires estaba bajo la monarquía Católica de España. Dos hechos trágicos imponen un revisionismo: un incendio que devastó ese mismo teatro unos años más tarde y la pérdida casi completa –producto de ese incendio sólo se conserva el segundo acto– de la obra Siripo, escrita por Manuel José de Lavardén, dramaturgo y periodista, precursor de la Revolución de Mayo. Siripo, considerada la primera obra no religiosa escrita en nuestro país, narra la destrucción del fuerte Sancti Spiritus y la leyenda de Lucía Miranda, cautiva española en manos de los indios. Sólo que Lucía Miranda nunca existió”, escribe Lorena Misetich a propósito de la obra A Lucía Miranda la perdió su belleza, fue producto de la imaginación de Ruy Díaz de Guzmán, conquistador y cronista criollo, quien a comienzos del siglo XVII escribió La Argentina manuscrita y entre sus cuentos registra la historia de esta mujer que llegó en un barco español. Pero como sucede con el pasado, y sobre todo el de nuestro país, existen dos versiones de los hechos, y a través de relatos orales quedan vestigios de estos mitos populares. Así fue que una noche el dramaturgo y director Daniel Fermani se encontró al folklorista mendocino Don Antonio Entre Ríos, y él con su sabia memoria le contó la vida de Lucía Miranda”. Después de dos años de investigación y recopilación, el director decidió impregnar la fábula de teatro experimental, señala la periodista, y junto a la compañía Los Toritos estrenaron en Le Parc durante 2014 A Lucía Miranda la perdió su belleza, “texto que remarca una parte controvertida de la época colonial”, concluye. Y en palabras del propio Fermani: “Es una obra compleja y larga, de las más largas que hemos hecho. Y fue necesario mucho rodaje. Lo que pasa que esta crónica es la base con la que se va a construir la historia Argentina. La crónica original de 1612 se perdió, y se encontró una copia manuscrita a mediados del siglo XIX. Eso fue tomado como historia verdadera, hasta el siglo XIX, cuando el revisionismo histórico se dio cuenta de que ninguna mujer venía de las primeras expediciones españolas”. Por su parte, Lorena Misetich señala que en época de conquista, el fuerte Sancti Spiritus, entre las desembocaduras del río Carcarañá y Coronda (Santa Fé), el pueblo indígena Los Timbúes fue víctima de hostigamientos y humillación por parte de los españoles. Cansados deciden echarlos del lugar. Y en el medio de este enfrentamiento, nace la tragedia de Lucía. “La historia era al revés”, dice Daniel Fermani, “Ruiz Díaz de Guzmán lo escribió de este modo así se congraciaba con la corona, porque Lucía era imposible que viniera en un barco, sino que como todos sabemos, los españoles les robaban las mujeres a los indígenas. Es así que el relato dice que el cacique de los Timbúes se había enamorado de la mujer y decide destruir el fuerte para quedarse con ella. Como muere el cacique, el hermano decide quemarla en una hoguera, y a su marido Sebastián Hurtado lo hace matar a flechazos. La hoguera es algo típico de la inquisición española, los indios jamás quemaron a nadie”.Lorena Misetich concluye señalando que esta concepción de los indígenas como salvajes y sin alma termina años más tarde con la Campaña del desierto: “Ahora Fermani pone a expensas de la historia el teatro como punto de revisión y revalorización de la leyenda”.
El Teatro de
la Ranchería,
por entonces ubicado en las actuales calles de Alsina y Perú, funcionó gracias
a la motivación de Juan José de Vértiz y Salcedo,
durante su segunda gobernación como Virrey de Buenos Aires, perteneciente al
Virreinato del Río de la Plata. El Cabildo aprobó la propuesta del Virrey y
recomendó que «se evite la mezcla de los dos sexos» entre la
audiencia. Pero un 16 de agosto de 1792 un incendio se propagó entre sus techos de paja y destruyó
el teatro por completo, producto de fuegos artificiales
provenientes de la Iglesia
de San Juan Bautista, durante la celebración de las fiestas patronales. La sala
se había habilitado en forma provisoria en lo que era un galpón de depósito,
“con la idea de construir más tarde un recinto definitivo, pero ese proyecto
nunca se llegó a concretar. Desde un principio bastante humilde y cuestionada,
la sala poco a poco se fue transformando en el centro de la actividad lírica y
teatral de la ciudad, gracias a la buena elección de obras y autores de la
lírica y el teatro clásico español”.
Casa de Comedias, así lo había pensado el virrey Juan José de Vértiz y Salcedo al lugar
donde nacería el Teatro Nacional. “No solo lo conceptúan muchos políticos como
una de las mejores escuelas para las costumbres, para el idioma y para la
urbanidad general, sino que es conveniente en esta ciudad que carece de
diversiones públicas”, señaló en aquel momento frente a las autoridades. Quién
sabe si durante su breve período de vida, no resultó demasiado bueno para las
costumbres y el idioma. Sobre todo lo último, lugar de donde nace el
pensamiento hasta volverse crítico, independiente. La esencia misma del Teatro.
El guionista Martín Ochoa fue galardonado con el Premio Argentores al Mejor Guion Largometraje por su film Una casa con diez pinos, en el marco de la 17ª edición del Festival de Cine con Vecinos. Saladillo 2020, que se desarrolló entre 3 y 7 de noviembre.
La distinción, otorgada por el Consejo Profesional de Cine de Argentores, consiste en una plaqueta grabada que será entregada al autor.
Una casa con diez pinos es una película filmada en Villa Mercedes y El Morro, provincia de San Luis, durante setiembre de 2018, y cuenta la historia de Vicente, quien busca aliviar su karma personal ayudando a pobladores en zonas rurales, aunque su misión lo exponga a perder su libertad. El film tiene al cannabis medicinal y la Ley de Autocultivo como eje de su relato.
Trailer de «Una casa con diez pinos». Un recuerdo del pasado atormenta al viejo Vicente que buscando aliviar su karma, recurre a la ilegalidad para ayudar a pobladores en zonas rurales, aunque su misión lo exponga a perder su libertad
Se pueden discutir los nombres de las ciudades, de las calles, de las plazas, lo que no se puede discutir son los nombres que el pueblo elige para su esperanza.
Murió el autor del gol más importante de todos los tiempos, el creador de frases inolvidables, el dramaturgo de su propio destino, y un poco también del nuestro. Y la sociedad general de autores y autoras de la Argentina también quiere despedirlo.
Hay quienes lloraron a Gardel, a Evita, ahora nos toca llorar a nuestra leyenda contemporánea. Le decimos adiós a una personalidad de la cultura nacional: no se escribe igual después de la gambeta de Maradona a los ingleses; no se canta igual, después del Diego entonando nuestro himno furiosamente en Italia; no se vive igual después de que un pibe pobre de Villa Fiorito nos enseñara que buena parte de nuestra riqueza tenía la edad de sus jugadas.
Colmado de contradicciones, como Martín Fierro o nuestra propia historia, este dios rebelde, vino a nacer en esta tierra, hijo de nuestra orfandad, hermano de nuestra esperanza. Porvenir eterno de nuestra memoria, su danza humana queda en nosotros. Él muere con nuestros muertos, él vive con nuestros sueños.
Argentores despide con dolor a una destacada personalidad de la radio y el periodismo de nuestro país
Sus títulos, en estos momentos, están en este doloroso aquí y ahora a la vista y al oído de todas y de todos. Son inacabables. Si sólo tuviéramos que nombrar la base de su formación, alcanzaría con la licenciatura y el profesorado de Ciencias de la Comunicación, pero el sostén de su vida fue su militancia.
Gráfica, radio, televisión, gestión… no dejó rincón sin ponerlo al servicio de sus ideales. Si tuviéramos que quedarnos con dos de los cientos de nombres donde dejó su huella, quizás podríamos encerrar sus fulgores en la revista Humor y en la Dirección de Radio Nacional, desde donde su federalismo hizo “cantar las 40” a lo largo y a lo ancho del país.
Pocas heridas tienen la saña de la desaparición de su hermano en plena dictadura. Pero ella puso su vida entera al servicio de esa inmensidad de hermanas y hermanos que es la sociedad. Su pasión tuvo la misma talla y la misma fuerza que su figura, y desde allí fue limpiando con su mirada tan intensa como un faro cada una de las desprolijidades de todas las trampas. Como si no alcanzara con eso, usó su arma secreta: la ternura que reservaba para quienes pensaban como ella para mejorar el mundo y para quienes no lo hacían, para alumbrar el empinado camino hacia su verdad.
Argentores tuvo el privilegio de que la hiciera sentir como su casa. Y no podía ser de otra manera: las celebraciones del Día de la Radio solían tenerla al frente de la ceremonia por la cual se entregaba el Galardón Susini a quienes lo habían ganado por su trayectoria y o su talento. Siguiendo con el criterio de nombrar poco para significar tanto, la Radio que creó Susini y ella tenían la misma misión… Es por eso que seguirá viva para siempre: Mona Moncalvillo.
Así terminaban las justificaciones de los premios: con el nombre de la Autora o el Autor al final. A partir de hoy, que no nos alcanzan las palabras para agradecer su inteligencia y su arisca sensibilidad, hablamos y hablaremos siempre de ella en eterno presente.
Seguramente no haya mayor aspiración para un artista que ser identificado con una obra que de algún modo sintetice todo su recorrido estético y logre ser parte del imaginario cultural de un pueblo hasta alcanzar la dimensión de un clásico, tal como lo entendía Borges: “Clásico es aquel libro que una nación o un grupo de naciones o el largo tiempo han decidido leer como si en sus páginas todo fuera deliberado, fatal, profundo como el cosmos y capaz de interpretaciones sin término”.
No cabe la menor duda de que Sergio De Cecco –conocido también bajo el seudónimo de Javier Sánchez y Amadeo Salazar– alcanzó esa cima. Nacido un 29 de mayo de 1931, falleció un día como hoy, hace ya 34 años. Reconocido guionista de radio y titiritero, su aspiración primera era encarnar personajes más que hacerlos surgir de su imaginación. Quería ser actor, tuvo que conformarse con ser un dramaturgo genial. “En 1964, Sergio De Cecco escribió El reñidero tomando como base a la Electra de Sófocles“ escribe Cecilia Hopkins: “Se trata de uno de los tantos ejemplos de cómo la literatura clásica ha inspirado a dramaturgos argentinos de diversas épocas. Autores tan dispares como Horacio Rega Molina, Juan Carlos Ferrari y Osvaldo Dragún tomaron de tragedias y comedias griegas un conjunto de personajes y motivos característicos, para reelaborarlos desde otro punto de vista o incluso, para concretar sabrosas parodias, como Mauricio Kartun en Salto al cielo, sobre Las aves, de Aristófanes. Entre los acercamientos al teatro de Sófocles, Leopoldo Marechal en 1951 y Griselda Gambaro, en 1986, reescribieron la historia de la condena de la hija de Edipo en sus respectivas Antígona Vélez y Antígona furiosa, contextualizándola en el campo, en el primer caso, y en Buenos Aires, en el segundo. Precisamente en el límite que separa el mundo rural y la ciudad capital, hacia 1905, tiene lugar la tragedia contenida en El reñidero. De Cecco distribuye los roles clásicos en un área marginal en el que toda cuestión se dirime a punta de cuchillo. Allí aparece la barriada de Palermo retratada como el reino del terror, un arrabal donde se vive “a rempujones, a puro estrilo, daga y sangre”.
Las únicas leyes respetadas son las que dicta una ética primitiva basada en el culto al coraje. Es por esto que el reñidero –la pista de arena donde luchan los gallos para distracción de los hombres– se instala como para graficar la realidad social que viven estos guapos y gauchos. Las cuentas pendientes que tienen con la Justicia los obliga a aceptar una única oportunidad de trabajo: el ponerse al servicio de los caudillos políticos, ya sea para guardarles sus espaldas o para eliminar a sus adversarios. En estos menesteres emplea su tiempo Pancho Morales (Agamenón, en la tragedia de Sófocles), esposo de Nélida (Clitemnestra), padre de Elena (Electra) y Orestes, el único que conserva el nombre clásico. Al margen de la conflictiva social que presenta, en la obra existe un espeso sistema de relaciones de amor-odio que vincula a padres e hijos tomado directamente, claro está, de la obra de Sófocles, pero que De Cecco –a tono con el auge del psicoanálisis en los ‘60– convierte aquí en un surtido muestrario de insanas devociones filiales, rivalidades y mandatos insoslayables”.
Siempre renovada y vuelta a representar, Eva Halac dirigió la obra y la estrenó en el Teatro Regio durante el 2009. A propósito, la directora señaló durante una entrevista realizada por Laura Rosso: “Sergio era titiritero y hacíamos títeres en mi casa desde toda la vida. En mi casa no había living, había un teatro de títeres. El era muy amigo de mi madre y yo lo quise muchísimo, fue muy querido por toda mi familia y para mí fue casi un tío. Tengo un recuerdo muy agradable, muy profundo. No puedo hablar de El reñidero, en este caso, y separarlo de su autor. Si bien yo después tuve que hacer un trabajo aparte con el texto para poder dirigir la obra, también sé muchas cosas del autor que puede ser que me hayan servido, o no.” Y en momento, agrega. “De Cecco era amante del género popular. De hecho, esta obra empezó como un radioteatro. No tenía amor por las experiencias crípticas o intelectuales. Creo que utiliza los personajes y las circunstancias de la tragedia de Sófocles para contar algo del destino. Y lo que logra es hacer una reflexión, plantear un interrogante sobre el origen de la violencia. Toda obra tiene una cuestión local y una cuestión universal –si está bien hecha– y esta obra lo tiene. Hay una anécdota local que corresponde al Buenos Aires del 1900 y remite a un universo que nos pertenece a todos y que no tiene ya que ver con los tiempos, ni con las épocas, ni con los espacios sino con lo humano, y creo que ahí es donde entra la tragedia de Sófocles, bien utilizada en este sentido porque la violencia y el destino es algo que no pertenece a ningún tiempo y lugar”.
Escena de «El Reñidero»
El reñidero fue llevada al cine en 1965, bajo la dirección de René Mugica y obtuvo el tercer premio del Instituto de Cinematografía y fue seleccionada para participar en el Festival Internacional de Cine de Cannes, Francia. Entre muchas otras obras cabe destacar El gran deschave, escrita en colaboración con Armando Chulak, estrenada 1975 bajo la dirección de Carlos Gandolfo y con la que obtuvo el Premio Argentores.
Será organizado por el Instituto Nacional del Teatro
El Ministerio de Cultura de la Nación y el Instituto Nacional del Teatro invitan a un encuentro virtual el lunes 30 de noviembre con motivo de celebrarse el Día Nacional del Teatro, con el deseo de compartir el espacio e interactuar con la comunidad en general, y con la comunidad teatral en particular, en el epílogo de un año impregnado de dificultades para las artes escénicas.
El evento virtual se realizará en vivo y se trasmitirá por la plataforma Virtual Mov. Al ingresar a ella las y los participantes podrán geolocalizarse en la Plaza San Martín de Santa Rosa, La Pampa, ciudad donde el año próximo se desarrollará la 35° edición de la Fiesta Nacional del Teatro. Por esta razón, la transmisión en vivo se realizará desde el Teatro Español de esta localidad, que contará con la presencia de autoridades del Ministerio de Cultura, del Instituto Nacional del Teatro, del Gobierno de La Pampa y de la Municipalidad de Santa Rosa, con quienes también se articula el encuentro. Además, se prevé la instalación de pantallas con la transmisión desde la misma plaza, contemplando la viabilidad de asistencia de público con estrictos protocolos sanitarios.
Estarán presentes —de manera virtual— trabajadoras/es de las comunidades teatrales de todas las regiones culturales del país, quienes compartirán reflexiones, trabajos, deseos, definiciones y resignificaciones sobre el teatro en un año complejo y de numerosas dificultades para la actividad, tanto en el país como en el mundo. El encuentro a través de esta plataforma permite la transmisión en vivo de material audiovisual y posibilita el encuentro, la interacción y la participación de toda la comunidad en una serie de acciones concretas.
La conducción en vivo estará a cargo de la Artista Travesti Sudaka Susy Shock, quien es música, actriz y escritora; la periodista pampeana Felicitas Bonavitta y el actor y director sanjuanino Ariel Sampaolesi.
Durante el encuentro también se compartirá una síntesis de lo acontecido durante el año a nivel teatral e institucional, se anunciarán acciones de gestión futuras, se compartirán intervenciones artísticas y se lanzará formalmente la plataforma INTeractuar, un nuevo sitio para compartir espectáculos teatrales registrados en formato audiovisual.
EsTeatro
En el transcurso de la transmisión en vivo se trabajará conceptualmente sobre el disparador “Qué es Teatro”, con el propósito de generar un debate amplio en función de la complejidad y transformación que vive el sector en particular. Los organizadores invitaron a quienes deseen compartir sus reflexiones a hacerlo mediante videos en redes sociales con el hashtag #EsTeatro, mencionando al Instituto Nacional del Teatro, de modo que puedan ser compartidas en las redes del Instituto.
INTeractuar.gob.ar
Esta nueva plataforma, servirá de base para transmitir y compartir contenido de teatro en formato audiovisual, tanto grabado antes de la pandemia como durante el Aislamiento Social Preventivo y Obligatorio, dispuesto por el Poder Ejecutivo Nacional. El estreno de la plataforma será propicio para la transmisión abierta y gratuita durante todo el día de obras del Catálogo de Espectáculos del INT, y otras invitadas para tal fin:
Todo tendría sentido si no existiera la muerte (CABA)
Hijo del campo (RÍO NEGRO)
Bailemos sobre las cenizas, Hamlet (JUJUY)
Vientre, el hueco de donde venimos (CABA)
El telescopio Chino, un secreto Patagónico (MENDOZA)
La transmisión en vivo del evento durará alrededor de 2 horas. Completan la programación diversos contenidos de cada una de las provincias del país teatral. Habrá, además, intervenciones pregrabadas y saludos institucionales de organismos públicos nacionales, de espacios teatrales e instituciones vinculadas a la actividad.
DarSala
Durante el encuentro, también, se promoverá la participación colectiva en diferentes acciones, con el objetivo de sumar voluntades para que la actividad retorne —paulatinamente y con las medidas correspondientes— a la presencialidad.
En el marco de las recientes novedades respecto de los protocolos para la reanudación de las actividades escénicas con y sin espectadores, y considerando que hay distritos en distintos puntos de la Argentina donde comienzan a planificarse actividades con asistencia de público y los cuidados pertinentes, es que este encuentro se propone también ser un espacio preparatorio para el inminente regreso de la presencialidad a los espacios teatrales. Como esa energía especial compartida entre artistas en el momento previo a “dar sala”, que implica además el contacto próximo con el público, la idea también es compartir ese deseo colectivo y postergado desde el mes de marzo.